Rostros de Santa Marta. Martiniano Acosta

Rostros de Santa Marta - Martiniano Acosta


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posicionar la mujer escritora dentro del mundo editorial.

      Una muestra poética:

      Desborde

      Mis senos caen como dos gotas de lluvia, como las de la ventana. La habitación está inundada de silencio, absoluto, sacro y alegórico, como aquel del bosque que está en medio de dos montañas donde cualquier pájaro se posa sobre una rama y el eco se extiende, el crujido llega a tocar las hojas de los árboles más grandes. Como esas gotas de la mañana son mis pechos y reflejan tu rostro en ellos. Me miras, estamos frente a frente sobre la cama, nos reconocemos de nuevo, mucho gusto, soy Marieta y tú, Joel, así me dices, así te digo, conocimos nuestros nombres después de todo. Afuera caen los goterones, también llueve la guerra, lo sabemos, así está todo, revuelto y triste, siempre llueve cuando hay más cosas bellas para engrandecerlas con el agua, porque solo la lluvia toca las voces que traemos, porque ahora no iba a llover afuera. La cama es un lienzo ligero, aún adentro llueve silencio y sólo dos pares de ojos se miran, tu rostro se refleja en mis dos gotas translúcidas. Tu piel es danza bajo esa lluvia. Sentados así, desnudos y con el sabor del uno en el otro, la mirada no cesa, las sábanas están sobre nuestras piernas, tus manos en mis orejas, ahora en mis ojos, tus labios besan los míos y vuelven al inicio, a los ojos. La piel envuelta en humores, mucho gusto conocerte al fin, tu sonrisa, mis dientes, el pelo que suelta desordenado el humo que tatúan estas palabras. Silencio, de nuevo silencio y lluvia.

      Hotel Los Andes

      Siguen apareciendo los cuerpos

      fecundos del deseo.

      Alguien ama mientras alguien mata.

      Un joven pagó la habitación para su muerte.

      No tuvo que dejar hijos con hambre.

      Tal vez mojó sus pantalones en clase de música

      mientras un profesor autoritario lo gritaba,

      pidiendo silencio.

      Eligió la muerte a mano propia,

      en vez del cáncer.

      Ninguno de nosotros lo supo.

      Perdió a su padre y a su madre,

      la orfandad fue insoportable en los huesos,

      ni siquiera un tatuaje contuvo el sufrimiento.

      Tal vez no sabía amar a una mujer, o a un hombre.

      Su cadáver no fue visto por las aseadoras del hotel,

      o por los viajantes,

      ni por los poetas que se hospedaron el mismo día.

      El alma no pudo contener veintiséis años en el cuerpo.

      Habla de una vida desapercibida,

      una fuerza de luz apagada por pastillas,

      por el hambre del espíritu,

      la voz indómita del animal enjaulado.

      Tal vez embarazó a una mujer,

      Tal vez ella decidió el aborto en otra vida,

      él lo recordó y se lo hace fácil,

      la madre continúa rumbo al quirófano

      convencida de que no hay opción,

      tal vez piensa que él es el asesino,

      el deseo de otro.

      En este instante alguien cae en el universo,

      tres días después las moscas avisan.

      La poesía es el dolor que nadie aguanta, y escribimos.

      María Trinidad Quintero Lindarte

      Una voz que clama con fuerza

      Por: Yaneth Sandrith Barraza y Carolay Prada Caraballo

      Programa de Enfermería Superior

      “Leer y escribir la llenan de felicidad y tranquilidad”.

      Era una mañana soleada en la ciudad de Cúcuta, según cuenta su mamá, cuando sintió los dolores que anunciaban que el nacimiento de su niña bella, como suele llamarla, venía en camino. El 14 de febrero de 1965 quedó marcado en la memoria de Lorenzo Quintero y Elena Lindarte. María Trinidad Quintero Lindarte nació en la fundación Virgilio Barco. Su madre cuenta que su parto fue uno de los más dolorosos, sin embargo, sentía una felicidad enorme porque lo que tanto había esperado estaba a punto de nacer.

      María Trinidad es la mayor de cinco hermanos: dos mujeres y tres hombres. Todos viven hasta el día de hoy. María Trinidad vivió en Cúcuta hasta los 8 años y actualmente reside en la ciudad de Santa Marta. Lleva más de 20 años escribiendo; es su pasión, lo que le gusta hacer siempre que tiene tiempo libre, además de nadar, ya que lo hace desde pequeña.

      Hace tiempo leer y escribir la llenan de felicidad y tranquilidad. Es administradora pública con una especialización. Trabaja con la Universidad Sergio Arboleda dedicando su vida a la formación de jóvenes.

      Es la directora de la fundación Huellas Caribeñas, la cual busca motivar a escribir a la niñez y la juventud de Santa Marta. Gracias a este esfuerzo y dedicación, han logrado publicar tres libros.

      Hay que mencionar que esta mujer, a sus 52 años, es una gran poeta y día a día la inspiración llega a su vida, lo que la hace escribirle al amor, a la esperanza. Nos contó que su primer escrito lo dedicó a Dios.

      Yaneth Sandrith Barraza: ¿A qué edad comenzó a escribir?

      María Trinidad Quintero Lindarte: Yo comencé a escribir muy niña, siendo una adolescente. Exactamente a los 12 años salieron mis primeros poemas de manera inesperada, pero luego se me perdieron esos escritos; no los conservo.

      Carolay Prada Caraballo: Usted ha venido orientando unos talleres de literatura infantil, ¿cómo ha sido la experiencia?

      María Trinidad: Bueno, estos talleres son infantiles y juveniles. Trabajo literatura infantil con niños. Y en los juveniles venimos manejando la lectura y la escritura creativa. Ambos talleres han tenido muchos éxitos. Los estamos realizando en esta hermosa ciudad, pero también los hemos dado a conocer en la Guajira y en Cúcuta; a mí me parece que a los jóvenes les gusta leer, solo que no tienen una buena orientación hacia la lectura.

      Yaneth Sandrith: ¿Cómo motiva usted a estos jóvenes para explorar su imaginación?

      María Trinidad: Las maneras son muchas, pero me parece que depende de la comunidad a la que vayamos, porque no es lo mismo hablar con unos niños que viven en el Cerro que hablar con unos que estén en este delicioso parque; por ejemplo, en una institución educativa, las estrategias que se emplean son muchas, ya que, cuando nos encontramos con un niño de 8 años y uno de 10, el proceso es diferente, las estrategias son muy particulares.

      Carolay: ¿Cuándo fue publicado su primer libro y qué sintió en ese momento?

      María Trinidad: Eso es una inmensa alegría, uno se cree el dueño del universo, no sabe dónde ponerse. Es una alegría y más cuando se ha luchado por ese logro.

      Yaneth Sandrith: Le haré una pregunta un poco relativa: hace días pasó el Día Internacional de la Mujer. ¿Usted cree que esta fecha representa lo que verdaderamente es la mujer?

      María Trinidad: Lo que pasa es que la fecha, lo que se conmemora, es un hecho histórico, un hecho trágico, pero eso permitió que nosotras tuviésemos elogios como mujeres. Pienso que es merecido también por el trabajo de la mujer en todos los campos, su labor en la sociedad es muy importante, creo que todos los días deberían ser el día de la mujer. Yo trabajo duro como profesional o


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