Antología. Elkin Restrepo

Antología - Elkin Restrepo


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suyo

      además un destello de incredulidad

      asomaba en sus ojos

      como si dudara de mi existencia

      y el muerto fuera yo y no él

      lo que hacía aún más inverosímil nuestra conversación

      “fue una tristeza que te me anticiparas” me dijo

      “¿es un chiste?” respondí descompuesto

      … “ya hace tres años de lo tuyo

      aquél horrible accidente de trabajo

      ¿lo has olvidado?” continúe

      entonces

      me miró compasivo

      desde una inesperada lejanía

      que ahora se lo llevaba a la fuerza

      mientras murmuraba por lo bajo

      que lo mío

      le había partido el alma

      pues no hay dolor más grande

      que la muerte de un hijo

      y que aunque siguiéramos discutiéndolo

      –recalcó– no dejaba de ser una alegría

      volverme a ver

      así fuera en sueños

      y ya no oí más

      porque una densa niebla lo envolvió

      llevándoselo a los encogidos

      verdores de otros paisajes

       El viaje es la vida

      El viaje es la vida

      así no se salga del lugar natal

      basta mirar el mapa intrincado

      que fabrican los días

      para darse cuenta

      cuán nómadas hemos sido

      cómo la aventura

      que nos aleja de casa

      por rutas que son también

      una odisea

      (pensamientos hechos e instantes

      que son una posibilidad

      entre otras muchas otras

      de tejer un destino

      y de darle al mundo una forma)

      un día nos reclama volver

      Sucesos en los que

      atraídos por magas descomedidas

      (la tentación es mucha)

      es probable que se termine haciendo compañía

      en algún momento

      a los cerdos en el corral

      O en que –a las puertas de la vejez

      que es el peor de los exilios–

      por gracia de un día pleno de divinidades

      compasivas

      un mar de náufragos te arroje a playas

      donde núbiles muchachas

      sueñan con varones llegados de lejos

      adivinando entonces

      en los ojos de esa joven

      que no te pierde la mirada

      en su belleza capaz de perturbar tus horas

      de ahora y las que te quedan

      una disposición una entrega

      que no sin vanidad aceptas

      al menos de momento

      al menos mientras la sorpresa de avistar

      de nuevo al amor entre tus asuntos

      pasa

      si esto es posible

      que el amor pase que no pasa

      un don un albur que de nuevo se te ofrece

      por privilegio de la vida

      y que te sume sin embargo

      en el más oscuro doloroso frío desasosiego

      pues no es de viejos ir correteando tras Afrodita

      por predios que no sean los de la medida y el buen juicio

      lo que añadirá a tus cobardías

      el inexperto consuelo de otra cobardía más

      que es como se sabe un mar

      del cual

      nadie se salva.

       Ella fue amada

      Ella fue amada

      en lugares donde el amor

      no prende fácil

      como el borde de un risco

      con el mar abajo

      rabioso

      trayendo ruina

      Ella fue amada

      en un baño público a la hora

      en que la ciudad empalidece

      y el vivir se cubre

      de vampiros

      Ella fue amada

      en un jardín diezmado

      por los deshechos de cientos de agujas hipodérmicas

      por la mancha aceitosa de un buque tanque volcado

      Ella fue amada

      en un vagón desprendido de un tren carbonífero

      que escapaba a la vengativa cercanía del cielo

      ella fue amada

      sobre las flores carcomidas por la lluvia

      de una fosa común

      ella fue amada

      en suburbios de niebla enfermiza

      donde sus pezones saltaron como botones de primavera

      que la misma primavera no esperaba

      ella fue amada

      por un galán en llamas

      (el último de los sobrevivientes)

      bajo el más crudo temporal

      en lugares donde el viento alcanzaba

      los 140 km/hora

      ELLA FUE SIEMPRE AMADA

       Flama

      Lo sientes

      un calorcillo

      como si de repente

      se encendiera un papel en tus manos

      y la llama te envolviera enseguida

      atrapándote

      Alguien a quien el amor iluminó

      como las velas alumbran el pedestal de un santo

      Es un decir

      pero bastó que ELLA apareciera un día

      para que los censores

      convirtieran químicamente

      la cercanía

      en materia inflamable

      en


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