El misterio en lo cotidiano. Xavier Quinzà Lleó
de presencia: a nosotros, al hermano, al mismo Dios. Lo que nos estorba es la opacidad en la que vivimos, la oscuridad de lo que no está habitado, pleno. ¿Aprenderemos a dejarnos amar sin miedo, francamente, sin barreras, alguna vez?
3 de diciembre
Una frase leída de corrido en la prensa me hace romper el silencio de meses: «Se está penalizando a los más débiles». ¿Hemos recapacitado en lo que significa? ¿No nos avergonzamos al hablar de un tiempo de espera y esperanza? ¿A qué conversión estamos invocando? ¿Cómo decir Adviento sin sonrojarnos? «El que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida que haga lo mismo» (Lc 3,11). Lo más sencillo, sin complicaciones, para preparar el camino del Señor.
4 de diciembre
Dios es más íntimo, por su Espíritu, en el centro de nuestra interioridad de lo que solemos pensar. Más íntimo aún que nuestra misma intimidad, como nos recuerda san Agustín. Ello quiere decir que solo tenemos una forma de saberlo y gustarlo en nosotros: por el ejercicio del amor oblativo, por la dinámica del desprendimiento. La libertad de los hijos es la libertad total de quienes solo buscan vivir sin trabas, desarmados, inviolables, porque en su entrega radical están desprendiéndose de su siempre ansiada e inútil protección y se muestran de verdad muy capaces de descubrir el punto crucial del torrente activo del Amor y la vida.
9 de diciembre
¿Por qué nos empeñamos en pintar de blanco el humo negro de nuestras chimeneas? ¿No sería mucho mejor dejar de contaminar con nuestras combustiones emocionales la convivencia, el diálogo, la cordialidad?
19 de diciembre
Dios, todos los días y a todas horas, nace en verdad, por la gracia y el amor, en cada uno de nosotros. Por este nacimiento es por lo que no debe quedar en nosotros más que una búsqueda simple y pura de Dios, sin ningún otro deseo de tener nada propio, con la única voluntad de ser de él, de darle cabida en nosotros de la manera más íntima, para que él pueda llevar a cabo su obra y nacer en nosotros sin que interpongamos ningún obstáculo...
Si el ser humano prepara así el lugar en el fondo de sí mismo, Dios, sin duda alguna, estará obligado a llenarlo, y a llenarlo completamente; si no fuera así, el cielo se rompería para llenar el vacío. Dios no puede dejar las cosas vacías. Entonces la Palabra de este nacimiento podrá ser pronunciada en ti y tú podrás escucharla. Pero debes saber que, si quieres hablar, él se callará. No se puede servir mejor a la Palabra que escuchándola y callándose. Si tú sales completamente de ti mismo, Dios entrará todo entero; en la medida en que tú sales él entra, ni más ni menos.
2014
DISEÑO DE AMOR COTIDIANO
6 de enero
«Estamos llamados a este abajamiento: ser “vaciados”. Ser hombres que no tienen que vivir centrados en sí mismos, porque el centro de la Compañía es Cristo y su Iglesia. Y Dios es el Deus semper maior, el Dios que siempre nos sorprende. Y si el Dios de las sorpresas no está en el centro, la Compañía se desorienta. Por eso, ser jesuita es ser una persona del pensamiento incompleto, del pensamiento abierto: porque siempre piensa mirando el horizonte, que es la gloria de Dios, siempre más grande, que nos sorprende sin cesar. Y esta es la inquietud de nuestro abismo. Aquella santa y hermosa inquietud». ¡Gracias de corazón, hermano Francisco!
13 de enero
Aunque Cristo haya nacido mil veces en Belén, si no nace en ti estarás perdido para siempre. El Crucificado del Gólgota no te va a librar del mal si no se eleva dentro de ti una vez más y te dejas atraer los ojos y el corazón por él.
31 de enero
En nuestros contextos cotidianos, el problema es más profundo que cambiar de acento en nuestro lenguaje: se trata de algo más serio, de «cambiar de Dios» y descubrir un Dios diferente que se parezca más al Dios de nuestro Señor Jesucristo. Se trata de descubrir que se ha producido un cambio, que se nos ofrece una nueva manera de relacionarnos con el Dios tierno, clemente y misericordioso. Es la revolución de la ternura.
12 de febrero
Debemos ir más lejos: no se trata solamente de dejar los ídolos que reconocemos como tales, sino de descubrir un nuevo rostro en el Dios al que adoramos. Dios en condiciones de igualdad, sin encogimientos ni sometimientos, dejando crecer, gozosos, nuestro ser en su presencia. Dios compañero, amante en condiciones de igualdad, con el que se puede hablar de corazón a corazón, sin culpas ni reproches.
13 de febrero
¿Serán nuestras palabras en Facebook como el mensaje del náufrago en la botella, que se lanza al mar con una incierta esperanza? ¿Cuál será mano y cómo el rostro desconocido que lo tome y lo lea? ¿Le moverá a enviarnos el afecto de otras palabras, de otros ecos, como la huella del pie desnudo en la isla de Robinson?
24 de febrero
Cuando hablamos de Dios, el lenguaje que elaboramos parece sugerir que Dios está en sí, fuera del mundo, como una instancia trascendente y misteriosa, fuera del ser humano. Y se tiene la impresión de que es Dios quien entra y está dentro del ser humano, cuando en realidad es el ser humano quien está dentro de Dios. No hay un don en sí fuera de Dios, no hay gratuidad «en sí»... Lo gratuito se manifiesta a través de un modo de ser del ser humano.
25 de febrero
La gracia solo es gracia para el ser humano cuando emerge desde el mundo en el que estamos insertos. La gracia es el acontecimiento del amor libre de Dios y la presencia en el mundo del Dios liberador de una situación pecaminosa, para una situación humana plena y divinizada. De ahí la necesidad de sumergirnos en la realidad para experimentar la gracia. Esto implica no solo asumir las experiencias de Dios que otros tuvieron, sino hacer la propia, también de Dios y de su gracia.
3 de marzo
Esta es la pregunta clave: ¿quién puede abrirnos el libro de la Vida? Lo escondido de Dios es una vida oculta, negada ante los ojos del mundo. Es una ignorancia culpable que no quiere ver ni oír. Que se cierra en el egoísmo de la mordedura de la serpiente primordial y se niega a abrirse a la alteridad de la vida. ¿Por qué siempre nos sucede que nos empeñamos en la ceguera obstinada, en su oscuridad?
7 de marzo
He comenzado la Cuaresma con el deseo de avivar las cenizas del deseo. ¡Me gustaría colaborar a levantar el velo morado de la Cuaresma! Creo, más bien, que la Cuaresma es el tiempo del noviazgo, de los amores primeros que tenemos que ir poniendo a prueba. Los novios se preparan para la boda, aprenden a conocerse mejor, a aceptarse en sus debilidades, a disfrutar con la mutua presencia. Como Israel en su tiempo de prueba por el desierto, tenemos que probar nuestra fidelidad y confianza en el Señor, que nos conduce y nos guía por este amplio camino. La alianza se completa para el pueblo con el don de las bodas, que es la tierra prometida (prometida, ¿ves?, ¡otro símbolo del noviazgo!). Para nosotros será la Pascua, nueva y eterna Boda, alianza de entrega y de humildad. Por eso, estos días tenemos que ir aprendiendo a amarle mejor, a él en los hermanos más pequeños, a ellos en el Amor mayor...
11 de marzo