La agonía eterna de la zona de confort. Natasha
NATASHA
La agonía eterna de la zona de confort
Saber quién soy para saber lo que quiero.
Porque eres mujer, saca el temor de hacerle saber al mundo quién eres.
Editorial Autores de Argentina
Natasha
La agonía eterna de la zona de confort / Natasha. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.
Libro digital, EPUB
ISBN 978-987-87-0585-9
1. Novelas. 2. Narrativa Argentina. I. Título.
CDD A863
Editorial Autores de Argentina
Mail: [email protected]
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Dedicado a la mujer que se olvidó de ella porque simplemente no tiene el timón de su vida.
Sabes que esta que vives no es la vida que tu niña creaba en sus juegos; sabes más que nadie que no eres lo que esa adolescente intrépida pintaba en sus paseos mentales por su futuro. Simplemente callaste a esa niña interior, y mutilaste a la adolescente feliz, para sosegarte, aplastarte, y dejar que otros manejen el timón de esa gran mujer que está presa en su zona de confort, que muere a diario en silencio por temor a decir su verdad, a escapar de su carcelero mental que es tu dictador y represor, a simplemente atreverse a aceptar que quien tiene la decisión en sus manos, eres tú, que aceptando que estás mal, es el primer paso a salir, a correr y lanzarse a volar por donde tú decidas hacerlo sin pensar ya en el qué dirán, en quienes crees que dañarás, en quienes dicen que te necesitan y si lo piensas, es porque estás ahí y temen perderte porque conocen tu potencial. Salir está en tus manos, no temas al tropiezo, ama la soledad, elije a quien amar y que en la lista estés primero vos.
Dedicado a mi madre quien aún hoy oye llorar y sollozar a su niña interior a quien jamás escuchó, porque su abandono en la rutina, en sus hijos, en mi padre, y en tantas excusas que todas ponemos para no admitir que debemos hacer un alto, y aceptar que nos equivocamos, diciendo basta a todo; todo eso la llevó a tener hoy que todos nos fuimos, un gran vacío existencial, un gran dolor por postergar, porque mañana será mejor nos decimos resignadas, porque ver nacer a cada uno de sus niños la hacía olvidar que estaba mal, porque se conformó en su abandono porque tenía dónde vivir, comida, techo... y lo amabas a papá? Buscar toda la vida a alguien que se haga cargo de nosotras por no tener los ovarios de decir: YO SOY MUJER, SOY LO QUE QUIERO SER Y NADA NI NADIE PUEDE PONER NI IMPONER EN MÍ, ALGO QUE NO QUIERO NI DESEO PARA MI PASO POR ESTA VIDA. El miedo es nuestro peor enemigo, miedo al qué dirán, miedo a dar pasos a ciegas como cuando éramos niños, sin temor, sin medir, pasos repletos de adrenalina; eso es vivir la vida.
¿QUÉ ES ENTONCES LA ZONA DE CONFORT? Y ¿QUÉ OCACIONA PERMANECER EN ELLA?
A veces es tan utilizada esta frase, que no llegamos a entender que es algo impalpable, pero mata y duele con más poder que cualquier arma; y en cierto modo también se cree que es un espacio físico, puede que sí te ahogue el espacio y las vivencias cotidianas, y para ser bien clara, la zona de confort es un estado mental, no influye tanto el espacio físico aunque dan ganas de salir corriendo y jamás regresar, es esa zona lúgubre, oscura, y con mil puertas sin cerrojo a las que el miedo nos impide abrirlas y cruzar el umbral y al fin iluminar nuestra mente para descubrir todo nuestro potencial. Es ese estado, o mal- estar mental que hemos creado año tras años para conformarnos de la vida en la que hemos caído, es asumir a solas que sufrimos todo el tiempo y que al unísono nos decimos que en donde estamos, estamos seguras. Le tememos a lo nuevo, a sacar la punta del pie fuera de esas puertas, no decimos NO si nos piden actuar de un modo que simplemente no sería nuestro modo, callamos si esa posición sexual simplemente te repugna, o que quizá no puedes soportar verte y sentirte como te hace sentir hacerla; o simplemente no deseas ya tener sexo, ni un roce con quien conviviste años porque no sientes nada, ni quieres tenerlo, porque ya no hay piel, no es a quien hubieses elegido, o simplemente es algo inexplicable y normal, ya no para nosotros esa persona, porque la vida nos cambia a todos; y sin embargo no te sale el grito atorado de la verdad que vives. Así se pasan los días, y con los años, montañas de silencios pesan en nuestra alma, nuestra mente en estado vegetativo está porque creamos una burbuja en la que estamos cómodas, sin sentido de vivir, pero cómodas ¿Qué es lo que nos deja en ese estado? El miedo, el miedo es el mayor enemigo cuando comenzamos a crecer, y por ese miedo al lanzarnos, miedo a hablar, miedo a pedir, o simplemente miedo a salir corriendo de donde estás, es lo que nos mantiene sin aire, sin vida, sin emociones, y créanme que llega el punto en el que el conformarnos nos quita hasta el sentir dolor. De esto surgen las excusas que creemos, nos mantienen seguras: Bueno al menos tengo un techo... Hice esa posición y ya está me lo saqué de encima... Qué bueno que me vino el período y estoy varios días tranquila... Debo agradecer que tengo vida, lo soporto porque me mantiene... dolorosas frases de mujeres y a veces hombres que sabotean su éxito y su vida por el temor de mostrar quienes somos de verdad.
MÍ HISTORIA
La agonía eterna que provoca vivir usando caretas, el perecer siempre latente de una persona a quien la vacuidad la llenó de dolor y ese dolor la encegueció por años; porque su trabajo diario era agradarles a todos al punto de no saber ya quien era, y terminó no agradándose a ella misma. Voy a contarles lo que se siente en las entrañas el vivir una vida que sabes no es tú vida; el vacío de tiniebla en el que se transforma un ser que jamás se dio a conocer tal cual es.
Seguir porque sí, sentir día tras día que podrían haber muchas puertas a las cuales abriría; y es en el instante justo, en que la imagino en mi mente a cada puerta que podría presentarse, verlas y querer probar abrirlas a todas; no puedo hacerlo por temor, indecisión, ese es el error... y estar segura de querer dar ese paso, es la solución. Y en mí ese también es el gran océano de dudas que ocupa mi mente diariamente, para salir de aquí necesito un trabajo, el cual irónicamente, porfía en llegar; y no porque no tenga estudios, eso sería secundario, el tema es que mí mente es un conjunto de dolores, culpas innecesarias, y falta de confianza creo yo, en mi persona, miedos que van perturbando mi caminar.
Si hay una vida que evidentemente viví de manera superflua, a la que ignoré de sobremanera aunque fuesen ensordecedores sus gritos de pedido de auxilio, y de quien y a quien debo atender y entender, es mí historia de vida; es la única estrategia que debo estudiar y abordar para ser quien anhelo ser. Comenzar a hacer de la vida lo que debo ser y a cumplir la misión para la cual nos enviaron aquí a esta parte del universo, portando un cuerpo de humanos. Nos pasamos la vida fingiendo cariño, palabras, malgastando momentos de manera irreversible; esto es hábito entre los humanos desde que somos adolescentes, aunque mis recuerdos me lleven aún más atrás.
Llega un punto en el que los días, las horas, y cada tic tac del reloj, pesan, hacen de nuestro pecho un nudo al cual si no lo detenemos a tiempo, enredará por completo a nuestra mente, y es cuando la madeja se vuelve completamente inmanejable. Es lo que a mí me ocurrió por estar 40 años en estado de letargo.
El dolor en el alma causado por todo lo que callamos, lo que permitimos, por todo a lo que no le decimos NO, ese dolor, llegué a la conclusión, no nos abandona tan fácilmente, no se esfuma al dormir, ni mucho menos muere con una copa de un buen vino. Ese dolor estuvo dentro de mí desde