A mis padres no les importo. Rosa María Boal Herranz
la OMS[1] publica un informe para dar a conocer datos y pautas acerca de este trastorno psicológico. En este informe recoge algunas estadísticas que ponen de manifiesto que afecta a más de 350 millones de personas en el mundo y que es la principal causa mundial de discapacidad. Como consecuencia puede desencadenar el suicidio, se producen más de ochocientos mil suicidios al año por esta causa. Entre los 15 y 29 años es la segunda causa de muerte. Cuando es de intensidad moderada o grave puede ser incapacitante para realizar las actividades normales de la vida diaria tanto laborales, como sociales y familiares. Es más frecuente en la mujer que en el hombre. Es un problema psicológico que va en aumento. La Asamblea Mundial de la Salud urge a los Estados miembros a la colaboración entre los distintos países para abordar este problema desarrollando planes dirigidos a las personas jóvenes, porque aunque hay tratamientos adecuados, más de la mitad de los afectados no reciben tratamiento.
Anteriormente, la OMS había elaborado y publicado otro informe, en esta ocasión centrado, específicamente, en la depresión en los adolescentes titulado Health for the world’s adolescents[2] («Salud para los adolescentes de todo el mundo»), con fecha del 14 de mayo de 2014, para manifestar la preocupación por este problema psicológico en esta etapa de la vida. Señala que es la principal causa de enfermedad y discapacidad de ambos sexos entre los 10 y 19 años y considera el suicidio como la tercera causa de mortalidad entre estas edades. Insta a los países a tomar medidas para responder eficazmente a la curación de los problemas psicológicos y a la prevención de la salud mental de los menores, ya que en la adolescencia se sientan las bases de la salud mental de la vida adulta. Aporta los siguientes datos:
a) Principales causas de muerte entre los adolescentes:
Traumatismos causados por automóviles.
VIH/Sida.
Suicidio.
Infecciones de las vías respiratorias inferiores.
Violencia.
Diarrea.
Ahogamiento.
Meningitis.
Epilepsia.
Trastornos endocrinos, hematológicos o inmunitarios.
b) Principales causas de enfermedad y discapacidad:
Depresión.
Traumatismos causados por el tránsito.
Anemia.
VIH/Sida.
Lesiones autoprovocadas.
Dolores en la espalda y el cuello.
Diarrea.
Trastornos de ansiedad.
Asma.
Infecciones de las vías respiratorias inferiores.
La depresión es de interés prioritario en el Programa de Acción de la OMS para promover y mejorar la salud mental. Su objetivo es ayudar a los países a mejorar y ampliar los servicios de atención para personas con alteraciones mentales. Insiste en que mejorar los datos mediante la información y la formación sobre la salud de los adolescentes es una necesidad y se deben crear programas para abordar este problema. Y propone que la ayuda psicosocial y la medicación lleguen a millones de personas con trastornos mentales, entre ellos la depresión, de cualquier lugar del mundo y clase social para que les permita tener una vida normalizada y saludable.
2. Tipos de trastornos depresivos
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V)[3] establece diferentes modalidades de trastornos depresivos. Voy a hacer una breve exposición de dos de estas modalidades por ser frecuentes en la práctica clínica: 1. Trastorno de depresión mayor, y 2. Trastornos depresivos persistentes.
2.1. Trastorno de depresión mayor: Definición
En la depresión mayor se manifiesta un estado de ánimo deprimido con déficit del interés y de la capacidad de disfrutar. Se experimenta pérdida o reducción de la energía y se produce una disminución visible de la actividad. El Ministerio de Sanidad y Consumo[4] define la depresión mayor como:
«Un trastorno del humor, constituido por un conjunto de síntomas, entre los que predominan los de tipo afectivo (tristeza patológica, desesperanza, apatía, anhedonia, irritabilidad, sensación subjetiva de malestar) y se pueden presentar también síntomas de tipo cognitivo, volitivo y físicos. Podría hablarse, por tanto, de una afectación global del funcionamiento personal, con especial énfasis en la esfera afectiva» (p. 39).
Para el diagnóstico del trastorno de depresión mayor se requiere la presencia de entre cinco o más (dependiendo del grado de depresión) de los síntomas recogidos en el DSM-V (tabla 1) y que hayan estado presentes durante el periodo mínimo de dos semanas. Si bien, puede consolidarse como crónico y mantenerse durante meses o años. De estos cinco o más síntomas, al menos uno debe ser tener un estado de ánimo deprimido o experimentar una pérdida de interés o de placer por actividades que habitualmente sí producían placer, como juegos, relaciones sociales, actividades de ocio, etc.
Tabla 1: Síntomas de la depresión mayor (DSM-V)[5]
Los síntomas causan grave malestar y pueden producir incapacidad y deterioro en la vida de la persona en las áreas personal, social, laboral u otras actividades de la vida del sujeto.
2.2. Trastornos depresivos persistentes: Definición
Los trastornos depresivos persistentes son el trastorno de depresión mayor crónico y el trastorno distímico o distimia. El trastorno de depresión mayor se considera crónico cuando, una vez que se ha presentado el trastorno de depresión mayor, el estado de ánimo depresivo se mantiene durante meses o años. En cuanto al trastorno de distimia, se diagnostica cuando se describe un estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día, presente más días que los que está ausente, según se desprende de la información subjetiva del sujeto o de la observación por parte de otras personas. La duración o tiempo que deben estar presentes los síntomas es un mínimo de dos años (en niños y adolescentes un año). Estos dos trastornos se diferencian en cómo es su inicio, en la forma de comenzar. En el primer caso, irrumpe una depresión mayor que se mantiene a lo largo del tiempo. En el segundo caso, no hay depresión mayor de inicio, solo se presenta un estado de ánimo distímico permanente.
Los síntomas del trastorno depresivo persistente distímico que se requieren para establecer el diagnóstico son dos (o más) de entre los recogidos en la tabla 2.
En los dos tipos de trastorno los síntomas causan malestar clínicamente significativo y pueden producir deterioro en las distintas áreas de la vida del sujeto y en su funcionamiento. Este malestar no puede ser atribuido a otros efectos como ingesta de sustancias u otra enfermedad médica. Durante el trastorno distímico pueden sucederse intervalos con síntomas de depresión mayor que deben ser diferenciados de la distimia y diagnosticados como depresión mayor. La diferencia respecto al trastorno de depresión mayor es que el distímico se caracteriza por síntomas depresivos menos graves que se han mantenido durante dos o más años, en niños y adolescentes un año.
Tabla 2: Sístomas del trastorno depresivo persistente distímico o distimia (DSM-V)
La depresión, en muchos casos, no suele presentarse de forma aislada como un cuadro único sino que es habitual su asociación a otras alteraciones psicopatológicas. Va acompañada de síntomas de otros trastornos relacionados con ella, lo que se conoce como trastornos comórbidos. Por comorbilidad se entiende la unión de dos o más alteraciones que se presentan simultáneamente. Muchas personas,