Sufrimiento. Paul David Tripp

Sufrimiento - Paul David Tripp


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      Aunque tenía la teología correcta en su lugar, de alguna manera, a nivel de calle, mis expectativas eran poco realistas, y las expectativas no realistas siempre hacen más difícil el sufrimiento. Mi punto es que soy un ejemplo vivo de la verdad de que tú y yo nunca sufrimos solo aquello que estamos sufriendo, sino también sufrimos la manera en la que estamos sufriéndolo. Cada uno de nosotros trae a nuestro sufrimiento las cosas que moldean la manera en que sufrimos. Todos sufrimos, pero no sufrimos de la misma manera, porque nuestro sufrimiento está formado por lo que llevamos a las dificultades que se nos presentan.

      Esto es lo que es tan importante de entender, y lo que puede ser la principal contribución de este libro: tu sufrimiento está más poderosamente formado por lo que está en tu corazón que por lo que está en tu cuerpo o en el mundo que te rodea. Ahora no malinterpretes los que estoy diciendo. Mi sufrimiento era real, la disfunción en mi cuerpo era real, el daño a mis riñones es real, el dolor por el que pasé fue horriblemente real, y la debilidad que es ahora mi vida normal es real. Pero la forma en que experimenté todas esas duras realidades fue moldeada por los pensamientos, deseos, sueños, expectativas, antojos, miedos y suposiciones de mi corazón. Lo mismo es cierto para ti. Tus respuestas a las situaciones en tu vida ya sean físicas, relacionales o circunstanciales, siempre están más determinadas por lo que está dentro de ti (tu corazón) que por las cosas que estas enfrentando. Es por esto que las personas tienen respuestas dramáticamente diferentes a las mismas situaciones de dificultad. Esta es la razón por la que el escritor de Proverbios dice:

       Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. (Proverbios. 4:23)

      Como una corriente, tus actitudes, elecciones, reacciones, decisiones, y respuestas a lo que estás enfrentando están fluyendo de tu corazón. El corazón es el centro de tu personalidad. El corazón es tu núcleo causal, al igual que el suelo seco absorbe el líquido de una corriente. El sufrimiento extrae los verdaderos pensamientos, actitudes, suposiciones y deseos de tu corazón. Así que es útil considerar el tipo de cosas que traemos a nuestro sufrimiento que nos causan problemas a nuestra propia dificultad.

       ¿Qué traes a tu sufrimiento?

      A continuación, hay una lista sugerente, no exhaustiva, de los tipos de cosas que traemos a los momentos de sufrimiento que profundizan el dolor de lo doloroso a lo que nos enfrentamos.

      1. Teología deficiente

      Recuerda que todo ser humano piensa y vive teológicamente. Ya sea que lo sepas o no, llevas contigo una cosmovisión personal bien desarrollada que da forma a tu manera de interpretar y lidiar con todo lo que se te presenta. Esta cosmovisión da algún tipo de respuesta a preguntas como: ¿Quién es Dios? ¿Qué está haciendo? ¿Por qué está haciendo lo que está haciendo? ¿Quién soy? ¿Cuál es la razón de mi vida? ¿Cómo luce el vivir una vida exitosa? ¿Qué es lo correcto y lo incorrecto? ¿Por qué suceden ciertas cosas? ¿Dónde se encuentran la esperanza, el propósito y la motivación? Otra vez, esta no es una lista exhaustiva sino representativa de los tipos de preguntas que todo el mundo hace y de alguna manera responde. Ya que tus pensamientos siempre preceden y determinan tus acciones, la teología que llevas a los tiempos de sufrimiento y prueba es muy, muy importante. Permíteme darte dos ejemplos de cómo la mala teología empeora tu experiencia de sufrimiento.

      El primero va así: Estoy sufriendo porque Dios me está castigando por mi pecado.

      Sue tenía que lidiar no solo con una enfermedad muy grave que había invadido su cuerpo, sino también con culpa y vergüenza paralizantes. ¿Por qué?, puedes preguntar. Porque Sue estaba convencida de que su enfermedad era el castigo de Dios por las malas decisiones y elecciones que ella había tomado. En un momento en el que ella necesitaba correr hacia Dios, hizo lo mejor que pudo para esconderse de Él y esconderse de Su pueblo. Ella razonaba que su deber era soportar el castigo que merecía.

      Claramente, el pensar como Sue está arraigado en una teología muy mala. El mensaje de la Escritura es que cada pieza de la culpa, la vergüenza y el castigo por nuestro pecado fue completamente y de una vez por todas llevado por Cristo. Esto significa que no hay más condenación para aquellos en Cristo Jesús (ver Romanos 8:1–4). Entonces nuestro sufrimiento no es punitivo, es decir, no es un castigo directo por los pecados que hemos cometido.

      Que desalentador no solo pasar por circunstancias duras y tal vez incluso transformadoras, sino también pensar que estas pasando a través de esas cosas porque no has alcanzado el estándar de Dios. Es difícil acudir a Dios en busca de ayuda, descansar en Su cuidado, estar seguro de Su amor, y creer que Sus misericordias están constantemente disponibles y son nuevas cada día cuando estás convencido de que estás siendo castigado por Él. Y es difícil alcanzar la gracia de Dios cuando crees que te está dando lo que mereces. La Biblia nunca interpreta nuestro sufrimiento de esta manera; de hecho, enseña lo contrario. En lugar de que el sufrimiento esté conectado con las cosas malas que hemos hecho, la Escritura conectan las pruebas y dificultad con las cosas buenas que Dios quiere para nosotros y está obrando para producir en nosotros (ver Santiago 1:2–4).

      El segundo ejemplo se deriva de una mala comprensión de Romanos 8:28, que dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Lamentablemente, este versículo ha sido interpretado por muchos como una promesa de que todo lo que pase se convertirá en algo bueno al final. Esta interpretación lleva a las personas a abrigar expectativas poco realistas de un final feliz de algo que están sufriendo y al hacerlo, les hace pensar que Dios ha fallado en cumplir lo que prometió cuando el sufrimiento continúa o los deja con vidas que alteradas para siempre.

      Jim estaba seguro, por lo que se le habían enseñado que Romanos 8:28 prometía, que lo que había perdido seguramente le sería devuelto. Debido a un fraude de alguien en quien confiaba, Jim había perdido todo por lo que había trabajado. Pasó de ser un rico ejecutivo a un obrero por hora, y durante los primeros años él era motivado por el pensamiento de que todo terminaría para lo mejor. Pero a medida que transcurría año tras año, Jim se tornaba más desanimado y enojado. Se alejó de su grupo pequeño de estudio y finalmente dejó de ir a la iglesia por completo. La amargura hacia Dios vino de entender erróneamente las expectativas, y esas expectativas al final tuvieron un impacto mucho mayor en la vida de Jim que la terrible pérdida que él había sufrido.

      Cuando las personas toman Romanos 8:28 fuera de su contexto inmediato, entienden que significa algo que no significa. La manera de entender cualquier pasaje de la Biblia es recordar que la Escritura interpreta la Escritura. La clave para entender la verdadera esperanza de este pasaje es entender el “bien” del que Pablo está escribiendo. Los versículos 29 y 30 nos lo dicen. El “bien” que está garantizado en este pasaje es nuestra redención. Incluso antes de que Él creara el mundo, Dios tomó la decisión de que su obra en nosotros sería completada sin importar qué. Esto significa que la gracia a la que tú y yo nos extendemos en nuestros tiempos de dificultad nunca es inestable o está en riesgo; es una expresión presente de un plan que se estableció antes de que comenzara este mundo. Es tan bueno saber que cuando las cosas en ti y alrededor de ti han sido dañadas o afectadas, nada puede dañar, interrumpir, o detener tu verdadera seguridad, que se encuentra en Dios y Su gracia derramada para ti. Este entendimiento correcto de este maravilloso pasaje da esperanza incluso cuando miras a tu alrededor y no tienes esperanza.

      Te he dado solo dos ejemplos de la poderosa influencia que la teología deficiente tendrá en la forma en que sufres lo que ya es duro por sí solo. Sue y Jim no solo estaban sufriendo sino también eran víctimas de la mala teología que trajeron a esa dificultad.

       2. Dudar de Dios

      El sufrimiento no cambia tanto tu corazón como expone lo que ha estado en tu corazón todo este tiempo. La dificultad tiene una habilidad asombrosa para revelar lo que hay dentro de nosotros. Las pruebas revelan tus verdaderos pensamientos y deseos, donde has estado buscando vida, donde has estado


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