A mis padres no les importo. Rosa María Boal Herranz
de motivación y de no tener un sentido de vida claro, y a nivel corporal sensación de abatimiento y falta de energía. La actitud ante la vida es la de esperar que le sucedan cosas negativas, tiende a resaltar y seleccionar los hechos negativos de su vida más que los positivos, reafirmándose en su sentimiento de inferioridad y de no ser merecedora de nada bueno. El estado de baja o muy baja autoestima, cuando es constante, puede llevar a una vida de insatisfacción personal, tristeza y depresión. Los distintos niveles pueden expresarse con diferentes grados de intensidad de la autoestima, que van a tener su reflejo en el estado de ánimo.
c) La autoestima es modificable a través de un cambio de la propia autovaloración. La baja autoestima puede cambiar de signo negativo a positivo variando la interpretación de las experiencias vividas y, especialmente, modificando la propia autovaloración. Puede cambiarse por el propio deseo y el empeño diario de crear una valoración más objetiva y real. Todas las personas son capaces de transformar su autoestima no saludable en autoestima saludable. Es una valoración subjetiva que, de la misma manera que se ha instalado en un nivel, puede cambiar a otro diferente. Mediante la toma de conciencia de cómo se ha formado, se podrá crear un sentimiento diferente a través de una autoevaluación más sana y justa.
4. Manifestaciones de la autoestima saludable y no saludable
¿Cómo se manifiesta la autoestima saludable en el comportamiento? Las personas con autoestima positiva tienen como característica principal el sentirse satisfechas consigo mismas. Se pueden observar algunos comportamientos en las personas que indican autoestima sana, que se ponen de manifiesto respecto a ellas mismas y a los demás.
a) Respecto a ellas mismas:
Se quieren a sí mismas. Tienen confianza en sus fortalezas, se consideran valiosas y capacitadas.
Se sienten seguras y no tienen miedo a emprender actividades en las que creen.
Ante los problemas buscan soluciones eficaces. Utilizan todos los recursos que tienen a su alcance para superarlos.
Encuentran el lado positivo de las cosas y son optimistas respecto a su futuro.
Pretenden aprender de los errores pasados para mejorar, más que quedarse en ellos. Los errores pueden ser conductas que han hecho equivocadas, decisiones poco acertadas, proyectos que no han salido bien. Pero poniendo el peso en aquello que no les ha salido bien, no en que ellas no valen.
Saben disfrutar de sus logros y de las distintas actividades que realizan.
Se sienten contentas de cómo son y no tienen miedo de mostrarse ante los demás. Pueden reconocer sus defectos y sus debilidades pero también sus virtudes y sus éxitos.
Creen en ellas mismas y defienden sus opiniones, sus valores y sus derechos.
b) Respecto a los demás:
Se consideran igual que otras personas, ni inferior, ni superior. Se sienten merecedoras del cariño y del respeto de los demás y por su parte ofrecen cariño y respeto. Mantienen relaciones sociales positivas.
Son personas que aceptan las diferencias frente a los otros y reconocen en igual medida las virtudes y valores en ellos y en sí mismas.
Tienen empatía con las necesidades de los personas y son colaboradoras y participativas.
Sus características facilitan la buena relación y convivencia.
Por el contrario, ¿cómo se manifiesta la autoestima no saludable o baja autoestima en el comportamiento? Las manifestaciones internas y externas de estas personas son negativas. Los niños, los adolescentes, y también los adultos, con baja o muy baja autoestima tienden a manifestar algunas conductas como las que se describen a continuación:
Se sienten inferiores respecto a los otros y se infravaloran a sí mismos. No se consideran merecedores de ser tan queridos ni se creen tan importantes como ellos.
Tienden a culparse de lo que les sale mal y les cuesta atribuirse méritos de lo que les sale bien. Ponen el peso en que ellos no valen, no en lo que han hecho o dicho equivocado, y esto es lo que dificulta el logro de sus objetivos. Pensar que no valen les deja sin recursos.
Tienen más dudas acerca de conseguir lo que se proponen o menos expectativas de lograrlo. Pueden evitar iniciar conductas que les lleven a conseguir metas importantes por inseguridad y por el miedo a fracasar. Seleccionan y resaltan las experiencias negativas y no hablan de las positivas o muy poco, recordándolo con frecuencia, lo que es una manera de confirmarse y reforzarse, una y otra vez, su incapacidad.
Tienen sentimientos encontrados frente a lo negativo que piensan y sienten. Por un lado, dan como cierto el pensar lo que piensan de ellos mismos y, por otro, les produce malestar pensar así y tener esas ideas negativas. Sienten enfado y frustración por los sentimientos negativos que tienen hacia sí mismos y por no poder sentirse bien con lo que tienen o lo que son. Desearían tener sentimientos más saludables de reconocimiento, aprobación y de mayor satisfacción, pero parecen atrapados en sus sentimientos de inferioridad y baja autoestima.
Pueden sentir bloqueos a la hora de hablar y expresarse o para actuar, adoptando una conducta de inhibición o represión y no expresando ni realizando aquello que realmente sienten o les gustaría. Estos bloqueos pueden deberse por miedo al ridículo y a ser desaprobados y rechazados. Por el contrario, tienden a hacer aquello que creen que les va a gustar más a los otros, para agradarles y ser aprobados.
El temor a las críticas negativas parece deberse a que les duele escuchar en los otros lo que ellos están pensando de sí mismos. Por el contrario, agradecen que les muestren afecto y reconocimiento, aunque a veces les cueste creerlo, con el deseo de que les ayude a cambiar su propia imagen negativa.
En muchos casos, desean un cambio para una vida mejor, pero no encuentran el camino para llegar a ella. A veces, son extremadamente exigentes con ellos mismos para poder reconocerse algún mérito propio y valorarse más.
El autoconcepto y la autoestima son de especial trascendencia en la vida de una persona. Son los pilares del comportamiento de un individuo que se va a poner de manifiesto, no solo, en cómo se ve uno mismo, cómo piensa, cómo siente, cómo se valora o cómo actúa sino también y, como consecuencia, se va a reflejar en cómo verá a los demás y al mundo, cómo lo va a interpretar y cuál es la posición que tiene frente a él. Todo ello va a tener un impacto directo en su salud mental, en su felicidad y en su satisfacción en la vida.
Capítulo 2 A mis padres no les importo
¿Cómo se comporta un adolescente que piensa que no ha importado ni importa a sus padres como desearía, o que son injustos con él? Muchos adolescentes muestran problemas de conducta expresadas en un comportamiento rebelde hacia sus padres y en conductas difíciles que pueden ir desde no relacionarse con amigos, no salir de casa, desobediencia, fracaso escolar, hasta conductas de mayor riesgo como hurtos, marcharse de casa, peleas con iguales... En muchos casos, estas conductas se asientan en una relación negativa con los padres (o con alguno de ellos), y sobre los pensamientos y sentimientos de que no son tan importantes para ellos como hubieran deseado o desean, lo que les produce mucho sufrimiento.
Esta forma de pensar y sentir la han ido construyendo durante varios años, a lo largo de su infancia, y está basada en la acumulación de necesidades insatisfechas o frustraciones que los hijos han interpretado como carencias vividas en la relación con sus padres. Esta idea se va manteniendo y consolidando, además ayudada por una deficiente comunicación entre ellos. Los pensamientos que han ido formando los niños de no ser tan queridos e importantes para sus padres, tal como ellos lo entienden y desean, hacen brotar en ellos sentimientos y emociones diferentes, como honda tristeza, rabia, resentimiento, ante lo que pueden reaccionar con agresividad y, también, contribuir a la aparición de depresión, ansiedad y conductas desadaptativas que se manifiestan con mayor claridad en la adolescencia. Esta etapa se presenta como el momento apropiado para la expresión de estos