Abogados de ficción. Walter Arévalo-Ramírez
sociedades de paz, organizaciones internacionales, ser reconocida con el Premio Nobel de la Paz en 1905 y su novela ¡Abajo las armas! haber alcanzado el estatus de best seller, tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, pocos años después de su muerte, su legado fue paulatinamente olvidado.
El propósito de este capítulo es redescubrir los vínculos entre su novela, universalmente reconocida como fundadora del movimiento pacifista internacional, y las bases del derecho internacional humanitario y el ius contra bellum, exaltando su uso de la literatura para promover la educación para la paz y analizar su activismo jurídico-literario y su contribución al derecho internacional moderno mediante la literatura.
En seis secciones, el capítulo analiza su rol en el movimiento pacifista internacional, su rol como líder de distintas campañas jurídicas en la Europa del siglo XIX, presenta una sinopsis de su caracterización de las atrocidades de la guerra en su obra ¡Abajo las armas!, discute los aportes de esa novela al desarrollo del derecho internacional humanitario, su aporte como obra fundamental de la época a la educación para la paz y la lucha contra el militarismo, y la relación entre el derecho y la literatura mediante el análisis de la obra como un ejemplo de activismo jurídico y literario.
El interés por Bertha von Suttner ha tomado un nuevo vuelo en La Haya, ciudad vital del derecho internacional, en especial en el Palacio de la Paz, la Fundación Carnegie y otras organizaciones, tras una serie de conmemoraciones y aniversarios internacionales, el centenario de su muerte en 2014 y la reciente traducción al inglés de Die Barbarisierung der Luft (La barbarización del cielo, 1912), otra de las obras de Bertha von Suttner sobre los peligros del armamentismo, enfocada en la llegada de las armas al naciente mundo del vuelo en aeroplano. A pesar de ello, sigue siendo muy poca la literatura disponible que analice su impacto en el derecho, y mucho más escasa es en español. Por ello, a la par de los objetivos planteados, hemos querido presentar un diálogo con los pocos estudios disponibles, como el trabajo de Bring (2005) sobre el impacto de la novela en el ius contra bellum, el estudio de Wintersteiner (2006) sobre el impacto de Bertha von Suttner en la educación para la paz en la Europa de 1900 y los comentarios de Lughofer (2011) sobre el activismo jurídico apoyado en la novela ¡Abajo las armas!
Redescubrir a Bertha von Suttner, el movimiento pacifista internacional y el Premio Nobel de la Paz de 1905
De una vida de privilegios y tradiciones a líder del movimiento pacifista internacional
Bertha von Suttner nació en Praga en 1843, entonces parte del Imperio austriaco, bajo el título de condesa Kinsky. Por su ascendencia aristocrática, desde su infancia disfrutó de privilegios y riqueza, sin embargo, no tuvo una vida fácil. Su padre, general mariscal de campo, murió antes de que ella naciera, y su madre, una mujer de origen burgués, fue rechazada junto con Bertha constantemente por la familia Kinsky. A pesar de estas adversidades, desde joven siempre demostró su independencia y confianza en sí misma, en una época en que eran pocas las mujeres que podían desafiar las estrictas convenciones sociales (Von Suttner, 1910, p. 286).
Desde joven mostró interés por su propia educación, por los idiomas y por viajar por el mundo; aparte de alemán, aprendió francés, inglés e italiano. Gracias a esta independencia, creció alejada de la antigua y restrictiva educación aristocrática y tradicional y, en cambio, se inclinó por el pensamiento liberal, la ciencia y las ideas progresistas (Laurence, 1992).
Estaba tan decidida a trabajar para sostenerse a sí misma y enfocarse en los temas de su interés que, incluso, rechazó el matrimonio que le habían arreglado y a sus 30 años continuaba soltera, por lo que fue fuertemente criticada por el establishment de la época, a pesar de las tradiciones austriacas para la época en la que vivía.
No fue hasta que trabajó en Viena como “tutora” de la familia Von Suttner, educando a los cuatro hijos de la familia, cuando entabló una relación con el joven Arthur von Suttner, a pesar del rechazo de la relación por parte de sus familias. Tras la grave controversia en la residencia Von Suttner, se trasladó a París para trabajar como secretaria de un importante hombre de negocios, nada más y nada menos que Alfred Nobel, el inventor de la dinamita y, posteriormente, padre del movimiento pacifista. Aunque este le propuso matrimonio, decidió escaparse a Viena para casarse con Arthur, con quien viviría en Tiflis (Georgia).
Le interesaban los problemas de la guerra y de la paz. Estaba convencida de que “la guerra era una institución que nos entregaron los bárbaros y la civilización algún día eliminará” (Von Suttner, 1906).1 En 1883, cuando se dedicó a escribir, materializó esta idea en su primer libro Inventarium einer Seele (Inventario de un alma) de 1883, que, aparte de sus experiencias en Viena y París, narra sus observaciones sobre la guerra y la paz en la región, como testigo de las guerras ruso-otomanas que azotaron la región desde 1568 hasta 1914.
De acuerdo con sus memorias, un momento clave de inspiración para involucrarse en el movimiento pacifista internacional fue cuando conoció la International Arbitration and Peace Association (IAPA), institución que pretendía reemplazar el uso de la fuerza mediante la solución pacífica de controversias entre las naciones. La idea de una justicia entre naciones incrementaba su deseo de escribir por la causa de la paz y el movimiento pacifista internacional (Von Suttner, 1910, p. 286).
Fuertemente motivada a promocionar los esfuerzos del movimiento pacifista internacional por denunciar las atrocidades de la guerra y proponer la solución pacífica de las controversias internacionales, escribió su novela Die Waffen nieder!, internacionalmente traducida como Lay Down Your Arms (¡Abajo las armas!), a sus 44 años. Esta novela es una ficción autobiográfica de corte antibelicista que narra la historia de una ama de casa que pierde a su primer y segundo esposo a causa de las atrocidades de la guerra. Su mensaje a través del libro era que las naciones civilizadas debían detener las carreras armamentistas y “bajar las armas”.
Para ella, era importante influenciar la opinión pública con su novela, quería que, a través de la literatura, las personas conocieran los efectos desgarradores de la guerra, para que al elegir a los futuros gobiernos votaran por personas que cambiaran el uso de la fuerza por una corte internacional de arbitraje que estableciera los procedimientos judiciales internacionales como el mecanismo ideal de solución de controversias (Von Suttner, 1906).
Precisamente, ella escribió esta novela en el momento en que Europa se encontraba en la cima de su carrera armamentista. Esta se volvió un best seller internacional, fue traducida a todos los idiomas europeos y tuvo 37 reediciones durante su vida.
Fue reconocida tanto por juristas como por literatos. Por ejemplo, el autor ruso León Tolstói comparó su obra con la famosa novela estadounidense La cabaña del tío Tom, de Harriet Beecher Stow, la cual tuvo un papel importante para la abolición de la esclavitud en 1863 en los Estados Unidos (Landa, 1996).
Tal fue el impacto de la novela que ella se posicionó como líder notable del movimiento internacional de la paz. El movimiento no solo la necesitaba como autora, sino también por su gestión administrativa. Esta misión se convertiría en el propósito de su vida y requeriría toda su dedicación y tiempo (Landa, 1996).
Ella desempeñó un papel importante en la consolidación y organización de sociedades de paz, tales como la Sociedad Austriaca de la Paz (1891), de la cual también fue presidente; fundó, junto con colegas del movimiento, la Sociedad Alemana de la Paz (1892) y la Sociedad Húngara de la Paz (1894). También difundió sus ideas mediante periódicos, tales como Die Waffen nieder!, del cual fue fundadora, y Die Friedens-Warte, del cual fue coautora y que aún circula en la actualidad, convertida en una reconocida revista indexada sobre estudios de paz.
Asimismo, fue lobista ante la Unión Interparlamentaria, una de las primeras organizaciones internacionales del mundo (1889) y el primer foro multilateral permanente, organización que proponía crear una federación de Estados europeos y fue definitiva para consolidar el modelo siguiente: la Liga de las Naciones.
Su reconocimiento internacional a través del movimiento la llevó a ser vicepresidenta de la International Peace Bureau (IPB) (la red de asociaciones pacifistas más antigua del mundo, aún en funcionamiento) en Berna (Suiza) (Landa, 1996). A su vez, fue activa en combatir los primeros brotes de antisemitismo