Match Love 2.0. T. J. Chairman
había conocido un par de horas antes), buscando en ti, quizá, esa comprensión que les acabe de confirmar que tú eres diferente. O bien, a modo de verborrea compulsiva, si en el primer minuto ya no les has entrado por el ojo y no van a tener un segundo encuentro contigo de ninguna de las maneras.
Llegados a este punto, uno puede mentalizarse, mientras ella habla cuesta abajo y sin frenos (el vino ya ha empezado a hacer el trabajo para el que fue inventado) de que no le has gustado; piensas, en el mejor de los casos, que te ve con ojos de un posible nuevo amigo (sin ningún tipo de derechos evidentemente). Llegados aquí, dudas entre marcharte o aguantar el chaparrón (fingiendo algún tipo de interés), pues quizá ese día no tienes nada mejor que hacer e intuyes que, redirigiendo la conversación hacia algo más apasionante, puede cambiar tu suerte. Está claro que no te atrae nada como marcha la cita y, pese a que no le vayas a pedir matrimonio, tus ojos se han quedado clavados en el generoso escote en forma de uve, en el que incluso, puedes adivinar el color del piercing de su ombligo. Es muy divertido cuando ellas afirman cosas del tipo: «Me visto así para sentirme mejor conmigo misma», «Me operé las tetas nada más separarme» o «Tampoco soy de las que va enseñándolo todo...».
Valga a modo de resumen lo anteriormente expuesto, de las largas horas de conversación que he tenido con algunos amigos que llevan bastante tiempo recorriendo las páginas, a la espera de conocer a la mujer con la que rehacer sus vidas. Sus perfiles van de los treinta y tantos hasta los casi cincuenta años, divorciados con y sin hijos, buena gente, nivel económico medio y físico de lo más común21.
«Pero no necesariamente tiene que ser esta la explicación», incide Johny PT. Según él, muchas mujeres necesitan alardear, ya sea de los últimos bollycaos que se han comido o de los indeseables con los que se han cruzado por el camino (casados que no dijeron estarlo hasta semanas después de tener sexo, enamorados de tiempo que dejaron de estarlo después de la primera y única noche juntos, supuestos «empotradores» que les propusieron repetir todas las escenas de tal o cual película erótica y que posteriormente resultaron ser una gran estafa sexual). Y esto lo hacen solo por el hecho de demostrar que tienen muchos más interesados a sus espaldas, reafirmarse en tener más currículum que tú y para que no te relajes. Cabría preguntarse qué porcentaje de la población es consciente de los errores22 que pueden mandar lo que podía ser una bonita historia, al cajón del olvido para siempre...
Llegados aquí, se me ocurrió investigar personalmente qué pasa del otro lado, es decir, qué modus operandi emplea el varón promedio en las apps para concertar su primera cita, pues pensaba que una cosa sería lo que me habían contado y otra la realidad. Me pareció una idea estupenda dar de alta dos perfiles de mujer antagónicos entre sí en una conocida página de contactos que publicita lo sencillo que es encontrar el amor de verdad y que va dirigida exclusivamente a un público «exigente». Después de pedir colaboración a dos amigas, a las que por cierto les pareció muy divertido el experimento, accedieron a darse de alta y llevar un control estadístico. Por un lado Raquel TG y, por el otro, Sandra BV.
Perfil de Raquel TG: española de 42 años, 160 cm de estatura, 77 kg de peso, residente en Barcelona. «Rellenita con curvas». Camarera a jornada completa y en la única foto que publica muestra a una insinuante sirena saliendo del mar. En sus datos personales explica que es «madre divorciada con una criatura de dos años» que dispone de «muy poco tiempo libre» y que vive con sus padres por temas económicos. En el apartado «describe que tipo de relación deseas», comenta que no quiere «ningún tipo de ataduras», que solo le interesa «pasárselo bien» con caballeros agradables y que está abierta a «vivir momentos bonitos», pues hace poco que se ha separado.
Perfil de Sandra BV: española de 37 años, 168 cm de estatura, 53 kg de peso, residente en Sant Cugat, Barcelona. Abogada de profesión en un prestigioso bufete y en las fotos que incluye de sí misma se muestra como una mujer educada, culta, elegante y muy atractiva. En sus datos personales explica que «es soltera sin ataduras familiares», que dispone de «tiempo libre a partir de las 20h de lunes a viernes y los fines de semana al completo» y que vive en un coqueto pero espacioso apartamento. En el apartado «describe que tipo de relación deseas» comenta que está «buscando un hombre elegante, divertido, culto y muy atractivo, con fines serios» y que se abstengan de intentar nada todos los que no cumplan los requisitos, así como aquellos a los que solo les mueva «el tener diversión» de forma esporádica, pues los detecta «al instante».
Las conclusiones más destacadas fueron las siguientes:
En contra de lo que inicialmente se podría suponer Raquel TG resultó ser infinitamente más popular que Sandra BV. Entiendo que para los lovers de las páginas tiene más fuerza una mujer poco agraciada con la que parece fácil y rápido irse a la cama, que no una mujer top en muchos aspectos y con la que poder compartir la vida.
A Raquel le escribían personas de todas las edades (incluso algunos que bien podrían estar en una residencia de la tercera edad o una guardería), mientras que a Sandra solo lo hacían los hombres del rango que ella había solicitado (año arriba, año abajo).
Pese a no tener fotografía y ser bastante menos atractiva, Raquel obtenía más piropos, palabras bonitas y atenciones que Sandra; en proporción tres a uno. Muchos se dirigían a ella llamándola «cielo», «amor», «diosa» y cosas parecidas, pese a no tener una foto real; bastantes otros la intentaban seducir con «dinero a cambio de sexo» y un par la invitaban a «pasar el fin de semana a gastos pagados». Alguien se podría preguntar si nos estaremos volviendo todos locos...
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