Sermones temáticos sobre Isaías 53. John MacArthur
detalles mediante los cuales identificarían al Mesías. Entonces, durante siglos ellos habían estado esperando. Y después Jesucristo llegó, nacido de una virgen, en la línea de Abraham, en la línea de Judá, en la línea de David; nacido en la ciudad de Belén, y evidenció su Deidad mediante palabras y obras como el mundo jamás había visto, y jamás verá, un poder desplegado sin paralelos.
El Mesías revelado
¿Acaso ellos nada más deberían haber recibido y confirmado: Este es el Mesías? Todos los requisitos fueron cumplidos y más, pero el problema que tuvieron fue: ¿Dónde está la pompa, y dónde está la circunstancia, y dónde está la fanfarria, y dónde está el poder militar? Él nació humildemente en un comedero de animales, y Él fue asistido en su nacimiento por las personas más bajas en la escala social, pastores, considerados con un tipo de valor bajo; Él vivió humildemente en una familia muy promedio, y menos que promedio, afuera de la ciudad llamada Nazaret; Él se rodeó de algunos “nadies” muy humildes y los hizo sus mensajeros; Él no buscó posición, Él no buscó educación, Él no tuvo amigos, Él no hizo amigos con la élite, Él no congregó un ejército, Él no presentó una estrategia para establecer su gobierno.
Pero Él tuvo este poder que, de manera inequívoca, innegable y visible durante el tiempo de su ministerio, Él expulso la enfermedad de la tierra de Israel, Él tuvo poder sobre la enfermedad, demonios, la muerte y la naturaleza. E inclusive con toda la decepción acerca de lo que Él no estaba haciendo, aun así estaba la realidad de que Él tuvo este poder sorprendente, divino, y entonces, por lo menos fue durante un día que sus esperanzas de que Jesús fuera su Mesías en cierta manera se encendieron, y hubo esta expectativa enorme colectiva, la esperanza de que Él sería su Mesías, a pesar de la decepción, y ese fue el día en que Él entró en Jerusalén para la última Pascua. Ellos arrojaron las túnicas que tenían a los pies de Él, arrojaron hojas de palma bajo Él, dijeron: “Hosanna, el hijo de David”, el cual fue un título mesiánico; ellos lo alabaron: “Bendito el que viene en el nombre del Señor”; ellos lo reconocieron como su Rey y su Mesías en base a sus milagros, el último de los cuales fue muy conocido, la resurrección de Lázaro de los muertos.
Y ellos debían estar esperando que quizá si tan solo forzaban esto —habían cientos de miles de personas ahí en Jerusalén porque era la Pascua—, y quizás ellos pensaron que si tan solo presionaban lo suficiente ahora y todos estaban aquí, Él podía, en cierta manera, tomarlos como un ejército instantáneo y podían echar andar esto. Y entonces lo reconocieron como su Mesías, esperando como esos dos discípulos en el camino a Emaús que dijeron: “Esperábamos que él fuera el rey, el redentor”, todos estaban esperando. Al día siguiente Él regresó a la ciudad después de la entrada triunfal y Él procedió a atacar, pero no atacó a los romanos, los enemigos de Dios y los enemigos de Israel, Él atacó a los judíos, atacó al templo; Él se hizo de un látigo y comenzó a expulsar a la gente, lo habían convertido en una cueva de ladrones. Él lo hizo en el principio de su ministerio, y lo hizo a la semana final de su ministerio; Él atacó a los líderes judíos religiosos; Él atacó el judaísmo en su punto más elevado, en su cúspide, en su pináculo; Él atacó el templo, atacó a la religión, y nunca tocó a los romanos.
El Mesías rechazado
Ellos ya tenían sus dudas acerca de Él, porque no actuó como un rey, ellos ya estaban cansados de estar decepcionados por Él, porque cuando trataron de hacerlo un rey Él desapareció; entonces, se volvieron en contra de Jesús. Durante el resto de la semana, Él siguió atacando la teología falsa y apóstata del judaísmo en el templo y ensenándole a la gente la verdad, pero la gente ya se había vuelto, y ya para el viernes estaban clamando por su sangre: “¡Crucificadle, crucificadle!”. Lo entregaron a los romanos y eso es exactamente lo que los romanos hicieron; estaban esperando que Él fuera el que redimiera a Israel, pero Él no fue el rey que querían.
Como pueden ver, el problema fue que su judaísmo se había desarrollado hasta convertirse en una religión falsa como cualquier otra religión falsa en el mundo, cualquier otro conjunto de mentiras, cualquier otro engaño; un sistema de mérito, un sistema de crédito, un sistema en donde usted se gana su camino a Dios y al cielo al ser una persona buena, una persona moral, y una persona religiosa; así es como ellos vieron la religión. El meollo del asunto es que no necesitaron un salvador, inclusive cuando Juan el Bautista dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, no lo entendieron.
Pero todos esos sacrificios que habían hecho durante milenios, todos esos millones de animales que habían muerto estaban apuntando al que sería el cordero sacrificial final cuya muerte verdaderamente satisfaría a Dios y pagaría la paga por sus pecados. Aun así, no lo entendieron, no necesitaban un salvador, ellos simplemente necesitaban un rey; no necesitaban ser liberados de sus pecados, eran justos; necesitaban ser liberados de sus circunstancias y su sufrimiento. No pensaban que necesitaban un salvador que los librara del juicio de Dios que estaba a punto de caer sobre ellos porque eran tan pecaminosos; y eran hijos de Abraham, estaban seguros —pensaron ellos—, eran hijos de la promesa, hijos del pacto, habían sido adoptados por Dios, y entonces se volvieron en contra de Jesús.
El Mesías rey
Ahora, la verdad es esta: Jesús es el rey, Él llegó como el rey; pero no pudo traer su reino en su plenitud con todas sus promesas hasta que hubiera provisto salvación para los suyos, su reino es un reino de salvación. La gente en su reino son personas que han sido salvadas de sus pecados; no puede haber un reino para Israel o para nadie más hasta que el pecado haya sido pagado. Él no pudo proveer un reino para los suyos hasta que Él proveyera salvación para los suyos. Ellos no podían ser librados de sus enemigos, ellos no podían ser librados de sus circunstancias, ellos no podían ser librados de su sufrimiento hasta que hubieran sido librados de su pecado, y esa fue la razón por la que Él tuvo que morir y resucitar, y ese es el Evangelio, y ese fue el mensaje que Él predicó, y ese fue el mensaje que los apóstoles predicaron, y ese fue el mensaje que los predicadores después de la resurrección predicaron, y ese es el mensaje que los escritores del Nuevo Testamento nos dieron, y ese es el mensaje que la iglesia verdadera ha predicado desde ese entonces hasta este mismo día.
Ellos debieron haberlo creído, ellos debieron haber creído que necesitaban ser salvados de sus pecados, ellos debieron haber creído que el Mesías iba a venir y morir y resucitar, y después reinar en algún punto más adelante. Él iba a venir y proveer salvación espiritual para sus hijos y después darles las promesas del reino. Dice usted: “Bueno, ¿por qué que ellos debieron haber creído eso?”. Bueno, usted podría decir que debieron haberlo creído al entender el sistema sacrificial; todos los animales que masacraron diariamente en el sacrificio de la mañana, el sacrificio de la tarde, todos los días de la expiación y todos los demás sacrificios, ¿a qué apuntaba todo eso? ¿Qué era lo que veía?
Ellos debieron haber sabido.
El Mesías sacrificado
Y cuando Juan dijo: “Este es el Cordero de Dios”, ellos debieron haber relacionado eso con el sistema bajo el que habían vivido, y entender que Él venía para ser el sacrificio final y aceptable al cual todos los demás apuntaron; pero si ellos no pudieron hacer esa relación, debieron haber sabido lo que Isaías 52 y 53 decía. Entonces, vayamos ahí, porque Jesús aparece en Isaías 52:13 al 53:12. Esto es acerca de mi Siervo, el Mesías. Este es el cuarto capítulo del Mesías como el Siervo de Jehová, capítulo 42, 49 y 50, Isaías ya ha incluido características del Mesías venidero quien es el Señor Jesucristo, este es el cuarto de esos capítulos. Y realmente comienza, como dije, en el versículo 13 del 52.
Ahora, el Siervo de Jehová, el Mesías, no aparece de hecho aquí ni habla en este capítulo, pero como un escritor dijo: “Él es parte del poema, es acerca de Él”, Él no es el orador, pero es acerca de Él. También esta profecía maravillosa acerca del Mesías se divide en cinco categorías, cinco secciones, y vamos hablar de esto conforme avanzamos a lo largo de las cinco secciones, cada una de ellas es de unos tres versículos de largo, se vuelven más profundas, de más peso, e inclusive más largas conforme avanzamos. Es una presentación poderosa, acumulativa del Mesías venidero. Otra cosa que debemos señalar acerca de esta sección de las