El juego de la seducción. Martín Rieznik
ontenido
1. Estructura del juego
2. Las reglas del juego
3. Valores de supervivencia y reproducción
4. Delivery
5. Regla de los tres segundos
6. Reactivo vs. proactivo
7. Apertura
8. Escudo de protección
9. Macho alfa del grupo
10. Ping Pong
11.Ser el hombre
12. Avatar y pavoneo
13. Valor único en A3
14. Teoría de la gata
15. Cambio de fases A3/C1
16. Jugar como Alas
17. Para cerrar una interacción
18. Lectura en frío
19. Kinoescalada y tacto voluntario
20. Prueba social
21. Plan de citas
22. Juego telefónico
23. Sexo
24. Seductor de principio a fin
Reconocimientos a los autores de "EL JUEGO DE LA SEDUCCIÓN"
"Tengo un amigo que está haciendo el curso en LevantArt. Estos pibes son unos genios, estudiaron la seducción científicamente, hablé con Martín Rieznik y sentí que hablaba con un científico del CONICET, el tipo sabe de lo que habla. Muchas mujeres ni siquiera entienden la importancia de este tipo de escuelas para los hombres."
Alejandro Fantino / Hora pico.
"Ellos desarrollaron el arte del levante hasta el punto del perfeccionamiento absoluto."
Tomás Eliaschev / Revista Veintitrés.
"Luego de la prueba que hicieron en nuestro programa, llegamos a la conclusión de que se puede mejorar, la seducción es algo que se puede aprender."
Andy Kustnezoff / Argentinos por su Nombre.
"Estas escuelas hacen parte de las diferentes vías que existen para buscar la dirección humana. Ayudan a sacar la timidez y expresarse."
Moria Casán / Diario Clarín.
"Estoy sorprendido, es un gran emprendimiento y puede ser de gran ayuda, les deseo lo mejor de mi parte porque el proyecto lo merece."
Víctor Hugo Morales / Radio Continental.
Dibuks.com
Rieznik, Martín
El juego de la seducción : todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres
ISBN 978-987-29350-1-6
Director general: Ruben Kaplan
Corrección de estilo: Liliana Szwarcer
Diseño y diagramación: Déborah Glezer
Diseño de tapa: Cintia Fournier
Imagen de tapa: VladimirCeresnak/ Shutterstock.com
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Martín Rieznik ~ Mike Tabaschek
El juego de la seducción.
Todo lo que un hombre debe saber
sobre las mujeres
Introducción
Lo que nunca nos enseñaron
Nunca nadie nos enseñó esto. Somos hombres. Se supone que de algún modo nos hemos podido arreglar después de tantas generaciones. De hecho, ninguno de nuestros ancestros murió virgen. Por lo menos en una ocasión, ellos lograron descifrar el entramado de códigos que permite generar atracción en una mujer. Ya sea para pasar el rato, compartir proyectos de vida, disfrutar del sexo, amar o dejar progenie, seducir nunca fue un acto recreativo, sino más bien una necesidad trascendental. Los genes de aquellos que no fueron capaces de seducir a una mujer se extinguieron de la faz de la tierra.
La sociedad da por supuesto que todos, en algún momento de nuestras vidas, lograremos atraer a la mujer que queramos y alcanzaremos el aclamado final feliz. Hollywood dictamina que vivir es algo así como una historia romántica, en donde el protagonista, bastante torpe en un principio –para generar empatía en nosotros– logrará conquistar a la mujer más hermosa y, de paso, descubrirá también unos superpoderes secretos que lo convertirán en la última versión de El Héroe.
¿Qué pasaría si esto no fuera así? ¿Qué sucedería si este final feliz nunca llegara? ¿Qué ocurriría si las mujeres que anhelamos para ese happy end no se sintieran seducidas a causa de nuestra falta de habilidad? No hay respuestas para esto. Al menos, no existe ninguna socialmente aceptada aún. Es así como pasamos nuestra adolescencia y juventud aprendiendo a fuerza de voluntad, prueba y error. Improvisando, golpeándonos una y otra vez contra la misma pared. Vivimos mirando mujeres, deseando tenerlas, queriendo que formen parte de nuestro estilo de vida; soñamos con lujuria, jacuzzis, yates y tríos. Pero todo eso parecería estar reservado a los campeones del mundo o a las estrellas famosas de la TV. De a poco, nos damos cuenta de que los sueños son sólo eso y de que son pocos los hombres que llegan a colmar sus aspiraciones de éxito con las mujeres. Nos resignamos a no ser Brad Pitt, pero a un precio muy alto. Podríamos decir que prácticamente todos los hombres desearían mejorar su capacidad de seducción si se les ofreciera la oportunidad