Emergencia climática. Antonio Cerrillo
Antonio Cerrillo
Emergencia climática
Escenarios del calentamiento
y sus efectos en España
Índice
1. Las señales de la emergencia
1.1. Los límites de un planeta finito
1.2. El bucle del falso bienestar
2. Recorrido por los escenarios del calentamiento en España
2.1 Adiós a los glaciares de los Pirineos
2.3. El delta del Ebro, devorado por el mar
2.6. Sucesos extremos en el Mediterráneo español
2.7. Las aves cambian sus rutas migratorias
2.8. Bosques en llamas en Galicia
2.9. Gases que calientan y ensucian la ciudad
3. Propuestas para una transición ecológica
3.1. El Hierro, laboratorio de energías renovables
3.2. ¡Los kilovatios son míos!
3.3. Cuidar el cuerpo y poner a dieta el planeta
3.4. Otra forma de moverse: el coche eléctrico
Epílogo: Tras la conferencia del clima de Madrid
Introducción
El libro que tiene el lector entre las manos persigue, sobre todo, divulgar conceptos fundamentales en torno a los grandes debates sobre la crisis climática que han sacudido la opinión pública los últimos años.
Se compone de tres grandes apartados: el primero es una introducción general, en la que se pone especial énfasis en el conocimiento científico de este fenómeno y en los principales efectos que está ocasionando, con algunos apuntes sobre las posibles soluciones.
En un segundo bloque, analizando diversos casos, se dibuja una visión panorámica de las consecuencias que está teniendo la crisis climática en España, en un recorrido que pretende ilustrar cómo se están viendo afectados los diversos ámbitos, actividades y escenarios de la geografía española.
Por último, hemos incorporado cuatro textos adicionales que sirven de ejemplo de algunas de las propuestas de transición ecológica, mostradas como iniciativas puestas en marcha para revertir la actual situación.
En conjunto, el libro pretende atrapar este particular momento histórico en el que la crisis climática ha entrado a formar parte de la agenda social y política, y cuando la ciudadanía ha descubierto también el enorme poder destructor del actual modelo energético y económico, capaz de alterar el clima y agrandar las desigualdades sociales.
El debate en España ha cobrado tanta intensidad que el nuevo Gobierno salido de las urnas del 10-N del 2019, formado por PSOE y Unidas Podemos, declaró la emergencia climática el pasado 21 de enero del 2020.
El Ejecutivo tomó la decisión “en respuesta al consenso generalizado de la comunidad científica que reclama acción urgente para salvaguardar el medio ambiente, la salud y la seguridad de la ciudadanía”. El Gobierno se comprometió a enviar al Parlamento el proyecto de ley de Cambio Climático, piedra angular de las políticas en esta materia, puesto que marcará la senda de descarbonización a largo plazo para asegurar la neutralidad climática (emisiones cero) en el 2050, incluida la meta de un sistema eléctrico 100% renovable.
1. Las señales de la emergencia
1.1. Los límites de un planeta finito
Vítores, aplausos, abrazos, sonrisas, mucha emoción… Era algo nunca visto antes en las veintiuna conferencias anteriores sobre cambio climático celebradas por Naciones Unidas. Era el 12 de diciembre del 2015. Se había conseguido lo que casi parecía imposible. Consenso pleno. Los representantes de 195 países lograron sacar adelante el acuerdo de París, el primer pacto mundial contra el calentamiento, un documento que recoge el compromiso de los países para aplicar políticas destinadas a atenuar sus efectos.
En la clausura de la conferencia se sucedieron las felicitaciones, en especial para el presidente de la conferencia, Laurent Fabius, quien logró el refrendo para el tercer borrador del acuerdo, y para el presidente François Hollande. Con aquella explosión de alegría quedaban atrás, al menos momentáneamente, los fantasmas de las frustradas cumbres del clima anteriores, especialmente la de Copenhague (2009), saldada con un estrepitoso fracaso.
La aprobación del acuerdo de París simboliza tal vez uno de los momentos más lúcidos de la comunidad internacional, que pareció tomar conciencia por un instante de los límites biofísicos del planeta, en un momento de la historia en que ya nadie puede seguir ignorando las señales de alerta de un desarrollo insostenible.
La realidad es que la humanidad muestra un consumo cada vez más destructivo y un comportamiento más transgresor. En el 2019, a fecha 29 de julio, el hombre ya había agotado el cálculo estimativo disponible para hacer uso de los recursos naturales que le provee el planeta a lo largo de todo un año. Al ritmo de consumo actual, para saciar ese apetito, necesitaríamos el equivalente a 1,75 Tierras.
Cada año, la población mundial aumenta. Consumimos más recursos naturales de los que el planeta es capaz de regenerar o renovar anualmente. El mundo está consumiendo el equivalente a 2,7 hectáreas per cápita anuales para satisfacer esas necesidades. La cifra se obtiene considerando las demandas de consumo (de alimentos, recursos forestales, pastizales, pescado y urbanización e infraestructuras urbanas), traducidas en hectáreas de superficie equivalente, incluido el espacio forestal necesario para neutralizar las emisiones de gases invernadero. Y las emisiones de dióxido de carbono superan la capacidad de secuestro y absorción de los bosques.
El déficit ecológico crece año a año. Es como si ganáramos 1.000 euros al mes y nos gastáramos 1.750. Vamos incrementando la deuda; pero las consecuencias son imprevisibles y, además, las pagarán las futuras generaciones; o, mejor dicho, los jóvenes de hoy en día.
La sobreexplotación