Mujeres y educación en la España contemporánea. Raquel Vázquez Ramil
Saiz Otero recuerda su paso por la Escuela Normal Central con humor y afirma: «El programa de estudios no corría peligro de producir anemia cerebral ni a la más estudiosa». Concepción Saiz Otero, La revolución del 68 y la cultura femenina. Un episodio nacional que no escribió Galdós (Apuntes del natural), Madrid, Biblioteca Nueva, 2006 [1929], p. 68.
[21] El R. D. de 13 de agosto de 1882 reorganizó la Escuela Normal Central de Maestras, introduciendo en el plan de estudios las materias de la Escuela de Institutrices; se estableció además la enseñanza cíclica, el mediointernado, se limitó el número de alumnas, se suprimieron los exámenes, se nombró profesorado mixto y se creó el Grado Normal. Ibid., p. 106.
[22] Yvonne Turin, La educación y la escuela en España de 1874 a 1902, Madrid, Aguilar, 1967, pp. 230-233.
[23] Véase la acertada exposición de Ángel S. Porto Ucha, La Institución Libre de Enseñanza en Galicia, La Coruña, Ediciós do Castro, 1986, pp. 46-50.
[24] J. Varela Ortega, Los amigos políticos. Partidos, elecciones y caciquismo en la Restauración (1875-1900), Madrid, Alianza, 1977, p. 104.
[25] Pablo de Azcárate, La cuestión universitaria, 1875. Epistolario de Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate, Nicolás Salmerón, Madrid, Tecnos, 1967.
[26] Vicente Cacho Viu, La Institución Libre de Enseñanza. I, Orígenes y etapa universitaria (1860-1881), Madrid, Ediciones Rialp, 1962, p. 394.
[27] En mayo de 1876 se reúne la primera junta de accionistas, presidida por Laureano Figuerola (ministro de Hacienda durante el Sexenio). Formaban parte de dicha junta Justo Pelayo Cuesta, Eduardo Gasset y Artime (político radical fundador de El Imparcial), el orensano Eduardo Chao, Federico Rubio, el banquero Juan Anglada y José de Olózaga, presidente del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Madrid. Entre los accionistas figuraban militares como el teniente general Pieltain, aristócratas como el marqués de Santa Marta, políticos radicales, magistrados, profesores, etc; en esencia, una nutrida y adinerada representación de la minoría opuesta al canovismo.
[28] Institución Libre de Enseñanza, Programa, Madrid, 1930, p. 6.
[29] En 1880 se traslada a la casa número 42 de la calle de las Infantas, y en 1884 a su sede definitiva en el número 14 del paseo del Obelisco, hoy paseo del General Martínez Campos, donde se encuentra la Fundación Francisco Giner de los Ríos.
[30] M.a Dolores Gómez Molleda, Los reformadores de la España contemporánea, Madrid, CSIC, 1981, pp. 253-257.
[31] Antonio Jiménez García, El krausismo y la Institución Libre de Enseñanza…, p. 114.
[32] Adolfo Posada, Breve historia del krausismo español, Oviedo, Universidad de Oviedo, 1981, p. 100.
[33] Vicente Cacho Viu, La Institución Libre de Enseñanza. I…, p. 277.
[34] Yvonne Turin, op. cit., p. 233.
[35] Existen numerosas semblanzas sobre Giner; entre las clásicas cabe citar: José Pijoán, Mi don Francisco Giner (1906-1910), Madrid, Espasa Calpe, 1933. María Nieves Gómez García, Educación y Pedagogía en el pensamiento de Giner de los Ríos, Sevilla, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1983. Solomon Lipp, Francisco Giner de los Ríos. A Spanish Socrates, Ontario, Wilfrid Laurier University Press, 1985. Antonio Jiménez-Landi, La Institución Libre de Enseñanza y su ambiente. Vol. 2, periodo parauniversitario, Madrid, Taurus, 1987.
[36] Antonio Jiménez-Landi, op. cit., p. 61.
[37] Francisco Giner de los Ríos, Ensayos, Madrid, Alianza, 1973 [1878], p. 76.
[38] Institución Libre de Enseñanza y Fundación Francisco Giner de los Ríos, Manuel B. Cossío y el Museo Pedagógico, 1935-1985, Madrid, Comunidad de Madrid, 1985, p. 13.
[39] Concepción Arenal Ponte (Ferrol 1820-Vigo 1893) sintió grandes inquietudes intelectuales desde niña. La educación convencional de las mujeres de su época no le agradaba y quiso estudiar Leyes. A mediados del siglo XIX las mujeres tenían prohibida la entrada en los recintos universitarios, y Concepción Arenal se disfrazó de hombre para asistir a clases en la Universidad Central, donde conoció a Fernando García Carrasco, con quien se casó en 1846. Nueve años después enviuda y encuentra serias dificultades para sacar adelante a sus dos hijos. Se dedicará a actividades humanitarias y benéficas en tres ámbitos: a) cuestión obrera, procurando conciliar las reivindicaciones de los obreros con ideas tradicionales de orden y moral; b) reforma penal con vistas a reinsertar a los reclusos en la sociedad (punto en el que coincidió con krausistas como Fernando de Castro, Azcárate y Salmerón); y c) defensa de la mujer, subrayando los derechos de la mujer como persona en obras como La mujer del porvenir (1869) o La condición de la mujer en España (publicado inicialmente en inglés en 1884). Sobre Concepción Arenal existe una amplia biografía; por ejemplo: María Campo Alange, Concepción Arenal 1820-1893. Estudio biográfico documental, Madrid, Revista de Occidente, 1973; Manuel Casás Fernández, Concepción Arenal en el aspecto pedagógico, Madrid, Librería General de Victoriano Suárez, 1954.
[40] Fernando García Arenal, «Don Francisco Giner y Doña Concepción Arenal», BILE 677 (octubre de 1915), p. 316.
[41] A. S. Porto Ucha, La Institución Libre de Enseñanza en Galicia…, p. 111.
[42] Carta de Concepción Arenal a Francisco Giner, 7 de abril de 1875, citada en María Campo Alange, Concepción Arenal 1820-1893…, p. 173.
[43] Carta de Concepción Arenal a Francisco Giner, 24 de enero de 1890, citada en María Campo Alange, op. cit., p. 193.
[44] Sobre Emilia Pardo Bazán existe una amplísima bibliografía en continuo crecimiento. Textos clásicos son: Carmen Bravo-Villasante, Emilia Pardo Bazán, Barcelona, Círculo de Lectores, 1971; Elvira Martín, Tres mujeres gallegas del siglo xix. Concepción Arenal, Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, Barcelona, Aedos, 1977; Eva Acosta, Emilia Pardo Bazán. La luz en la batalla, Biografía, Barcelona, Lumen, 2007.
[45] Correspondencia conservada en la Real Academia de la Historia,