El Observador. El Genesis. Alberto Canen

El Observador. El Genesis - Alberto Canen


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elemento, casi podríamos decir que somos animales acuáticos adaptados a la superficie.

      Bien, debemos situarnos en el lugar y pensar que, de manera simultánea, el planeta se enfría, el agua permanece en estado líquido por más tiempo, y se acumula en los lugares más bajos por simple efecto de la gravedad.

      Este océano inicial -al parecer-, era uno sólo y las tierras -como continentes- también.

      La ciencia llama hoy a ese súper continente único Vaalbará-Pangea [7].

      Pangea no permanece como único continente sino que se fractura y sus segmentos derivan, navegan, por decirlo así, sobre la lava fundida que está debajo de la corteza y dan lugar a los continentes que hoy conocemos.

      Pangea es el resultado de la evolución del primer continente Vaalbará, que probablemente se formó hace unos 4.000 millones de años. Pangea se fracciona hace unos 208 millones de años en Laurasia y Gondwana. En la actualidad fragmentos de este antiguo continente forman parte de África, Australia, India y Madagascar.

      Cronología

      Supercontinentes Menores o Parciales:

      -Nena (Supercontinente, surge hace aproximadamente 1.800 millones de años).

      -Atlantica (Supercontinente, surge hace aprox. 1.800 millones de años).

      -Gondwana (Surge hace aproximadamente 200 millones de años).

      -Laurasia (Junto con Gondwana, Laurasia surge hace aproximadamente 200 millones de años).

      -Eurasia (Eurasia es el supercontinente actual conformado por Europa y Asia).

      Supercontinentes Mayores:

      -Vaalbará (Surge hace aproximadamente 4 mil millones de años).

      -Ur (Supercontinente, surge hace aproximadamente 3 mil millones de años).

      -Kenorland (Surge hace aproximadamente 2.500 millones de años).

      -Columbia (Supercontinente, surge hace aproximadamente 1.800 millones de años).

      -Rodinia (Surge hace aproximadamente 1.100 millones de años).

      -Pannotia (Surge hace aproximadamente 600 millones de años).

      -Pangea (Surge hace aproximadamente 300 millones de años).

      Realicemos por un momento un racconto y pongamos todos estos hechos en perspectiva.

      Observemos que la vida, al evolucionar, surge primero en el mar y luego migra a la tierra, mientras el supercontinente Vaalbará-Pangea se fractura y se desplaza por el globo terráqueo hasta ocupar los lugares que nos son familiares hoy.

      En el mar, donde la vida creó animales, también se generaron las plantas, las que pasaron a la tierra y se convirtieron en la vegetación terrestre -árboles, pasto, etc..

      Algunos de esos animales marinos que habían “salido” a la tierra, mientras evolucionaban, volvieron al mar donde continuaron su evolución -por ejemplo: los cetáceos (ballenas, delfines, etc.).

      Otros de estos animales primigenios, se habituaron a vivir en la superficie y dieron lugar a los famosos dinosaurios, quienes reinaron sobre el planeta durante unos ciento sesenta millones de años.

      No quiero abrumarlos ni agobiarlos con la historia de nuestro mundo -seguramente muchos están familiarizados con ella-, pero es importante que la refresquemos e intentemos notar determinados “detalles” porque son pistas imprescindibles para comprender el tema que nos ocupa.

      Sigamos, (con una pequeña acotación).

      Los dinosaurios surgen unos doscientos treinta millones de años atrás y desaparecen -se extinguen- hace aproximadamente sesenta y cinco millones de años.

      Si tomamos en cuenta que la especie humana, el primer Homo, aparece recién en los últimos dos millones de años, comprenderemos, que dinosaurios y humanos nunca convivieron.

      Entre el último dinosaurio y el primer Homo hubo un lapso de sesenta millones de años, lo suficiente como para no se hayan encontrado nunca.

      En este punto me gustaría enfocar la atención sobre algunos detalles de la evolución de la vida que cuando analicemos el Génesis van a cobrar cierta importancia.

      Es interesante señalar que algunos dinosaurios fueron voladores -como el Pterosaurio-, y es posible que hayan tenido sus hábitats en las playas. Pensemos que estos animales tenían alas como las de los murciélagos y que no eran aptas para carretear como un avión o como un pato, sino que necesitaban lanzarse desde alguna zona alta, algún risco elevado, para iniciar así el vuelo; y para eso, qué mejor que un acantilado sobre el mar. Algunos de ellos fueron animales muy grandes que llegaron a tener 12mts de envergadura, casi como una pequeña avioneta.

      También -y muy importante- es recalcar que los seres humanos han sido los últimos en aparecer en esta historia, la historia de la evolución.

      Bien. Como habrán notado el Sistema Solar tardó en formarse unos seis mil millones de años y el hombre hizo su aparición en los últimos dos millones de años.

      Por lo general, es común, que se compare esos seis mil millones de años con un año de trescientos sesenta y cinco días, en el que la nebulosa empieza a colapsar el primero de enero y la especie humana hace su aparición a las once de la noche del treinta y uno de diciembre.

      El hombre tiene su momento al final, muy final de todo el proceso.

      Creo que este breve racconto de la historia de la Tierra nos permite contar con la base de información suficiente y necesaria para poder realizar nuestra comparación, así que, ¡probemos!

      4 He aquí… EL GÉNESIS [8]

      «En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

      «La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad; y llamó Dios a la luz “día”, y a la oscuridad la llamó “noche”. Y atardeció y amaneció: día primero» (Génesis 1:1-5).

      Observemos detalladamente lo que nos relata este primer párrafo.

      En esta descripción, distingo claramente el caos original de aquella nebulosa de polvo cósmico que nos menciona la ciencia. Un “mar” de polvo, para alguien que tal vez lo está viendo en la oscuridad, y que no tiene la más mínima idea de que aquello que está presenciando no es agua sino una nebulosa en la que él (nuestro posible observador) se encuentra “flotando”. Este individuo se halla en el lugar, en el sitio preciso, en el que cientos de millones de años después se va a ubicar la Tierra en formación. Además, como aún no pisa terreno sólido lo único que él puede vislumbrar o comprender, según sus parámetros,


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