El Observador. El Genesis. Alberto Canen

El Observador. El Genesis - Alberto Canen


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      Alberto Canen

      El observador

      El Génesis

      La ciencia detrás del relato de la Creación

      Ilustraciones de tapa e interiores realizadas por el autor.

      Agradecimientos

      A mi esposa que me apoya en todo.

      A mis hijos y sus preguntas.

      A Luis Heriberto Rivas por estar siempre disponible a mis consultas y por haberme permitido acceder a materiales muy interesantes.

      A Mercedes Bueto por sus correcciones y asesoramiento.

      A mi amigo Fabián Rodríguez por tener la mente abierta y por sus grandes conocimientos.

      A mi cuñado Pedro Diez por haberme ayudado a cotejar asuntos científicos y astronómicos.

      Y a mi familia y amigos que se prestaron como lectores del “manuscrito” para ayudarme a mejorarlo.

      Copyright 2013

      Canen, Alberto

      Tektime Edition

      El observador / Alberto Canen ; ilustrado por Alberto Canen. – Boulogne : el autor.

      E-Book.

      1. Religión. 2. Espiritualidad. I. Castro, Pablo Rodolfo, ilus. II. Título

      CDD 291.4

      Fecha de catalogación: 018-05-13

      INTRODUCCIÓN

      El relato de la Creación del Génesis ¿sólo una introducción a las escrituras bíblicas?

      ¿Qué esconden sus versos?

      ¿Mito, invención o realidad científica?

      Este libro intenta abordar un tema que por lo general es incómodo de ser tratado, tanto para el científico como para el religioso.

      La ciencia descarta de plano el relato, primero con risas y luego con enojo, y la Iglesia Católica lo ha relegado a una simple introducción a las sagradas escrituras. “El relato de la Creación es un texto religioso con enseñanzas religiosas”, se dice. “No hay ciencia en él”, “no debemos buscar explicaciones científicas”, claro, por supuesto.

      Pero…

      Debo reconocer que siempre he sido un duro crítico del Génesis. Siempre estuve entre los que disimulaban la sonrisa y cambiaban de tema para no discutir. Hablar del Génesis y de la Creación en particular me resultaba impensable…, hasta hace unos meses.

      Ya va a ser un año desde que mi hijo menor me preguntara acerca de Dios con gran interés, más del que normalmente solía tener.

      En aquel momento charlamos, le expliqué todo lo que pude dentro de mis conocimientos y acordamos leer los libros sagrados de las religiones principales para ampliar más los conceptos. Así que empezamos por leer, primero La Biblia [1], como principal libro del catolicismo-judaísmo-islamismo, para luego seguir con el Bhagavad Gita [2] del hinduismo-budismo [3].

      Al leerle La Biblia, cuando estábamos avanzando con el libro de José, tuve -lo que podríamos llamar- una revelación. En un momento comprendí el porqué de La Biblia, el porqué de la creación del Pueblo Elegido, el motivo de la venida del Mesías, La Creación, El Edén, las políticas de la Iglesia Católica, la tarea trascendental del pueblo judío, el politeísmo, el monoteísmo, y mucho más. Fue tal la conmoción que me provocó este descubrimiento que decidí escribirlo y lo volqué en mi libro Un Único Dios.

      La explicación del relato de la Creación del Génesis iba a ser parte de ese libro, pero luego de analizarlo con mi correctora y asesora literaria decidimos que era mejor separarlo en un libro independiente ya que ameritaba un trato especial.

      Al concluir con el libro Un Único Dios -en agosto de 2011- volví sobre el relato de la Creación del Génesis y me aboqué a resolverlo.

      Era claro para mí que el Génesis era un relato real, eran hechos que podían haber ocurrido pero que estaban de alguna manera enmascarados.

      ¿Cuál era la clave?, ¿cuál era la piedra roseta que me permitiría interpretar la narración?

      La clave -descubrí-, era que el relato, el texto, era una narración de alguien que contaba lo que veía. Esa era la clave, ese era el tablero -por decirlo así- sobre el que había que montar las piezas de este rompecabezas.

      En el texto de la Creación existía un observador, un narrador. No eran sólo versos, no, estaba claro que era un relato. El relato de un observador.

      Al introducir esta variable -el observador-narrador-, todo cobró sentido. A partir de allí lo demás fue simplemente buscar las preguntas correctas: ¿fue una visión o una revelación?, ¿o ambas?, ¿qué tiempo le llevó la visión?, ¿quién era?, ¿dónde vivía?, ¿cuál era su ubicación?

      La ubicación, la ubicación era determinante.

      El observador y su ubicación eran las piezas fundamentales para comprender el relato de la Creación.

      Este libro describe el camino que debí realizar desde La Biblia hacia la ciencia en un ida y vuelta permanente hasta lograr desentrañar el misterio.

      Los animo a que me acompañen en mi descubrimiento.

      Tomemos una taza de café, busquemos un sillón cómodo, y dejemos de lado por un momento los preconceptos.

      Abramos nuestra mente y observemos que misterios han estado ocultos detrás de los versos del Génesis por más de tres mil años.

      La versión que he utilizado para esta comparación es La Biblia de Jerusalén.

      La Biblia de Jerusalén (Bible de Jérusalem) es una versión de la Biblia publicada en fascículos entre los años 1948 y 1953 que luego la Escuela bíblica y arqueológica francesa de Jerusalén publicó fruto de la traducción de los manuscritos griego y hebreo, al francés. Posteriormente fue traducida a otras lenguas vernáculas, y finalizada integralmente a la lengua española. El criterio de su traducción fue la comparación con los textos originales en hebraico-aramaico y griego.

      1 LA BIBLIA, EL GÉNESIS, LA CREACIÓN

      ¿Siete días?

      Quién


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