El reino suevo (411-585). Pablo C. Díaz Martínez
rel="nofollow" href="#ulink_9377a870-aa2e-53f6-8ba7-123c6682cf37">[165] R .W. Burgess (ed.), The Chronicle of Hydatius and the Consularia Constantinopolitana, cit., pp. 86-87.
[166] Greg. Tur., Hist. II, 2. Aunque su relato relativo a la manera en que decidieron dirimir sus diferencias mediante un combate singular entre dos guerreros elegidos, del que saldría vencedor el representante suevo, parece una construcción literaria sin mucha credibilidad. Según Gregorio el derrotado tendría que abandonar Hispania, y adjudica a esa derrota el paso vándalo a Mauritania.
[167] Isid., Hist. 73.
[168] J. Pampliega, Los germanos en España, cit., p. 207. La idea procede del citado Gregorio de Tours que dice que los suevos (también los llama alamanes) siguieron a los vándalos cuando estos entraron en Hispania (Greg. Tur., Hist. II, 2).
[169] J. Pampliega, Los germanos en España, cit., p. 290.
[170] Este hecho es recordado tambien por Consencio (Ep. 11, 12).
[171] M. Mayer, «Maxim, l’emperador de la Tarraconense», cit. 65-67. R. Scharf, «Der Spanische Kaiser Maximus und die Ansieldung der Westgoten in Aquitanien», Historia 41 (1992), pp. 379-383. J. Arce, Bárbaros y romanos en Hispania 400-507 A.D., cit., pp. 97-100.
[172] Se aplicaba la táctica de Constancio, durante un tiempo eficaz, de apoyar a los grupos bárbaros más débiles para equilibrar su situación de precario dominio. Cfr. G. Zecchini, Aezio, cit., p. 126.
[173] Hydat. 66.
[174] Tampoco la arqueología nos apoya en este momento; la mayoría de los materiales germanos encontrados en la zona para el periodo 400-430 se identifican en cualquier caso como vándalos. Cfr. G. G. Koenig, «Wandalische Grabfunde des 5. und 6. JHS», Madrider Mitteilungen 22 (1981), pp. 299-360.
[175] G. G. Koenig, «Wandalische Grabfunde des 5. und 6. JHS», cit., p. 357. K. Raddatz, «Das völkervanderungszeitliche Kriegergrab von Beja, Südportugal», Jahrbuch des römisch-germanischen Zentralmuseums Mainz 6 (1959), pp. 142-150. Algunos autores sotienen que la gran tumba de guerrero encontrada en Beja es en realidad alana. Cfr. V. Kouznetsov, I. Lebedynsky, Les alains. Cavaliers des steppes, seineurs du Caucase ier-xve siècles apr. J.-C., París, Éditions Errance, 2005, p. 120.
[176] Una serie de tesorillos distribuidos por todo el centro y occidente de la actual Andalucía escondidos en este periodo han sido puestos en relación con estas campañas de saqueo, aunque podrían asociarse con la sensación de inseguridad que las invasiones provocaron. Cfr. A. Padilla Monge, La provincia romana de la Bética (233-422), Écija, Gráficas Sol, 1989, p. 117.
[177] La única fuente creíble sobre el particular es Chron. Gall. a. CCCCLII, 85 y 89, y no resulta concluyente por lo errático de su cronología, por lo que puede estar mezclando la usurpación de la década anterior y su captura en este momento. Los problemas cronológicos y de fuentes de este texto en S. Muhlberger, The Fifth-Century Chroniclers, cit., pp. 146-160.
[178] Hydat. 69. Prosp., Chron. 1278.
[179] Chron. Gall. A. CCCCLII, 107, a. 431.
[180] Hydat. 69, lo que indudablemente implicaría que la Tarraconense había regresado ya a manos romanas en el verano del 422.
[181] Ch. Courtois, Les Vandales et l’Afrique, cit., p. 56.
[182] Hydat. 77. Isid., Hist. 73.
[183] Hydat. 79.
[184] Hydat. 80.
[185] Víct. Vit,, Hist. I, 2. Frente a Proc., Bel. Vand. I, 5, 18, que considera 80.000 guerreros. Cfr. Ch. Courtois, Les Vandales et l’Afrique, cit., pp. 216-220 y 232 n. 2. W. Goffart, Barbarians and Romans A.D. 418-584, cit., pp. 231-234.
[186] A. H. M. Jones, The Later Roman Empire, cit., vol. 1, p. 190.
[187] Ch. Courtois, Les Vandales et l’Afrique, cit., pp. 155-157.
[188] Hydat. 80.
[189] Greg. Tur., Hist. II, 2.
[190] Ch. Courtois, Les Vandales et l’Afrique, cit., p. 56. G. Halsall, Barbarian Migrations and the Roman West, cit., p. 240. C. Torres Rodríguez, El reino de los suevos, cit., p. 68, creía, cuando menos, que los suevos habían continuado adictos a Roma y hostiles a los vándalos hasta el 429, situación que cambia precisamente con la campaña de Heremigario.
[191] S. Hamann, Vorgeschichte und Geschichte der Sueben in Spanien, cit., pp. 89-96. E. A. Thomson, «The End of Roman Spain II», cit., p. 8.
[192] Ch. Courtois, Les Vandales et l’Afrique, cit., p. 56.
[193] E. Stein, Histoire du Bas-Empire. I. De l’état romain à l’état byzantin 284-476, París, Desclée de Brouwer, 1959, p. 320.
[194] Chron. Gall. A. CCCCLII, 107, a. 431.
[195] Cass., Chron. 1215.
[196] Iord., Get. XXXII, 166.
[197] Ch. Courtois, Les Vandales et l’Afrique, cit., pp. 56 y 157.
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