Curso rápido para hablar en público. La voz, el lenguaje corporal, el control de las emociones, la organización de los contenidos…. Daniela Bregantin
lo posible para situar a cada uno en condiciones de seguir la exposición de manera útil e interesante, aunque necesariamente habrá algunos momentos en que la comprensión dependerá del grado de conocimientos.
Y, además, ¿cuál es el humor, la disposición de ánimo del grupo? ¿Han asistido voluntariamente o se trata de un deber profesional?
En la práctica, tiende a actuarse siguiendo el ejemplo del marketing, que crea una segmentación en el interior del mercado: de la orientación sobre el «producto discurso» a la orientación sobre la audiencia.
En este caso, el marketing subdivide el mercado según algunos criterios:
GRUPOS DEMOGRÁFICOS
GRUPOS DE EXIGENCIA
GRUPOS DE COMPORTAMIENTO
Con estos criterios se intenta indagar sobre las diferentes características demográficas y psicográficas, y definir los segmentos de población que pueden ser receptores de un determinado tipo de mensaje.
Cuestionario de análisis del público
Recapitulando, para tener la seguridad de elaborar un discurso que sea capaz de dirigirse a las necesidades de la audiencia, antes de situarnos frente al público, deberíamos ser capaces de responder las siguientes preguntas.
• ¿Cuáles son las características de los participantes?
Edad
Sexo (si el público es mixto, ¿cuál es la proporción de hombres y mujeres?)
Ocupación
Nivel cultural
Conocimiento del tema tratado y del vocabulario específico
• ¿Cuántas personas participarán en el encuentro?
• ¿Cuál es la razón de la presencia de las personas en este encuentro?
• ¿Cuáles son en este momento las necesidades o problemas de los participantes en relación con el tema que se tratará?
• ¿Cuál es la posición de los participantes frente al tema? Hostil, interesada, favorable, indiferente…
• ¿Cuáles son los sucesos más importantes que se han producido durante el último año en el seno de la empresa y cuáles son los proyectos para el futuro?
Con tal fin podría resultar útil elaborar un cuestionario, que se distribuiría con cierta antelación entre las personas que asistirán a nuestro discurso. En la página siguiente se expone un ejemplo.
EL MENSAJE, AQUELLO QUE INTENTAMOS COMUNICAR
«El discurso es el hombre; si este no está, no está el hombre, y cuando falta el hombre en el escenario, el escenario es un lugar vacío» (S. Volkonskij).
La compilación de este cuestionario tiene la finalidad de permitir al orador preparar un discurso capaz de satisfacer los intereses de los participantes tanto como sea posible. Le rogamos, por tanto, que responda a las siguientes preguntas y le agradecemos su colaboración.
1. El tema del discurso será…
¿Posee algún conocimiento acerca del mismo?
2. ¿Puede ofrecernos indicaciones sobre las características de los participantes?
a) edad
b) sexo
c) número de participantes
d) ocupación
e) grado de escolarización
f) conocimiento del tema y del vocabulario específico
3. ¿Cuál es, en su opinión, la posición de los participantes respecto al tema propuesto?
4. ¿Cuál es su posición personal en relación con el tema propuesto y su nivel de conocimiento del mismo?
5. ¿Podría señalarnos algunos acontecimientos relevantes que hayan caracterizado la vida de su empresa en este último año?
6. ¿Existe alguna información relativa al público o a su empresa que considera que es importante que el orador conozca?
7. ¿De qué manera el tema, según usted, podrá resultar útil a los participantes?
8. ¿Cuáles son sus expectativas personales respecto al encuentro?
9. ¿Existen aspectos del tema en cuestión que merecerían ser tratados?
10. ¿Tiene alguna sugerencia que hacernos, con el objetivo de que la presentación se ajuste de la mejor manera posible a las necesidades del público?
En la novela de James Redfield La profecía de Celestino se dice que los encuentros entre los seres humanos se producen porque se nos debe decir alguna cosa, algo que sólo aquella persona nos puede decir, y no otra («cualquier persona con la que conversamos tiene un mensaje para nosotros»). Entonces la primera pregunta que podemos plantearnos es: ¿qué puedo decirle o aportarle a mi interlocutor? Aquello que puedo decir porque lo he experimentado, es fruto de la experiencia, de la reflexión profunda sobre el tema, es valioso porque se trata de una reflexión viva, vital…
El mensaje es el «lugar» en el que nuestros conocimientos y competencias, convicciones y opiniones y los valores que nos inspiran tienen la posibilidad de ser expresados.
El mensaje es aquello que consideramos útil e importante decir para nosotros, e útil e importante escuchar para nuestro público.
La solidez de los contenidos, la selección, en el marco de un tema amplio, de los aspectos más interesantes para la audiencia, la elección de los materiales de apoyo a las ideas y a los conceptos fundamentales, la organización de los contenidos y la elección del estilo resultan decisivos para la producción de un contenido de calidad.
El objetivo
Para construir el mensaje, el orador deberá establecer, en primer lugar, el objetivo, es decir, la finalidad de la intervención.
«Se debe conocer la meta antes que el recorrido», nos recuerda el escritor alemán Jean Paul.
Podemos identificar tres objetivos finales para una intervención pública:
INFORMAR
PERSUADIR
ENTRETENER
Informar. La finalidad de una intervención de carácter informativo es incrementar el conocimiento del público sobre un proyecto, un concepto, un proceso… Para que el objetivo pueda considerarse alcanzado, al finalizar el discurso los presentes deberían saber más sobre el tema o conocerlo mejor.
Persuadir. Significa actuar de manera que nuestro público modifique sus convicciones respecto a algo o cambie su comportamiento. Políticos durante la campaña electoral, vendedores negociando con clientes, abogados empeñados en convencer a un tribunal…: todos ellos persiguen objetivos de carácter persuasivo.
Persuadir también puede significar empujar a alguien a pasar a la acción.
Entretener. Cuando, con nuestras palabras, queremos lograr que el público se relaje o se divierta, la finalidad es entretener. Se trata de un tipo de objetivo menos frecuente si hablamos en público sobre todo por razones profesionales, pero, aunque no sea este el objetivo principal, en muchos casos expresar los contenidos en un registro distendido puede constituir una útil estratagema para llegar mejor a la audiencia y conducirla hacia el objetivo real.
Especificación del objetivo
Una vez identificado el objetivo general, entre uno de los tres citados, es necesario definir el específico de acuerdo con el tema sobre el que se quiere informar, persuadir o entretener al público.
¿Es usted un técnico informático y debe informar a un grupo de vendedores de las características de un nuevo