Los entremeses. Miguel de Cervantes Saavedra
dolor de la muerte de mi ángel,
Las manos ata y el sentido todo.
CHIQUIZNAQUE.
¿De qué edad acabó la mal lograda?
TRAMPAGOS.
Para con sus amigas y vecinas,
Treinta y dos años tuvo.
CHIQUIZNAQUE.
Edad lozana.
TRAMPAGOS.
Si va á decir verdad, ella tenia
Cincuenta y seis; pero de tal manera
Supo encubrir los años, que me admiro.
¡Ó qué teñir de canas! ¡ó qué rizos,
Vueltos de plata en oro los cabellos!
Á seis del mes que viene hará quince años,
Que fue mi tributaria, sin que en ellos
Me pusiese en pendencia, ni en peligro
De verme palmeadas[21] las espaldas.
Quince cuaresmas, si en la cuenta acierto,
Pasaron por la pobre, desde el dia
Que fue mi cara, agradecida prenda;
En las cuales sin duda susurraron
Á sus oidos treinta y mas sermones,
Y en todos ellos, por respeto mio,
Estuvo firme, cual está á las olas
del mar movible la inmovible roca.
¡Cuántas veces me dijo la pobreta,
Saliendo de los trances rigurosos
De gritos y plegarias y de ruegos,
Sudando y trasudando: plega al cielo,
Trampagos mio, que en descuento vaya
De mis pecados lo que aquí yo paso
Por tí, dulce bien mio!
CHIQUIZNAQUE.
¡Bravo triunfo!
¡Ejemplo raro de inmortal firmeza!
Allá lo habrá hallado.
TRAMPAGOS.
¿Quién lo duda?
Ni aun una sola lágrima vertieron
Jamás sus ojos en las sacras pláticas,
Cual si de esparto ó pedernal su alma
Formada fuera.
CHIQUIZNAQUE.
¡Ó hembra benemérita
De griegas y romanas alabanzas!
¿De qué murió?
TRAMPAGOS.
¿De qué? casi de nada:
Los médicos dijeron que tenia
Malos los hipocondrios, y los hígados;
Y que con agua de taray pudiera
Vivir, si la bebiera setenta años.
CHIQUIZNAQUE.
¿No la bebió?
TRAMPAGOS.
Murióse.
CHIQUIZNAQUE.
Fue una necia:
Bebiérala hasta el dia del juicio,
Que hasta entonces viviera. El yerro estuvo
En no hacerla sudar.
TRAMPAGOS.
Sudó[22] once veces.
Entra Vademecum con los asientos referidos.
CHIQUIZNAQUE.
¿Y aprovechóle alguna?
TRAMPAGOS.
Casi todas:
Siempre quedaba como un ginjo verde,
Sana como un peruétano, ó manzana.
CHIQUIZNAQUE.
Dícenme que tenia ciertas fuentes
En las piernas y brazos.
TRAMPAGOS.
La sin dicha
Era un Aranjuez[23]: pero con todo
Hoy come en ella la que llaman tierra,
De las mas blancas y hermosas carnes,
Que jamás encerraron sus entrañas;
Y si no fuera porque habrá dos años
Que comenzó á dañársele el aliento,
Era abrazarla, como quien abraza
Un tiesto de albahaca ó clavellinas.
CHIQUIZNAQUE.
Neguijon debió ser, ó corrimiento
El que dañó las perlas de su boca:
Quiero decir, sus dientes y sus muelas.
TRAMPAGOS.
Una mañana amaneció sin ellos.
VADEMECUM.
Asi es verdad; mas fue de eso la causa,
Que anocheció sin ellos: de los finos
Cinco acerté á contarle: de los falsos
Doce disimulaba en la covacha.
TRAMPAGOS.
¿Quién te mete á tí en eso, mentecato?
VADEMECUM.
Acredito verdades.
TRAMPAGOS.
Chiquiznaque,
Ya se me ha reducido á la memoria
La treta de denantes: toma y vuelve
Al ademan primero.
VADEMECUM.
Pongan pausa,
Y quédese la treta en ese punto,
Que acuden moscovitas al reclamo:
La Repulida viene y la Pizpita,
Y la Mostrenca y el jayan Juan Claros.
TRAMPAGOS.
Vengan en hora buena: vengan ellos
En cien mil norabuenas.
Entra la Repulida, la Pizpita, la Mostrenca, y el rufian Juan Claros.
JUAN.
En las mismas
Esté mi sor Trampagos.
REPULIDA.
Quiera el cielo
Mudar su escuridad en luz clarísima.
PIZPITA.
Desollado le viesen ya mis lumbres
De aquel pellejo lóbrego y escuro.
MOSTRENCA.
¡Jesus, y qué fantasma noturnina!
Quítenmele delante.
VADEMECUM.
Melindricos.
TRAMPAGOS.
Fuera