La búsqueda de la verdad. Varios autores
tipos de verdad se elabora en relación con el significado de las víctimas del terrorismo en una atmósfera polarizada como la vasca.
En seguida, a partir de la experiencia argentina, Valeria Vegh Weis presenta el quinto artículo del libro. En él, la autora detalla una serie de reflexiones acerca de la verdad como camino hacia la construcción de una narrativa transicional. Su desarrollo sobre la capacidad de las narrativas transicionales de establecer un plano fáctico, pero también axiológico, pone de presente el desafío (posiblemente la oposición) de la búsqueda de valores deseables frente a las particularidades de los casos de victimización y las necesidades de las víctimas. Empleando el caso argentino, este texto analiza el caso colombiano en una apuesta por lograr una narrativa fidedigna con enfoque de derechos, realzando la centralidad de las víctimas en el proceso.
Los últimos dos artículos concentran la mirada sobre el establecimiento de la verdad en el contexto de procesos judiciales especiales que se siguen en Colombia en el marco de esfuerzos de justicia transicional.
El sexto artículo explora los estándares internacionales de derechos humanos y su relevancia en la Jurisdicción Especial para la Paz. En “Verdad en una Colombia transicional”, Javier Alejandro Pantoja y Jairo Enrique Lucero hacen un trabajo pormenorizado de los estándares de la verdad desde el derecho internacional para recordar los desafíos que desde las ciencias jurídicas impone procurar por la verdad como derecho.
Finalmente, en el séptimo artículo, Ángela María Buitrago, destacada abogada y exfiscal delegada ante la Corte Suprema de Justicia colombiana, nos sitúa en el contexto colombiano con un desarrollo sobre la verdad tomando como campo de análisis el quehacer judicial. Su conocimiento en profundidad del funcionamiento del sistema judicial es puesto al servicio de este escrito, donde reflexiona sobre las formas de verdad que surgen de la aplicación de la Ley de Justicia y Paz en Colombia. Este artículo cuestiona en especial el potencial de la confesión y las versiones de los perpetradores, así como propone importantes reflexiones sobre la capacidad de contrastación de las versiones de los guerreros en escenarios judiciales.
Esta gruesa batería de análisis que componen este libro, como una forma de reflexión sobre el momento actual que vive Colombia, ilustra diferentes perspectivas sobre el laberinto que se debe recorrer en búsqueda de la verdad. En momentos en los cuales se descubren, se deponen o se confiesan algunas atrocidades, se abre literalmente un combate social por la verdad. La contención está en la médula de estos procesos. Dependiendo de cómo se comporten los distintos poderes (nacionales y locales) involucrados en la contención, el resultado puede ser más o menos conducente al reconocimiento de las atrocidades y de las víctimas.
El espacio para la contención política, sin embargo, necesita cultivarse bajo reglas de respeto y garantías básicas de seguridad y libertad de expresión para aquellos que reclaman: verdad, justicia y reparación. El proceso de paz colombiano se enmarcó en una visión simplista acerca de la verdad, creemos. Sin embargo, no hay nada más lejos de la realidad. Por el momento, esas condiciones de respeto y garantías no están aseguradas. El proceso es frágil y la libertad enfrenta múltiples amenazas. El país está sumido en una contienda que tiene el potencial de generar importantes acciones innovadoras, la constitución de actores sociales e, idealmente, la construcción de una identidad social basada en el reconocimiento. Desafortunadamente, esa misma contienda puede tener resultados desfavorables, enterrando aún más verdades que incomodan y evitando el doloroso reconocimiento de un pasado marcado por la atrocidad. La verdad está en contienda, esperamos que su búsqueda no sea a muerte.
BIBLIOGRAFÍA
STOVER, E. y H. WEINSTEIN (2004), My Neighbor, My Enemy: Justice and Community in the Aftermath of Mass Atrocity. Cambridge: Cambridge University Press.
VERDADES INSATISFACTORIAS, VERDADES INCÓMODAS: RELATOS RELEGADOS DEL CONFLICTO ARMADO
CAMILO UMAÑA HERNÁNDEZ
DIANA DURÁN
INTRODUCCIÓN
En décadas recientes, la verdad ha sido vista no solo como un derecho1 sino como una necesidad de las víctimas y de las sociedades, especialmente enunciados en momentos de transición.
La satisfacción de los derechos de las víctimas se toma como un objetivo esencial de los sistemas de responsabilidad jurídica, como materia fundamental para las políticas de memoria y reparación, y como justificación para adoptar las más variadas medidas de orden y seguridad. Este objetivo se exacerba en momentos transicionales, en los cuales los discursos de centralidad de las víctimas se han tornado en un lema habitual, claramente explícito en el más reciente acuerdo de paz entre la guerrilla de las Farc y el gobierno colombiano.
La terminación de la confrontación armada significará, en primer lugar, el fin del enorme sufrimiento que ha causado el conflicto. Son millones los colombianos y colombianas víctimas de desplazamiento forzado, cientos de miles los muertos, decenas de miles los desaparecidos de toda índole, sin olvidar el amplio número de poblaciones que han sido afectadas de una u otra manera a lo largo y ancho del territorio, incluyendo mujeres, niños, niñas y adolescentes, comunidades campesi-nas, indígenas, afrocolombianas, negras, palenqueras, raizales y rom, partidos políticos, movimientos sociales y sindicales, gremios económicos, entre otros. No queremos que haya una víctima más en Colombia.
El punto 5 contiene el acuerdo “Víctimas”. Desde el Encuentro Exploratorio de 2012, acordamos que el resarcimiento de las víctimas debería estar en el centro de cualquier acuerdo.
Centralidad de las víctimas: Los esfuerzos de la Comisión [de la Verdad] estarán centrados en garantizar la participación de las víctimas del conflicto, asegurar su dignificación y contribuir a la satisfacción de su derecho a la verdad en particular, y en general de sus derechos a la justicia, la reparación integral y las garantías de no repetición, siempre teniendo en cuenta el pluralismo y la equidad. Todo lo anterior debe contribuir además a la transformación de sus condiciones de vida [Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera].
Progresivamente, con un propósito u otro, el discurso de la víctima como centro ha servido a diferentes procesos de paz para delimitar las expectativas sociales de satisfacción en torno a la verdad y la lectura misma que se instala como el relato preponderante sobre lo ocurrido en los conflictos.
Los discursos sobre la verdad relacionados con los derechos de las víctimas contienen un fuerte contenido político. A menudo brindan un panorama abstracto de valores que la sociedad o ciertos grupos sociales pretenden hacer valer con su utilización: por medio del reconocimiento de las víctimas de un sector social, muchas veces, se busca reivindicar un tipo de subjetividad negada o de afectaciones desconocidas (población LGBTI por violencias sexuales, por ejemplo), poblaciones particularmente afectadas (las mujeres por violencia intrafamiliar, por ejemplo) o, además de las anteriores, rentables argumentos para los intereses políticos (niños frente a cualquier tipo de afrenta, por ejemplo).
Este lenguaje contiene un potencial concreto útil para sustentar la existencia de una diversidad de instituciones cuyo objetivo es brindar un grado de verdad a una sociedad, especialmente cuando ha sido afectada por crisis sociales y desastres naturales que hacen de ella una de sus principales sacrificadas. En últimas, como lo declaró Julian Assange sobre la guerra en Irak, “[l]os ataques contra la verdad comienzan antes de una guerra, continúan durante el conflicto armado y persisten […] hasta mucho después” (Cadena Ser, 23 de octubre del 2010).
La verdad como objetivo social y como derecho tiene sobre sus espaldas la expectativa de ofrecer una satisfacción para las víctimas y la sociedad en general. Como lo establece el Conjunto de principios para la protección y la promoción de los derechos humanos