Constelaciones familiares. Marcelo Luis Ducruet
a la convicción de la presencia colectiva del alma. Somos parte de un grupo, de un colectivo, de una trama tejida con pequeñas y grandes historias, secretos, deseos y anhelos. Esto es EL MUNDO FAMILIAR.
Sin esa consciencia grupal, que se manifiesta como resultado de formar parte de distintos núcleos, de diferentes entramados, nuestro desarrollo sería imposible.
Es así que, desde el comienzo de nuestra historia, nos vamos construyendo gracias al sentido de pertenencia hacia un grupo determinado, y, como un efecto amplificador, esto se materializa en experiencias, vivencias y hechos concretos de nuestra vida.
En la labor constelativa existe una virtuosa reciprocidad de dar y recibir. Sin esa consciencia de intercambio el trabajo constelativo no serviría, no cumpliría su función.
Mi intención es, pues, que este libro se convierta en un silencioso acompañante que facilite, a cada uno de los lectores, el difícil ejercicio de la superación de desafíos personales y la travesía por la propia historia para rectificar/comprender/sanar el presente y producir un cambio que construya lentamente un futuro brillante.
Obviamente, a medida que se avance en la lectura, los lectores podrán hallar las herramientas para reconciliarse con el pasado, para recuperar la capacidad de establecer acuerdos y resolver incertidumbres.
Asimismo, por medio de la presentación de casos, vivencias en talleres, consultas y explicaciones que se encuentran aquí, les será posible introducirse e iniciarse en el maravilloso mundo de las Psicoconstelaciones.
Esta iniciación implicará un cambio profundo de consciencia. Y, por supuesto, para que este proceso sea beneficioso, el camino de iniciación deberá ser adecuadamente guiado.
Es por esto por lo que, a medida que se recorran las siguientes páginas, será necesaria una lectura silenciosa, humilde, de apertura, para que se produzca la comunicación de espíritu a espíritu. Gracias a ello, lo que se desvelará será el misterio que rodea todo lo relativo a las Psicoconstelaciones y su poder de sanación.
Escribir este libro fue condensar con la sencillez del lenguaje y con la humildad del eterno aprendiz, mi recorrido de estos años en el camino espiritual… Un sendero largo y sinuoso, siempre construido con curiosidad y esfuerzo, y con la firme convicción de que el trabajo terapéutico es una dinámica de amor, en sus infinitas manifestaciones.
Me queda la esperanza de que, a través de la lectura de este libro, sus almas se manifiesten y se comuniquen y funcione como disparador de un proceso de transformación.
UNA TERAPIA DIFERENTE
En el entramado de la personalidad se dejan ver concatenadamente una suerte de perlas que son indicios, indefectibles señales, por donde convergen las aristas del complejo familiar.
M. D.
Cuando comienzo una Psicoconstelación, la primera intuición que me guía es que el alma del consultante ya sabe perfectamente qué es lo que viene a sanar. Lo que sigue, el ritual de colocar las manos detrás de la persona elegida, ubicarla en un lugar determinado del espacio, de acuerdo con la imagen interna y su magnetismo constelativo, es parte de un marco referencial, pero nada más que eso. O sea, el alma es la que sabiamente se va moviendo cual ajedrez mágico y va colocando las piezas de un modo que nos envía su mensaje.
No es tarea fácil trabajar desde un nivel de tal profundidad. Se realiza un acuerdo y se pone en marcha un movimiento como una rueda que siempre nos trasciende y que, una vez iniciado, ya no se detiene. Yo no podría afirmar exactamente qué es lo que en el alma se mueve, como tampoco podría asegurar qué es lo que no se mueve, pero evidentemente algo maravilloso ocurre.
La psicología tradicional, que la mayoría conoce, opera con parámetros y ejes que funcionan en dimensiones diferentes a las que se ven en las Psicoconstelaciones en donde se abren posibilidades y realidades extraordinarias y sorprendentes.
Lo que produce el movimiento de las Psicoconstelaciones, esa dinámica transformadora, es un salto cualitativo en todos los ámbitos de nuestra insospechada personalidad y una comprensión progresiva, intuitiva, espiritual y álmica. Aquí radica la fuerza de esta terapia.
Por otro lado, esta metodología no trabaja con el ser aislado sino con la persona que pertenece a un entramado familiar y social. De hecho, con esta terapéutica siempre aparecen nuevos registros y datos que, en todos los pacientes, hacen referencia a antepasados o se relacionan significativamente con ellos. Es como una atracción física, una gravitación especial, que gira en torno al eje familiar.
En cada Psicoconstelación, trato de que las personas que están muy ancladas en lo concreto de sus preocupaciones diarias abran sus ojos a este despertar filosófico que acompaña al fenómeno constelativo.
Mi desafío, entonces, es acompañar a cada consultante en su camino de comprensión, sanación y acuerdos.
Cuando realizo este acompañamiento, por supuesto, trato de desaparecer, esto es, correrme, ser solo un canal. No es más ni menos que una despersonalización similar a la experimentada durante la meditación. De esta forma, permito que el otro logre sumergirse, adecuadamente y sin miedos, en ese espacio oculto que se vislumbra por medio de esta herramienta sistémica.
Una Psicoconstelación es una herramienta que se debe emplear con mucho respeto puesto que el grado de permeabilidad que se maneja es mucho mayor que en otras terapias, y, allí, radica su asertividad. Mientras que en una psicoterapia de cualquier orden, desde las más tradicionales a las menos tradicionales, los mecanismos de defensa están muy activos, en las Psicoconstelaciones el constelante se halla más abierto y expuesto a ciertas experiencias fuera de lo común. El grado de exposición en una Psicoconstelación hace necesario maniobrarla con prudencia, respeto y sabiduría.
Yo he tenido una multitud de experiencias con talleres en los que he notado que cuanto mayor es la integración y apertura, más profundo es el acceso a lugares absolutamente desconocidos y recónditos de la personalidad y el alma. Se trata de confines álmicos a los que no se ingresa con la guía del pensamiento racional, sino que se viven como flashes, flashbacks, fulgores que aparecen y que muestran claramente dónde está atrapado ese puñal pretérito que tanto lastima.
UNA VIDA, UN CAMINO
Siempre me atrajo todo aquello que estaba más allá de los límites de mi percepción. En ese afán de conocer, llegué al pleno convencimiento de que cada evento significativo es un desenvolvimiento creciente de mi alma, de su necesidad de aprendizaje y de expresión.
Fue así que comencé un lento pero progresivo camino hacia la creación de las Psicoconstelaciones y de mi Centro Cambio Energético.
Obviamente, este deseo de “ver más allá”, de trascender la realidad más evidente, produjo un cambio en mi vida, como persona y como profesional terapéutico.
Gracias a este anhelo de trascender las metodologías tradicionales entendí que todo en la vida es una suerte de cocreación, de una intrínseca coparticipación, y que nada nos pertenece con exclusividad. Lo que somos es el resultado de una construcción propia y también fruto de una interacción permanente con la cultura en la que nos desenvolvemos, con la herencia familiar, con la sociedad completa.
El Centro Cambio Energético, por ejemplo, es resultado de mi trayectoria personal, de mi interacción profesional y, fundamentalmente, una creación y recreación permanentes que llevo a cabo junto con mis pacientes y con toda la gente involucrada en lo sistémico.
Podríamos preguntarnos entonces qué es este Centro. No es más ni menos que una clínica heterogénea, un campo abierto de posibilidades terapéuticas en donde confluyen diferentes disciplinas con el objetivo de brindar asistencia: Terapia Individual Sistémica, Psicoconstelaciones Familiares, Reiki, Terapia Postural y talleres de meditación y armonización con sonido Didgeridoo, cuencos tibetanos, Shruti, Tambor Chamánico, Flauta Nativa, Koshi Bells y mantras cantados. Se trata de un multiespacio en donde se trabaja con todos los planos del ser. La psiquis,