Constelaciones familiares. Marcelo Luis Ducruet

Constelaciones familiares - Marcelo Luis Ducruet


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dimensión de lo que esa persona necesita (tanto en el dar como en el recibir).

      Quinto orden de la ayuda: Las Constelaciones son herramientas maravillosas para comprender el universo de cada paciente, de cada persona que solicita ayuda. Mediante esta terapia nos acercamos al constelante, observamos su entramado social y familiar, y con un panorama total de su realidad damos la ayuda exacta que aquel pide. Es una terapia de orden, como dije en mi anterior libro Psicoconstelaciones, y de reconciliación. A través de la mediación del terapeuta, la persona obtiene su ayuda en la medida que precisa, de quien precisa y con observación a los lazos de parentesco (consanguinidad o afinidad) que allí están en juego, pero por sobre todas las cosas este tipo de ayuda se caracteriza por una postura completamente amorosa, comprensiva y desprejuiciada tanto hacia el paciente como hacia la persona con la que éste tiene un conflicto. Es la única forma de brindar un verdadero servicio y asistencia.

      Está claro que hay diferentes tipos de ayuda y de diferentes órdenes, tal como lo vimos en el apartado anterior. Sin embargo, en este caso particular, quiero hacer referencia a la ayuda terapéutica justa y precisa.

      Veamos… la buena ayuda, dice Hellinger, es cuando el profesional no se “mete, hurga o inmiscuye” en los misterios del alma, para luego ofrecerle un “procedimiento avalado científicamente” para restablecer el orden perdido. El verdadero profesional permite que el alma se exprese para que el paciente comprenda lo que debe sanar. Por ende, la ayuda es un arte, el arte de acompañar, el arte de despejar el camino para que el alma se comunique.

      “Ayudar desde la sintonía con el otro, con su destino, con su alma, de forma que el otro pueda y deba crecer en ello, eso es un arte”, repite el maestro Hellinger.

      Por otro lado, es fundamental para esta tarea no juzgar, no clasificar como bueno o malo, mejor o peor, porque cuando se piensa en esos términos, alguien inevitablemente queda excluido. El amor hacia todos y hacia todo es la clave. La lástima y la compasión no sirven. Estas dos últimas no brindan ni apoyo ni acompañamiento a quien lo necesita, a los terapeutas nos debilita y a los problemas de los clientes/pacientes los fortalece.

      Las personas que son parte del equipo de trabajo que coordino se han ido formando en Psicoconstelaciones, sin prisa, pero sin pausa. Antes de brindarles información teórica debieron entender y aceptar el profundo compromiso que representaba asumir este rol. Una vez entendida la filosofía de este trabajo, la técnica se despliega “casi” por sí sola.

      Mi equipo tiene los conocimientos adecuados acerca del pensamiento sistémico, lo que implica “ser parte de una familia” y los aspectos esenciales de los Órdenes de la Ayuda y los Órdenes del Amor, de Hellinger.

      Poseen, además, una sensibilidad especial para comunicarse con otras almas, para establecer comunicaciones álmicas.

      Mis amigos, asistentes y, por supuesto, ayudantes han ido experimentando y viviendo junto a mí diferentes talleres y prácticas; juntos hemos compartido conocimientos para poder intervenir correctamente en cada trabajo constelativo.

      Claro está que no todas las herramientas son para todas las personas. No todos pueden, y me atrevería a decir, ni deben sentirse comprometidos a continuar una formación en una herramienta si en el transcurso de esta se dan cuenta que excede lo que están dispuestos a sostener.

      Es una responsabilidad que nos compete especialmente a quienes oficiamos como guías… el saber si alguien está preparado internamente para seguir adelante o si es prudente decirle que no es adecuado continuar la formación.

      “Nadie puede llevar a otro más lejos de donde llegó consigo mismo”, reza un principio que escuché y que comparto siempre porque es clave en la tarea de todos los que nos desempeñamos como terapeutas.

      Para conocer y ayudar a otros, es necesario tener la capacidad para conocernos y ayudarnos a nosotros mismos, como primera medida. Sin este principio fundamental es imposible llevar a cabo esta tarea profesional.

      Por otro lado, es primordial reconocer nuestras limitaciones y saber acallar el ego cuando es necesario. Una actitud humilde y respetuosa es primordial en esta tarea.

      Convertirse en gurúes, figuras mediáticas y maestros reconocidos puede ser tentador pero jamás debe ser el objetivo porque entorpecería nuestro trabajo que es en primera instancia ofrecer ayuda.

      La valoración por nuestra tarea es fundamental. El recibir afecto y reconocimiento también lo son, pero no deben obstaculizar el camino que nos trazamos… el de aprender cada día para poder ayudar cada día.

      En mi trabajo como psicoterapeuta, he incorporado herramientas complementarias que me hicieron sin duda más asertivo, pero antes de emplearlas las probé, las experimenté y comprobé que serían efectivas para los pacientes.

      Creo que no se puede emplear recursos en los constelantes que previamente no hayan sido probados en mi persona, porque algunos podrían resultar inocuos o negativos.

      Nadie puede ni debe aventurarse a ser facilitador sin estar debidamente formado, sin tener una base teórica que justifique su práctica y un trabajo interno que permita estar atento a aquello que debemos poder sanar en nosotros mismos.

      Son muchos los facilitadores que se aventuran a una práctica y que no saben adecuadamente cómo enfrentar situaciones que se presentan tanto en aspectos de la personalidad del paciente o en el desarrollo de un taller. Esto deja a los pacientes en un estado de ansiedad y desorientación que bajo ninguna manera deben experimentar…

      Las maratones terapéuticas donde una persona resuelve en un fin de semana sus dificultades más profundas, prácticas extremas de meditación, dietas sanadoras de días y otro sin fin de ofertas de cambio de vida instantáneos son parte de lo que hoy en día desvirtúa el verdadero y profesional trabajo interno.

      Hay que ser cuidadosos… con uno mismo y con los demás, tanto para brindar ayuda como para recibirla.

      CIERTOS PUNTOS RELEVANTES

      Repasemos juntos cuestiones fundamentales del trabajo terapéutico.

      Entrevista previa: Este primer paso lo considero vital ya que el acercamiento previo al taller permite no solo que el futuro participante me conozca y conozca el espacio sino también que yo pueda evaluar si la persona que me consulta se encuentra emocionalmente preparada para participar en una Psicoconstelación. Es imprescindible, por lo menos para mí, hacer una evaluación clínica antes de integrarlo en una rueda constelativa.

      Temas para constelar: Los que necesite el paciente. Pueden ser temas laborales, familiares, relacionados con amistades, con colegas, con la pareja, en definitiva, cualquier cuestión que esté afectando la salud emocional, álmica, psicológica o corporal del consultante.

      Preparación para un taller: A cada futuro constelante se le explica cómo debe prepararse para el taller, lo que puede esperar o no del trabajo y ciertos parámetros para no entorpecer la efectividad del tratamiento.

      Cantidad


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