Soy activista. Caroline Paul
GUERRA DE VIETNAM AÑOS 70
SALVA A LAS BALLENAS (AHÍ SEGUIMOS)
CARRERA ARMAMENTÍSTIC AÑOS 80
DERECHOS QUEER, COMIENZOS DEL SIGLO XXI
PAZ EN MARTE 3012
INTRODUCCIÓN
Bienvenido a este manual sobre cómo convertirte en un activista. Has abierto estas páginas porque tienes una misión: cambiar el mundo. Y AHORA es el mejor momento para hacerlo.
Quizá te de rabia una injusticia. Quizá te asuste una situación de la que has oído hablar. Quizá te emocione apoyar una causa en la que crees. Todos estos sentimientos son normales. Es más, estos sentimientos te dan poder.
Este libro te ayudará a canalizar tus sentimientos para pasar a la acción. Te ofrece una sencilla lista de tácticas que otros jóvenes como tú han usado de manera muy efectiva. Sus historias, además de inspiradoras, son también instructivas. Identificaron un problema que les preocupaba. Investigaron ese problema, consiguieron el apoyo de amigos, padres y desconocidos para su causa y tramaron un plan. ¡Y luego actuaron!
Este libro también incluye conceptos de vital importancia para que tus tácticas funcionen, como el privilegio, la interseccionalidad y la escalada, entre otros. Si piensas: «Bufff, qué palabras más complicadas», no te dejes intimidar por ellas. Entender bien estas ideas y la aplicación que pueden tener para ti y para tu causa es la clave para cambiar el mundo a mejor.
Ahora, reúne a tus amigos y amigas (porque cambiar el mundo no se hace solo), pasa la página y aprende las tácticas que han marcado la diferencia antes y que volverán a marcarla... ¡contigo!
1) CAMBIA DE HÁBITOS
A veces, salvar el mundo comienza con la acción más pequeña de todas: un ligero ajuste en tu vida.
Esto es lo que Merit Leighton, de seis años, y Marlowe Peyton, de cuatro, decidieron hacer cuando se enteraron de la monstruosa cantidad de basura que hay en el océano Pacífico. Se pusieron el nombre de la Patrulla del Plástico y recogieron y reciclaron botellas de plástico tiradas en la playa, pidieron las bebidas sin pajitas y rechazaron cubiertos, platos y vasos de plástico para llevar.
Quizá pienses que reducir la cantidad de plástico que usas no servirá de mucho, pero los estadounidenses compran más de cincuenta mil millones (sí, has leído bien) de botellas de plástico al año y reciclan menos de la mitad. CADA UNO de nosotros tira al año unos 84 kilos de plástico. La mayoría termina en el mar, donde se va degradando. ¿Que cuánto tiempo pasará hasta que desaparezca? Unos mil años. Mientras tanto, los animales marinos se lo comen por error; de este modo, se envenenan o se les bloquea el tracto digestivo, con lo que mueren de hambre. El plástico también se descompone en trocitos microscópicos que se reúnen en las corrientes marinas. En resumen, millones de delfines, tortugas y peces mueren cada año, y nosotros tenemos zonas contaminadas como la Isla de Basura del Pacífico, donde flotan chorrocientas (¡otra vez lo has leído bien!) partículas de plástico diminutas, y todo porque seguimos usando y tirando botellas, bolsas, globos y pajitas, entre otras muchas cosas. El cambio de hábitos se extiende más allá de tu vida diaria. Cuando sus amigos y su familia vieron lo que hacían Merit y Marlowe, tuvieron la oportunidad de pensar en el uso que hacían del plástico en sus propias vidas. Esto pudo haberles inspirado a reducir ellos también el uso de plástico. Y esas personas pudieron haber inspirado a otra gente. Piénsalo: la acción de una persona podría llevar a la resolución de que todo el mundo redujese el uso de plástico. Sé que parece improbable, pero para los activistas «improbable» suena a «totalmente posible».
Genesis Palacio tenía solo tres años cuando le preguntó a su madre de dónde venían los nuggets de pollo, y su madre tuvo que decírselo: a los animales hay que matarlos para comérselos. Genesis se horrorizó y se puso triste. ¿A los animales? ¿Para comérselos? Le dijo a su madre que no quería más nuggets de pollo, ni ninguna otra carne. ¡Al cabo de un año, toda la familia Palacio se hizo vegetariana!
Genesis quería salvar a los animales, pero resulta que también estaba salvando el planeta, porque criar animales para comérselos requiere mucha agua, mucha tierra y muchos contaminantes como gasolina, gasóleo y carbón. Algo tan sencillo como comer menos carne es una manera muy efectiva de ayudar a la Tierra. Por no hablar de que harás muy felices a un árbol, a un río y a un cerdo supermono.
Genesis acabó haciéndose vegana, lo que significa que eliminó todos los productos animales de su dieta. Cuando se come un sándwich de mantequilla de cacahuete y mermelada en lugar de una hamburguesa, contribuye a salvarle la vida a una vaca, además de evitar la emisión de 1,5 kilos de gases de efecto invernadero y el gasto de 1000 litros de agua y entre 1 y 5 metros cuadrados de tierra.
¡PASA A LA ACCIÓN!
1. ¿Qué te preocupa?
2. Piensa en qué pequeña acción diaria podría provocar un impacto en ese tema. Si se trata del bienestar animal, podrías eliminar la carne y los lácteos de tu dieta. Si es el medioambiente, deja de usar toallitas de papel (¡usa una esponja!) o servilletas de papel (¡úsalas de tela!). Quizá podrías llevar una bolsa al supermercado. Reúne a un grupo de amigos y pensad entre todos. ¡Luego haced esos cambios juntos!
3. ¿Puedes medir el impacto de tu acción? Si vas al supermercado cuatro veces por semana y llevas tu propia bolsa, ¿cuántas bolsas de plástico NO estás usando? Si tu acción está provocando un cambio, sigue adelante. Si quieres que el impacto sea aún mayor, ¡cambia otro hábito!
4. Repite los pasos 2 y 3. ¡Consigue que se te unan más amigos!
2) HAZ UNA PANCARTA
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