Corazones Furiosos.. Amy Blankenship
protegerla y mantenerla cerca. Casi hizo que el Cristal del Guardián del Corazón de Cristal valga la pena... casi. Ahora tenÃa que protegerla de Hyakuhei y de cada demonio alrededor. Volvió a mirarla y notó que se habÃa quedado dormida. SabÃa que si no se mantenÃan enfocados en recoger el talismán, las cosas podrÃan llegar a ser muy mortales... demasiado mortales para ella estar en medio de todo. Por eso constantemente empujó al grupo a seguir buscando.
Toya saltó ligeramente del árbol y aterrizó en silencio cerca de ella. Se acercó a ella y se sentó. A menudo hacÃa esto después de que se fuera a dormir para poder estar cerca de ella si algo pasaba, eso y el hecho de que simplemente le gustaba estar cerca de ella. Se relajó en un sueño ligero. El menor ruido lo despertarÃa y él estarÃa listo.
Kyoko lanzada en su sueño⦠soñando. Toya acababa de matar a Hyakuhei y sonreÃa mientras se acercaba a ella, aplastándola contra él. ParecÃa más grande que la vida. Mirándola profundamente a los ojos, sus labios se acercaron a los de ella mientras sus ojos se suavizaban. PodÃa ver el amor brillando en ellos. Ella dudó, súbitamente insegura de lo que estaba sucediendo.
"¿Qué pasa con el portal del tiempo... no necesito llevar al Guardián del Corazón de Cristal de vuelta a mi mundo?" Ella susurró preocupada.
Toya sólo le sonrió y sacudió la cabeza. "¿No sabes que te quiero y nunca dejarÃas que te fueras?" Bajó sus labios a los suyos y el beso le quitó el aliento. Era profundo y apasionado. Se sentÃa tan real. Cerró los ojos y el beso cambió.
El beso era hambriento y sensual, todo al mismo tiempo. Al darse cuenta de la diferencia, abrió los ojos y miró a los ojos dorados de Kyou. PodÃa sentir sus manos sobre su cuerpo, moviéndose lentamente y tentándola a responder. Ella cedió a la sensación y cerró los ojos una vez más.
Fue entonces cuando todo cambió y Kyoko sintió un escalofrÃo subir por su espina dorsal. Los cálidos labios se convirtieron en escaldados y ella sintió el mal que irradiaba de ellos. Las manos que acariciaban su cuerpo eran como el fuego y las garras dibujaban finas rayas de sangre por todas partes que tocaban. Sus ojos se abrieron para mirar a los ojos de la medianoche... Hyakuhei.
Ella lo oyó susurrar en una voz suave y seductora manchada de maldad, "nadie puede salvarte".
Kyoko comenzó a luchar y se oyó a sà misma gritando, pero él era demasiado fuerte. La estaba sujetando con un agarre mortal. Ella gritó de nuevo, tratando de luchar contra él. Las manos que la sostenÃan abajo desaparecieron y ella se sintió levantada y presionada contra algo sólido.
"Kyoko, despierta... Kyoko." Espera... que no era Hyakuhei... sus luchas disminuyeron. Ella sintió una mano deslizándose por su cabello, acunándola y haciéndola sentir segura.
Lentamente, abrió los ojos y pudo ver el cabello oscuro con reflejos plateados. Ella estaba presionada contra el pecho de Toya y él la estaba sosteniendo... moviéndola lentamente hacia adelante y hacia atrás. Pensando que seguÃa soñando, Kyoko se acurrucó en él y volvió a cerrar los ojos sin querer que el sueño terminara.
Mientras Toya la sostuviera entonces Hyakuhei no volverÃa a sus sueños para atormentarla. Estaba casi en su regazo y podÃa oÃrlo. "Está bien, Kyoko, te tengo, está todo bien ahora... Shhh..." Ella podÃa sentir su cuerpo todavÃa temblando del sueño, pero ella se calmó en la suave voz de Toya. El sonido del latido de su corazón la envolvió en un sueño sin sueño.
Toya podÃa sentir que se estaba calmando lentamente. Casi lo habÃa asustado hasta la muerte, temblando y gritando en su sueño asÃ. Fuera lo que fuese, le habÃa asustado el infierno y ella lo habÃa asustado. Ãl la atrajo hasta que estuvo todo el camino en su regazo. Ãl la abrazó con fuerza mientras su temblor lentamente se calmaba. Su mejilla estaba apretada contra su pecho y él estaba acunando su cuerpo en sus brazos. Ella era ligera como una pluma para él y Toya amaba la sensación de que ella lo acunaba otra vez.
"Shhh... te tengo, nada te va a lastimar, no lo dejaré, ahora vuelve a dormir, Kyoko". Ãl la balanceó suavemente mientras la punta de sus dedos le cepillaba el pelo de la cara. Estaba enrojecida del sueño y tenÃa los ojos cerrados... pero podÃa sentir que sabÃa que él era el que la sostenÃa. Su corazón saltó de un golpe pensando que Kyoko sabÃa que él la estaba sosteniendo y aun asà ella no se oponÃa.
Ya estaba cayendo de nuevo a dormir mientras tocaba ligeramente su mejilla, trazando el contorno, sintiendo su sedosa piel. En su sueño, parecÃa un ángel en sus brazos... su ángel. Esto era lo que querÃa. Nunca habÃa dejado que nadie la tomara de él, no a los demonios y especialmente a sus hermanos.
Lentamente, para no despertarla, Toya se echó hacia atrás sobre la manta y los puso a ambos, tirando de la parte superior por encima de ellos. Ãl la mantuvo firme, manteniendo su cuerpo contra el suyo y se acurrucó alrededor de ella en un abrazo protector. Era lo más cómodo que habÃa estado en su vida y sólo le llevó un minuto caer en el primer sueño profundo que habÃa tenido desde... para siempre.
Fue varias horas más tarde que Kyoko sintió calor y lo alcanzó. Ella se congeló. Lentamente, como si temiera saber la verdad, volvió la cabeza hacia el lado justo cuando Toya se sentó.
Sintiendo que estaba revolviendo, frunció el ceño, sabiendo que debÃa haberse levantado y alejado de ella horas atrás.
Kyoko lo miró con curiosidad, tratando de ver sus ojos, pero su cabeza bajó y su cabello cayó sobre ellos, protegiendo su expresión. Se puso en pie sin decir nada y entró en el follaje que rodeaba su campamento.
Las cejas de Kyoko bajaron en confusión. ¿Ha dormido aquà con ella anoche? Entonces un recuerdo volvió a ella. Recordó soñar y Toya... Ella se quedó sin aliento. No era un sueño. Ãl la habÃa abrazado anoche. Ella miró hacia abajo en la manta que todavÃa tenÃa su impronta en ella. Ãl debe de haber dormido junto a ella. Ella sonrió su sonrisa secreta, acercándose y trazando sus dedos sobre la huella que habÃa dejado atrás.
Ella miró hacia arriba mientras Kamui entraba en el claro, "Hola, Kamui. Sus brillantes cabellos brillaban con reflejos morados en el sol de la mañana y sus ojos mostraban los colores más hermosos. Aquellos que estaban lo suficientemente cerca como para ver sabÃan que tenÃan un brillo multicolor en los brillantes orbes pero a Kyoko, fue su sonrisa lo que lo hizo irresistible.
Kamui miró a su alrededor viéndola sola y se preguntó por qué. "¿Dónde está todo el mundo? ¿Suki y Shinbe no han vuelto todavÃa? ¿Y dónde está Toya?" Kamui sacó un saco de su hombro y lo colocó en frente de Kyoko con las cejas levantadas.
-No, todavÃa no, pero Toya deberÃa estar de vuelta en unos minutos, ¿qué tienes aquÃ? Kyoko observó cómo Kamui empezaba a sacar la comida de la bolsa.
"Sennin me envió esto y me dijo que lo disfrutara ya que casi nunca conseguimos una comida realmente buena a menos que la traigas de tu tiempo." Kamui la miró con sus grandes ojos brillantes con una variedad de colores y radiante en su expresión Cuando vio los dulces que venÃan con el pequeño banquete. -Vamos, vamos a sacar -anunció Kamui.
-Bueno, has vuelto temprano esta mañana, Kamui -dijo Toya, perezosamente, mientras caminaba hacia el claro-Miró a Kyoko con unas emociones ilegibles reflejándose en sus ojos dorados y rápidamente apartó la vista.
Kamui miró a Toya. Lucharon mucho, pero en verdad, Kamui miró a Toya. HabÃa cambiado mucho desde que pasaba tanto tiempo cerca de Kyoko. En opinión de Kamui, Kyoko hizo de Toya una mejor persona.
"Sennin dijo que el bosque al este ha tenido una sublevación de demonios aterrorizando el área