Sermones temáticos sobre Isaías 53. John MacArthur
van asombrarse por su humillación. ¿Muchos? Sí, muchos; la gente de Israel básicamente, ellos son los únicos que vieron su humillación.
La palabra “asombraron”, podríamos hablar de ella por tan solo un momento, de nuevo, el lenguaje hebreo deriva tanto del contexto. La palabra podría ser traducida abandonar, arrojar a una condición insensible, quedar petrificado, ser paralizado, básicamente tiene la idea de que usted está tan conmovido que pierde el control. Esto que le va a suceder al Mesías es tan conmovedor, es casi paralizante. ¿Y qué es lo que causa este shock? Que cuando el Mesías viene, su apariencia fue desfigurada más que cualquier otro hombre, y su parecer más que el de los hijos de los hombres; “su parecer” tiene que ver con su rostro, y “su hermosura” tiene que ver con su cuerpo; en rostro y en cuerpo Él es desfigurado más que cualquier hombre, más que los hijos de los hombres.
¿Qué significa eso? Su rostro y su cuerpo serán desfigurados a tal grado, y distorsionados a tal grado, que literalmente, en hebreo, estará lejos de los hombres o más allá de los hombres, fuera de la categoría del ser humano. Esto es una distorsión y una desfiguración que destruye toda apariencia humana. ¿Qué podría ser eso? Algunos pensaron que el Mesías sería feo, que Él sería repulsivo, que cuando caminaba sobre la tierra, Él estaría deformado de alguna manera; eso no es lo que está diciendo. La verdad es que el Mesías fue Dios en carne humana, Él fue el ideal, sin pecado de la creación humana, por lo tanto, Él fue hermoso en todo sentido, Él fue el hombre más varonil y apuesto que jamás vivió; pero ese no es el punto. Esto señala a su crucifixión y a lo que llevó, en donde Él fue tan desfigurado, tan mutilado, tan distorsionado, que ni siquiera se vio como humano.
El Salmo 22:14-17 da algunos detalles de lo que iba a sucederle en la cruz, que inclusive habla de estas cosas: “He sido derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron; mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas. Como tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar, y me has puesto en el polvo de la muerte. Porque perros me ha rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies. Entre tanto, ellos me miran y me observan”.
Isaías ya dijo en el capítulo 50, versículo 5 y 6, que van a arrancarle la barba y que le van a escupir en el rostro. Todos sabemos lo que le pasó a Jesús. Él fue azotado de manera brutal, casi hasta la muerte, mediante un látigo de tal manera que su cuerpo fue una masa de heridas abiertas con la sangre saliendo; una corona de espinas fue colocada en su cabeza, con espinas más largas de dos o tres centímetros, la sangre corría por su rostro; el no dormir varias noches llevó a su crucifixión, al cansancio; entendemos, a partir de las Escrituras, que Él fue golpeado en el rostro, lo golpearon como si fuera un punching bag, como si fuera un costal de boxeo; le escupieron.
También podemos entender las laceraciones que Él debió sufrir en su rostro, el rostro desfigurado, torturado, sufriendo; apenas reconoce usted a un ser humano bajo la sangre y las heridas y la carga aplastante de su cuerpo colgando en una cruz y siendo dislocado, y entonces dice “se asombraron de ti”, fue el asombro del menosprecio. Este no podía ser su Mesías, esto retrata el shock de la gente común y corriente que vio su humillación. Él fue un objeto de repulsión para ellos, nadie quería acercarse a su Mesías Rey ni siquiera un poco; su degradación es la más profunda posible, la más horrible, pero también lo será su exaltación. Hubieron muchos que vieron eso, muchos en Israel; pero todo el mundo verá su exaltación.
Una exaltación asombrosa
Vamos de una revelación sorprendente a una humillación, o mutilación sorprendente, y después, finalmente, una exaltación sorprendente. Observe el versículo 15, esto es importante: “Así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído”. Esto habla de su exaltación. La escena cambia con otro shock contundente; fueron judíos comunes y corrientes que vivían en Israel que se asombraron ante su apariencia desfigurada en la muerte. Ahora, de pronto, el asombro le pertenece a naciones y reyes quienes literalmente quedan mudos, que quedan sin palabras cuando lo ven. Notarán que es posible que en su Biblia diga “rocío” en lugar de “asombrará”, eso es posible. De nuevo, al tratar con el lenguaje hebreo tenemos que decidir, en cierta manera, si vamos a ir en una u otra dirección en palabras que podrán significar un par de cosas, podrían significar algo literal o algo metafórico; en este caso “rociar” es una traducción apropiada del verbo, literalmente significa algo que he rociado y algunos traductores han usado rociar y han dicho: “Bueno, esto significa que en su muerte y humillación y mutilación, Él proveerá limpieza para las naciones”.
Él va limpiar a muchas naciones, ahora Él ha pasado de ser un sacrificio, a ser un sacerdote.
Después de estudiarlo con profundidad, creo que es mejor traducirlo con la palabra “asombrará”. ¿Por qué asombrará? Bueno, porque encaja el paralelo. Se asombraron ante el hombre que estaba desfigurado, y de esta manera se asombrarán ante su exaltación; porque debido al paralelo, el efecto que Él produce por su exaltación necesita ser paralelo al efecto producido por su humillación. El efecto producido por su humillación fue asombroso, y entonces el efecto producido por su exaltación también es asombroso. Dice usted: “Bueno, eso está bien en contexto, pero, ¿qué hay acerca de las palabras?”.
“Rociar” y “asombrar” parecen como dos palabras diferentes, realmente no, nasá, el verbo puede significar rociar, pero puede significar metafóricamente saltar, y hay evidencia que podría significar saltar por emoción excesiva. Puede significar asombrar metafóricamente, y, por cierto, las naciones no pueden ser limpiadas de cualquier manera, los individuos sí; pero el mundo entero puede asombrarse y se asombrará por el regreso de Cristo. El día vendrá cuando las naciones del mundo temblarán con asombro cuando Él venga. El sol dejará de brillar, dice la Biblia, la luna dejará de brillar, las estrellas dejarán de brillar, y la señal del Hijo del Hombre en gloria refulgente aparecerá en el cielo, Mateo 24:29, Él vendrá en esa gloria refulgente; Daniel también habla de eso. También aprendemos en el libro del Apocalipsis que la gente clamará porque las rocas y los montes caigan sobre ellos para esconderlos del rostro de su venida. Todo ojo le verá, todo ojo le verá.
¿Y por qué se concentran en las naciones y en los reyes? Porque cuando Él viene a establecer su reino, Él literalmente va a apoderarse del mundo; Él va a reemplazar a los reyes. ¿Por qué están las naciones agitadas?, Salmos 2: “¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y los príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor y los turbará con su ira. Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte”.
Cuando Dios establece a su Rey en el mundo como el Rey del mundo, las naciones todas verán su exaltación gloriosa. Están asombrados ante su crucifixión, los que la vieron. El mundo entero se asombrará cuando Él regrese y aparezca en gloria, el drama que ocurrirá conforme del cielo se oscurece y conforme Cristo aparece en gloria, será visto por todo el mundo. Los reyes cerrarán ante Él la boca, aquellos que siempre tienen un derecho de hablar quedarán sin palabras; el efecto involuntario del shock y el asombro, del asombro extremo, de la emoción intensa, va hacer que ellos queden en silencio. El mundo quedará mudo conforme Él viene. ¿Por qué? Porque verán lo que nunca les fue contado y entenderán lo que jamás habían oído.
Al mundo no se le ha contado del regreso glorioso de Cristo, pero cuando Él venga todos lo verán, todos lo entenderán, y quedarán asombrados en silencio. Recibirán su educación teológica completa acerca de la Segunda Venida en un momento. Entonces, el parecer desfigurado, inhumano, de nuestro Señor, asombró a los judíos del primer siglo que lo vieron; su exaltación asombrará al globo, y el mundo entero lo verá. Ahora, entre su humillación, la cual incluye su muerte y su exaltación, algo tuvo que suceder, ¿qué fue? Resurrección. Tiene que haber una resurrección, y eso es exactamente lo que, no solo se presenta de manera implícita, sino que es afirmado en el versículo 13: Él será engrandecido (resurrección), y exaltado (ascensión), y será puesto muy en alto (coronación).
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