Científicas en Colombia. Carolina Romero
a que cada vez el sesgo de género en el país es más pequeño, aún persisten prácticas discriminatorias en el sistema que se acentúan a medida que aumenta el cargo de poder y el salario. Además, Tovar (2008) resalta que una las principales dificultades que encontró para realizar su investigación fue la falta de información desagregada por sexo.
Por su parte, Lis (2012) realizó un análisis de género en el liderazgo de los grupos de investigación de las áreas de Economía y Administración que para la época estaban vinculados a Colciencias. Mediante el uso de indicadores como el de distribución horizontal, distribución vertical, índice de feminidad, índice de masculinidad, índice de Duncan, índice de segregación e índice de contribución al sexismo, la autora encontró que en estas áreas el liderazgo femenino en los grupos es sustancialmente menor que el masculino; además, gran parte de los grupos liderados por mujeres pertenecían a una de las categorías más bajas del escalafón que clasificaba a los grupos, la categoría D.
Uribe Valencia (2014) llevó a cabo una revisión de literatura sobre las políticas de género que en cierta medida han contribuido a la vinculación femenina en el Sistema de Ciencia y Tecnología. En su análisis, Uribe Valencia sintetiza las normas, leyes y decretos nacionales que se han adelantado en el país como parte de los compromisos adquiridos con organizaciones internacionales como la OEA, la OCDE y la Unesco. Su principal hallazgo es que, si bien el Gobierno ha centrado en sus esfuerzos en promover la equidad de género en el acceso a la educación primaria, básica y secundaria, en Colombia no se ha diseñado una política de género exclusivamente para el ámbito científico. Finalmente, la autora plantea que en la medida que se desagreguen las estadísticas por género y se generen indicadores será posible formular y ejecutar políticas acertadas.
Más recientemente, Daza et al. (2016) presentan un panorama sobre la situación de las mujeres en el SNCTeI en Colombia, donde, tal como señalan los autores, se evidencia que, lamentablemente después de trece años, cuando Olaya (2013) hizo el primer estudio sobre la situación de las mujeres en el SNCTI, no ha sido posible mejorar sustancialmente la calidad y, sobre todo, normalidad de las cifras. Si bien los autores realizan un análisis estadístico que permite ver cómo persiste la participación desigual de las mujeres en actividades de investigación, llaman la atención sobre la interpretación que se realiza y las posibles soluciones que se proponen. En este sentido, invitan a considerar que la ciencia y la tecnología no son neutrales: nacen de un contexto social e histórico con valores e intereses sociales intrínsecos, por lo que invitan a pensar y hacer ciencia de una forma que «se fije más en los individuos que en el individualismo, más en lo subjetivo que en lo objetivo, en la colaboración y solidaridad antes que en la competencia» (p. 332).
En este orden de ideas, los aportes realizados por los autores antes mencionados contribuyen a la identificación de una problemática en términos de género y ciencia en el país. Y si bien ahora es posible encontrar un mayor número de información desagregada por sexo, los indicadores aún parecen no ser suficientes ni producirse con la periodicidad y detalle necesarios.
Conclusión
Desde la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer en 1981, el Gobierno colombiano ha desarrollado acciones en favor del reconocimiento y reivindicación de los derechos de las mujeres, siempre en concordancia con lo estipulado desde las organizaciones de derechos internacionales. Lo propuesto a la fecha establece una sociedad justa y equitativa que desde los diferentes ámbitos trabaja por la eliminación de las inequidades y desigualdades de género existentes en el país. Sin embargo, el proceso de implementación ha sido descontinuo, y se ha avanzado más en términos normativos que en la aplicación efectiva de políticas.
En el ámbito de la educación, los programas y las políticas han sido constantes en cada Plan de Desarrollo y Plan de Educación se ha considerado la igualdad de género como un objetivo esencial a alcanzar. En cuanto a la relación entre género y ciencia, hasta 2020 en Colombia no se han diseñado políticas públicas especificas en el tema. Pese a los estudios que demuestran la inequidad en el campo científico, en el país el avance ha sido lento: los programas propuestos son de iniciativa privada, y aún no se ha instituido ninguna política pública de género y ciencia.
Así mismo, las leyes con las cuales se rige en la actualidad el SNCTeI en Colombia no contemplan lineamientos o estrategias claras para establecer la igualdad de género en ciencia y tecnología. Pese a ser el recurso humano un factor determinante en la generación de conocimiento y desarrollo de nuevos procesos tecnológicos, y teniendo en cuenta que las desigualdades en este campo son ampliamente conocidas a nivel nacional e internacional, no se contempla una diferenciación entre hombres y mujeres. En los siguientes capítulos presentaremos un análisis de la actual situación de las científicas colombianas en el SNCTeI, con el objetivo de vislumbrar un diagnóstico que en conjunto con la documentación referenciada sea de utilidad para proponer lineamientos de una política pública de género y ciencia.
1 La economía del cuidado fue definida en la Ley 1413 como todas aquellas actividades no remuneradas que se efectúan en el hogar, y que son de vital importancia en el desarrollo económico de la sociedad.
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