Mensajes para los jóvenes. Elena G. de White

Mensajes para los jóvenes - Elena G. de White


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lo que después pueden amueblar, relacionarse con la sociedad y la vida en una forma que responda al propósito que tuvo Dios al crearlos. Como discípulos de Cristo, no se los priva de emprender ocupaciones temporales, pero deberían llevar su religión con ustedes. Cualquiera sea la empresa para la cual se preparen, no abriguen la idea de que no tendrán éxito en ella sin sacrificar los principios.

       Responsabilidades elevadas

      Equilibrados por el principio religioso, pueden ascender a la altura que quieran. Nos alegraría verlos elevarse a la noble altura que Dios ha determinado que alcancen. Jesús ama a la preciosa juventud; y no le agrada verla crecer con talentos sin cultivar ni desarrollar. Pueden los jóvenes llegar a ser hombres fuertes de principios firmes, capacitados para que se les confíen elevadas responsabilidades, y pueden consagrar lícitamente a este fin todo su vigor.

      Pero no cometan jamás crimen tan grande como el de pervertir, para hacer el mal y destruir a otros, las facultades que Dios les ha dado. Hay hombres de talento, que usan su habilidad para extender la corrupción y la ruina moral; pero todos ellos están sembrando una semilla que producirá una cosecha que no se enorgullecerán en recoger. Es cosa terrible usar para esparcir daño y desgracia en la sociedad, en vez de bendición, las capacidades que Dios ha concedido. Es también cosa terrible envolver en un pañuelo el talento que se nos confió y esconderlo en el mundo, pues esto es despreciar la corona de la vida. Dios demanda nuestro servicio. Hay responsabilidades para cada uno; y sólo podemos cumplir la gran misión de la vida cuando aceptamos plenamente estas responsabilidades y las desempeñamos fiel y concienzudamente.

       La influencia de la religión

      No perdamos nunca de vista el hecho de que Jesús es un manantial de gozo. No se deleita en la miseria de los seres humanos, sino en verlos felices. Los cristianos tienen a su disposición muchas fuentes de felicidad y pueden decir con exactitud infalible qué placeres son lícitos y buenos. Gozarán de las recreaciones que no disipen la mente ni rebajen el ser, que no desilusionen ni dejen tras sí una triste influencia que destruye el respeto propio u obstruye el camino de la utilidad. Si pueden llevar consigo a Jesús y mantener un espíritu de oración, están perfectamente seguros...

       Nuestra administración de los talentos

      Jóvenes amigos, el temor del Señor se halla a la base misma de todo progreso; es el principio de la sabiduría. El Padre celestial tiene derechos sobre ustedes, pues sin que se lo soliciten y sin que haya méritos de parte de ustedes, les da la plenitud de su providencia, y más aún, les ha dado todo el cielo en una dádiva: la de su amado Hijo. Como retribución por este don infinito, les pide obediencia voluntaria. Por cuanto son comprados por precio, la misma preciosa sangre del Hijo de Dios, él requiere que hagan el debido uso de los privilegios que disfrutan. Las aptitudes intelectuales y morales son dones de Dios, talentos que se les han confiado para que los aprovechen sabiamente, y no tienen la libertad de dejarlos latentes por falta del debido cultivo, o que sean mutilados o atrofiados por la inacción. A ustedes les toca decidir si habrán o no de hacer frente fielmente a las pesadas responsabilidades que descansan sobre ustedes, si sus esfuerzos serán o no bien dirigidos, y si serán o no los mejores de que son capaces.

      Vivimos en medio de los peligros de los últimos días. Todo el cielo se interesa por el carácter que están formando. Se ha hecho plena provisión para que participen de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que está en el mundo a causa de la concupiscencia. El hombre no es dejado solo para vencer los poderes del maligno por sus propios y débiles esfuerzos. La ayuda está a mano y será dada a todo el que realmente la desee. Los ángeles de Dios, que ascienden y descienden por la escalera que Jacob vio en visión, ayudarán a toda persona que quiera ascender hasta el más elevado cielo. Ellos están guardando al pueblo de Dios y observando cómo da cada paso. Los que ascienden por el camino iluminado serán recompensados; entrarán en el gozo de su Señor (Fundamentals of Christian Education, pp. 82-86).

       Un alto ideal que alcanzar

      El ideal que Dios tiene para sus hijos está por encima del alcance del más elevado pensamiento humano. La meta a alcanzar es la piedad, la semejanza a Dios. Ante el estudiante se abre un camino de progreso continuo. Tiene que alcanzar un objeto, lograr una norma que incluye todo lo bueno, lo puro y lo noble. Progresará tan rápidamente e irá tan lejos como fuere posible en todos los ramos del verdadero conocimiento. Pero sus esfuerzos se dirigirán a fines tanto más altos que el mero egoísmo y los intereses temporales, cuanto son más altos los cielos que la Tierra (La educación, pp. 18, 19).

       Conductos de la gracia de Dios

      Es el privilegio de toda persona ser un canal vivo por medio del cual Dios pueda comunicar al mundo los tesoros de su gracia, las inescrutables riquezas de Cristo. No hay nada que Cristo desee tanto como agentes que representen al mundo su Espíritu y carácter. No hay nada que el mundo necesite tanto como la manifestación del amor del Salvador mediante la humanidad. Todo el cielo está esperando que haya canales por medio de los cuales pueda derramarse el aceite santo, de modo que sea un gozo y una bendición para los corazones humanos (Palabras de vida del gran Maestro, p. 345).

      8 Eclesiastés 12:1.

      7

      Las normas de eficiencia

      Pesan sobre la juventud graves responsabilidades. Dios espera mucho de los jóvenes que viven en esta generación de luz y conocimiento abundantes. Espera de ellos que impartan esa luz y ese conocimiento. Desea usarlos para disipar el error y la superstición que nublan la mente de muchos. Han de disciplinarse reuniendo toda jota y tilde del saber y la experiencia. Dios los hace responsables de las oportunidades y los privilegios que se les dan. La obra que tienen delante espera sus esfuerzos diligentes para ser llevada adelante progresivamente, como la época lo requiera.

      Si los jóvenes quieren consagrar su mente y corazón al servicio de Dios, alcanzarán una elevada norma de eficiencia y utilidad. Es ésta la norma que el Señor espera que los jóvenes alcancen. Hacer menos que esto es rehusarse a sacar el mayor provecho de las oportunidades dadas por Dios. Esto será considerado como traición a Dios, como dejar de trabajar para el bien de la humanidad.

       Cómo adquirir idoneidad para el servicio

      Quienes se esfuerzan por ser colaboradores de Dios, que buscan diligentemente adquirir para impartir, recibirán constantemente luz de Dios, para que sean medios de comunicación. Si, como Daniel, los jóvenes de ambos sexos conforman todos sus hábitos, apetitos y pasiones con los requerimientos de Dios, se harán idóneos para realizar una obra más elevada. Deberían apartar de sus mentes todo lo vulgar y frívolo. Deberían abandonarse la propensión a los placeres y la liviandad como cosas que están fuera de lugar en la vida y la experiencia de los que viven por la fe en el Hijo


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