La vagina mecánica de Dios. Daniel Polunin
de carne? Echamos una ojeada por encima. La rebelión era evidente. El contacto a poros dilatados canaliza la poliquistosis renal. El roce manosea las varices y las celulitis. Es el fuego que aviva a los inválidos. En la barra preparaban latigazos de próstata con un toque suave a glándulas mamarias. Almorzamos con gusto dióxido de carbono al aire libre y cenamos carburos iónicos en las minas de Salomón.
La disposición de los protagonistas decreta la narración poética.
Venimos de un país donde las estrellas de cine estampan sus carrozas de lujo y se drogan con pentonal sódico. ¿A cuántos negros, ancianos y prostitutas habrá matado un crío de siete años en el Grand Theft Auto antes de experimentar para con su primer beso de amor? ¿Aún crees en los cuentos de hadas? ¿Y en los príncipes que arriesgan sus vidas para salvar a la princesa secuestrada en la torre más alta del castillo y custodiada por un dragón de siete cabezas?
Crisis de fe. Crisis anticristiana. Sapos y culebras bajaban de sus estanques y hojarascas rumbo al centro de la ciudad con una erección de campeonato. Los sapos terminarán con dispepsia saltando desgarbadamente por la barra alimentándose de lombrices o pichones, y las culebras, llamativas por un movimiento narcótico cuando reptan por el suelo pegajoso de las discotecas cazarán insectos y roedores. ¿Cuál es el propósito primordial en fin de año?: follar y golpear. La diarrea adolescente marcha hacia el limbo de la autodestrucción sin ningún salvavidas a bordo.
Test de Rorschach. Anillo de Kayser Fleischer. Dualidad. Cisterna. Polvos de cianuro. Semillas de ruda siria. Queroseno preseminal. Floripondio. Banco Santander. Mercado de Salamanca. Concurrimos la esperanza noctámbula molida con anabolizantes. Antes de que las portadas de la revista Interviú y las tetas de Yola Berrocal me dominaran destapando el flujo omnipotente y el escribir se convirtiera en una tortuosa aflicción, bajaba la cuesta de Fuente Olletas teatralizando el mito de Camus y componiendo el Sysyphus de Wright para así poder alimentar la transición sadomasoquista de mi imaginación. Yo decido quién vive y quién muere. Has entrado en el reino de los mordedores de clítoris y las mamadas poligoneras.
Cuenta regresiva. ¿Hemos de contemplar la calavera que llevamos ensamblada como rostro?
Adiós, gran masturbador.
VIII
Tienda de regalos. Ropa vintage. Maniquíes. Starbucks. Pies de loto. McDonald’s. Clínica dental. Cirugía plástica. Nuez (manzana) de Adán. Piojos de mar. Pececillos de plata. Notaría. Oficina de correos. Estudio Contable Económico. Grafitis. AC Hotel. Prosopagnosia. Parasitismo social. Bajo una fila de naranjos estériles y cabezales indios, dos estatuas gesticuladoras de mármol blanco constituyen la alegoría impronunciable: joven española semidesnuda con trenzas de azúcar (Juventud); viejo ¿venezolano? de serna con toga de pana (Vejez). ¡Que alguien le afeite el mostacho torcido a ese estúpido de N. M! Quiero verlo colgado boca bajo retorciéndose como un parásito. ¡¡Sí!! ¡¡Sí!! ¡¡Sí!! ¡¡Sí!! ¡¡Sí!! ¡¡Sí!! ¡¡¡Vamos!!! ¡¡¡Vamos!!! ¡Queremos verlo retorciéndose como un parásito, maldita sea! ¡¡Sí!! ¡¡Sí!! ¡¡Sí!! ¿Tienes un hueso para mi perro? ¿Y una chuleta? «¡Muu!», muge la vaca; «¡Bee!», bala la oveja; «¡Quiquiriquí!», cacarea el gallo.
Escupió al suelo y se fue a paso lento por donde había venido, como una película descargada en TS-Screener.
Adiós, gran masturbador.
ELVIRA
I
Alzaos, mi señora,
pues la aurora postrimera ha salido,
anegando con luz gitana las calles,
fría, sola, caminando con la muerte.
Todos cerraron los luceros de Elvira,
todos derramaron el calinoso hipocrás a sus pies.
Cantan las frentes pardas por el limonero:
«Fue una tragedia, una «abracadabrantesca» tragedia,
los últimos sonetos de Elvira en la morisqueta noche:
maldita en la piedra burda que golpeaban
con ortigas de galena sus entrañas de esclavina.
No llores, mi Elvira, en la fuente de tus latidos
y camina, fría y sola, por los últimos versos de la muerte».
II
Marchan los zorzales de torre en torre,
picotean los labriegos y se abrigan en las barbas;
reman los grillos por la ribera del río,
ensalzan la vanidad y celebran la biznaga.
III
Otorga el derecho a tu hijo de convertirse
en lo que necesita para ir en busca de sus propios deseos.
Cualquier ser inverso a la existencia o a la creación
es abolida por nuestra tapiada sociedad.
IV
Oigo por las rodillas
y me apareo con las hojas,
mis alas son flores recién cortadas
y a mi alrededor lucen dos guirnaldas.
No soy un animal
ni tampoco soy una mariposa,
mi cárcel es de cristal
y mi espejo una rosa.
SANCTA SANCTORUM
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Ahora la bestia de los miserables nos amamanta con sus miles de ubres cortadas, chupadas, retorcidas y enjugadas.
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Hice un pacto con la prostitución a la hora de comer. ¡Apetito! ¡Apetito!
¡Vicio! ¡Vicio! ¡Pecado! ¡Pecado!
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
La cabalgata de los catecúmenos. La procesión del Ku Klux Klan. La llegada de los masónicos. ¡Autoritarismo! ¡Autoritarismo! ¡Iluminaciones! ¡Iluminaciones!
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Salieron a la calle con el rostro escondido, volvieron comulgados con la polla crucificada. Concibieron la deshumanización de la conciencia absurda y el flujo menstrual.
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
—Hijo, ¿has estado con él?
—Sí, madre, vi a Cristo bajar desnudo de su madero.
—¿Te dijo a dónde iba?
—A empeñar sus clavos.
—¡Espanto! ¡Espanto ¡Espanto!
—¡Oh, madre! También vi a la santa y virgen María vestida de mantilla negra y ¡danzaba sin cabeza a los pies de la cruz!
—¡Ave María! ¡Ave María! ¡Ave María!
—Sepultando la corona de espinas en su vientre.
—El círculo se rompe.
—Cristo de atropina, ruega por nosotros.
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Violencia. Apostasía. Matricidio. Leche. Cocaína. Pimientos rojos. Pornografía infantil.
¡Hosanna! ¡Hosanna! ¡Hosanna!
¡Tengo las pupilas irritadas! He cometido adulterio de corazón. ¡Magnífica simetría! No hay mejor comienzo que tener un final. ¡Jean Nicolas! ¡Corbière! ¡Mallarmé! ¡Auguste Villiers! ¡Marceline! ¡Verlaine!
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Memento mori.
Jóvenes