La vagina mecánica de Dios. Daniel Polunin

La vagina mecánica de Dios - Daniel Polunin


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(II)

      Dulces sueños a los refugiados

      ocultos en la televisión

      Dulces sueños a la oración que hace

      caer las cagadas de palomas.

      Dulces sueños a la lluvia

      en los ojos cerrados.

      Dulces sueños al monstruo

      que mece la cuna de tu corazón.

      VI (III)

      Dulces sueños a Yavhé, Alá,

      Brahmā, Aura Mazda o Tirthankaras.

      Dulces sueños a Samael, Shaitán,

      Angra Mainyu, Iama o Mara

      Dulces sueños al Corán, al Evangelio

      a la Torá, Zend Avesta o Canon Pali

      Dulces sueños a Mahoma, Jesucristo,

      Siddharta, Mahavira o Zarathustra.

      Dulces sueños a la cruz, la esvástica,

      la rueda del dharma o la estrella de David.

      App Eugenesia

      VII

      Oigo un grito escandaloso plantado

      en el único hueco existente al ojo humano.

      Miles de arañas corretean triunfantes

      de un lado a otro por mi cuerpo paralítico

      mientras la cortina de acero y el pañuelo de seda

      envuelven mi corazón gris encontrado en el río

      como una guirnalda despedazada.

      Y te preguntas: «¿Qué hacemos aquí?».

      Busqué la comunión con la naturaleza,

      la individualidad solitaria,

      el vínculo con el yabyum,

      la constante impermanencia.

      Y te preguntas: «¿Qué pasará ahora?».

      Ojalá estuvieras aquí,

      frente a frente,

      y te hablaras a ti mismo.

      Estás llegando y, ¿crees haber nacido?

      Estoy preparado para entrar en la nueva ciudad,

      íntimamente sacrificado.

      Estoy preparado para recibir el nuevo espíritu,

      doblemente divino.

      Y te pregunto: «¿Puedes sentirme?».

      VIII

      ¿Cómo apaciguarías la ira inmisericorde de los dioses?

      ¿Sacrificarías tu mejor ganado?

      ¿Arrebatarías la vida de tu primogénito?

      ¿Ofrecerías el Holocausto Sagrado?

      Dime, ¿cómo apaciguarías la ira inmisericorde de los dioses?

      Deslízate por mi interior.

      IX

      Oh, mi hermosa España,

      estoy acercándome a tu hombro maricón,

      estoy sumergiéndome en tus entrañas

      para expurgar cada parte de tu asqueroso sistema.

      ¿Cuándo dejarás caer los huevos de codorniz?

      ¿Cuál es la Voluntad?

      Cuando un rey cae,

      otro se levanta.

      X

      No encuentro a las deslenguadas

      prostitutas de c/ Córdoba.

      Las habitaciones del Club D’antony

      eran rojas con sábanas acrílicas

      tan finas que podías percibir

      su gran coño ubicuo y suculento.

      Hemos vuelto a la ciudad

      de las Ratas y las Malas Hierbas.

      Mi amigo está de vuelta.

      Tenemos que podar.

      Gestar la vida.

      Tatuarnos los brazos.

      Hemos vuelto a la ciudad

      de los Dioses y el Mal Gusto.

      Ven con nosotros.

      Estamos dentro.

      Tenemos café y otras drogas

      para mantenernos despiertos.

      La luna permanece tranquila

      en lo alto de la colina.

      XI

      Mirada asiática.

      Pelagra.

      Claridad metálica.

      Turpiales.

      XII

      26 de abril.

      1937.

      Legión Cóndor.

      Diluvio ilegítimo.

      Olor mordiente.

      Guernica.

      XIII

      Oficial.

      Schutzstaffel.

      Alois Brunner.

      Beriberi.

      Escorbuto.

      La muerte tuvo lugar

      en Damasco.

      XIV

      ¿Qué sabrán ellos acerca de la locura, la soledad,

      la tristeza, el romanticismo, la oscuridad,

      los arrebatos de ira y pasión, la violencia, el odio,

      el miedo, la culpabilidad, el desorden, el caos, la tensión,

      la imaginación, el suicidio, la bipolaridad,

      la depresión, el sueño y la pesadilla, la inspiración,

      la influencia, las emociones, los placeres, la odaxelgania,

      el contacto, el anhelo, lo prohibido, la contradicción,

      lo extraño, la enteogénesis, la muerte de DIOS en mi cabeza?

      ¿Qué sabrán ellos, que dan la espalda a mis poemas?

      XV

      Caminaré pisando la hierba como una sombra espectral

      con la infancia al descubierto absolutamente erróneo

      reconstruido mártir inmortalizado ante mis ojos

      ejercido en la noche promiscua de los señores

      símbolo viviente de la agonía y el éxtasis

      estremecido amor aferrado a mis pies

      contemplado por los cielos abiertos

      inclinado hasta pudrir la sangre

      el sueño navega hacia la luz

      la belleza ha terminado

      olvida el sufrimiento

      los moribundos y

      catecúmenos

      pesares

      XVI

      En


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