Al cerrar los ojos. Néstor Tellechea
como era
subiendo
subiendo
por un calor aunque más no sea mal oído
mal esperado y nada
acentos y acentos de esta harina transparente que pasan y se pierden
y duele repetirme lo que oigo que me digo mientras bajo y subo la mano
como si estuviera haciendo llover a cada sonido que dejo en el papel
si hoy no le lluevo bien al dolor
hoy no le lluevo bien a casi nada
cayendo
cayendo
en palabras a lo mejor hasta demasiado vacías
y que de mi parte dejan nada más que un gusto a hiel de hambre escrita
hacia donde no habría valido la pena haber soñado
envuelto y desenvuelto en la avaricia de escribirle
como no quise hacerlo
sin haber escuchado lo preciso como tendría que haberlo logrado
mientras la lluvia baja
me ensordece
y como ya le dije
paro
y pienso
y espero
y de repente también tengo visiones que me nombra la ventana
y apenas humedezco de nuevo lo sentido
y lo derramo mal y tarde todo en las palabras
esta carta de golpe ahora ya es el Perú por ejemplo
como ya había sido en otros fracasos
con un cielo que amenaza con sus nubes como piedras intensas
y ahora ya es París el agua
helándome los huesos con un comienzo de calor casi filoso y suave
y de repente el vértigo caído vuelve a ser
alguna que otra foto suya aligerada que desaparece
mientras la lluvia vuelve a ser una carta que viaja
envuelta y desenvuelta por el agua que se trenza y se destrenza sobre mi patio
y que ahora por ejemplo fue París de nuevo y está lloviendo
o jueves otra vez y para nada
o de repente no alcanzo a entender que querría avisarme el futuro
girando en la rabia lluviosa
llevándose tan rápido sus rumores de vara que suenan como enojados
mientras golpean de barrida los vidrios de mi casa
o el cuerpo del aire está como sordo
o el agua sigue siendo un presente mojado para nada
o de nuevo usted está y no está
aparece y desaparece
y todo termina siendo nada
siempre por mi culpa
pan sin vida
fuego confundido
y nada
nada
todo lo que no llego a decir
se deshace como un humo mojado que desaparece triste
y nada
nada
y quizás el único consuelo que me queda
es que
llueve César
escuchando no sé cómo
lo que se va sin que yo lo interrumpa
llueve
eso no cambia
ni fracasa
al menos en todas la veces de esta carta
en la que hizo y hace rabia y pena y ganas de pensarlo y de escucharlo
hablándole o callándome
en esta carta
por lo menos llovió y llueve César
se lo juraría
así que espero que de todo este propósito perdido
al menos quede y pueda sentirse algo
de lo agradecido que le estoy
por lo que usted me dijo una vez y para siempre
en un sueño
lo que puede la lluvia
no pueden las palabras
contesto
porque puedo hacerlo
desde todo lo desconocido
digamos
sin todo lo que fui
además de palabra
contesto
puedo contestar
porque lo único que sé
mejor ahora
es que cuando el cuerpo se va
se queda la poesía
contesto sin manos
sin huesos
sin sangre
sin tiempo
en el revés de la trama
del espacio perdido
por todo lo que fui
viajes
deseos
anillo de piedra
y hasta ruido de hambre
en los ojos
hambre por todo
hambre por todos
mano en el mentón
leyendo
al hombre
tantas versiones
de hombres
mojados de experiencia
cumpliendo con el mundo
ráfagas de sí
gotas de intento
contesto porque alguien
en el futuro que no conocí
se animó a decirme lo que le pasaba
recordando un poco de mí
y que sólo puede escucharme durmiendo
esto pasa creo
porque el cuerpo de un sueño
es otro sueño que habla urgido como si estuviera cayendo
sobre los instantes de un mañana
que fuera a morirse al otro día
contesto porque yo también
fui sueño
de palabras que me predijeron
jueves
soledad
presentimiento
golpes espirituales
camino
realidad
y entonces
contesto