La fe ante el peligro. Jonathan Lamb

La fe ante el peligro - Jonathan Lamb


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y por lo tanto la verdad que quieres que tu grupo recuerde. Con esto en mente, decide qué preguntas y actividades tomarán más tiempo. Añade preguntas que sean útiles para tu grupo o para la situación de tu iglesia.

      Anima a tu grupo que lean y estudien el pasaje previamente a la reunión. Aparta tiempo al final del estudio para que las personas reflexionen y respondan. De esta manera podrán poner en práctica lo que están aprendiendo a su propia situación.

      Un mensaje para los predicadores

      El material de este libro proviene de una serie de cinco exposiciones bíblicas cuyas presentaciones tuvieron suficiente tiempo para abordar grandes secciones del libro. Si estás predicando una serie sobre el libro de Nehemías en tu iglesia local, quizá sea necesario que dividas cada sección en partes más pequeñas.

      La clave es garantizar que estás manejando una unidad de predicación, es decir, una sección del libro que tiene un tema claro, que puede explicarse y aplicarse a una congregación en el tiempo que tienes disponible. En este libro, las cinco secciones principales incluyen muchas subdivisiones o pasajes bíblicos más breves que servirían de base para predicar una serie más larga. Es importante que los predicadores usen el propio libro de Nehemías para que lleguen a dominar su contenido. Este libro representa solo una manera de dividir el material respecto a la emocionante historia de la reconstrucción de la familia de Dios y, por lo tanto, es solo una guía para lograr esto.

      Este libro ha sido publicado gracias a Recursos Langham Predicación. Hay movimientos de predicación Langham en varias partes del mundo. En el movimiento animamos a los predicadores a enfocarse en tres puntos, y esperamos en este libro dar ejemplos de estos.

      * Primero, ¿estoy siendo fiel al pasaje bíblico? ¿estoy reflejando el significado del pasaje de manera que realmente pueda expresar lo que el autor original quiso que su audiencia entienda?

      * Segundo, ¿estoy siendo claro? ¿el mensaje está estructurado de tal manera que mis oyentes pueden realmente entender la fuerza y el flujo del pasaje?

      * Tercero, ¿estoy siendo relevante? ¿estoy haciendo conexiones pertinentes con las vidas de mis oyentes, demostrando cómo este pasaje bíblico se aplica a los desafíos en sus vidas personales, familiares y eclesiales, así como también a la cosmovisión de su cultura?

      Estas son tres preguntas clave que debe hacerse cualquiera que quiera explicar un pasaje bíblico, ya sea cuando predique, dirija estudios bíblicos o explique un pasaje bíblico a otra persona. Esperamos que disfrutes de tu propio trabajo cuando estudies estos pasajes y determines cómo predicar la Palabra de Dios de la mejor manera en el contexto en el que te encuentras.

      Primera parte

      Elegir las prioridades de Dios

      Nehemías 1 y 2

      Elegir las prioridades de Dios

      Introducción

      Cuando James Galway, el maravilloso flautista irlandés, sufrió un accidente de carretera casi fatal, se vio obligado a evaluar lo que realmente importaba en su vida.

      Esto es lo que escribió:

      Decidí que a partir de ahora tocaría cada concierto, grabaría cada cd, aparecería en cada programa de tv, como si fuera mi último. He llegado a comprender que jamás será posible adivinar lo que ocurrirá a continuación; y que lo importante es asegurarse de que cada vez que toque la flauta, mi actuación sea casi perfecta y este llena de la música verdadera que Dios quiere, y que no se me recuerde por una interpretación mediocre.

      A menudo se necesita una crisis para obligarnos a sopesar lo que realmente importa en la vida. Puede que sea nuestra salud, un duelo, una tragedia personal, algo que Dios usa para confrontarnos con esa pregunta fundamental: “¿Qué es lo más importante en mi vida?”. También puede ser un momento de crisis positivo. Hace algunos años me encontraba en una pequeña iglesia frente a una congregación abarrotada y me preguntaron: “¿Tomas a esta mujer como tu legítima esposa?” Recuerdo lo adecuado que fue (al menos para mi esposa) el texto que estaba colgado en la pared: “Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás”. “En la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte los separe”.

      Algunas personas transitan por la vida sin hacerse preguntas acerca de sus prioridades fundamentales. Para citar a la actriz Helena Bonham Carter, “Igual todos vamos a morir; así que, ¿qué importa, siempre que mantengas un sentido de humor y diversión?” Esa es la filosofía de hoy: comer, beber y ser feliz, porque mañana haremos dieta. Quizá más en serio, el periodista Bernard Levin dijo que esperaba descubrir por qué había nacido antes de morir. Déjame hacerte una pregunta: ¿qué es lo que más te importa? ¿qué es lo que realmente forja las prioridades en tu vida? ¿Es tu familia, tu cuenta bancaria, tu trayectoria profesional, cierta relación? ¿Qué es lo que te motiva?

      Haz una pausa para reflexionar sobre estas preguntas. No es fácil evaluar nuestras motivaciones y prioridades fundamentales, pero trata de ser honesto respecto a lo que realmente importa en tu vida. ¿Cómo se ve reflejado en estas prioridades el tiempo que usas?

      El libro de Nehemías plantea esta pregunta fundamental: ¿Cuáles son las prioridades del pueblo de Dios? Una vez que hayamos descubierto esas prioridades, ¿Cómo podemos ser decididamente fieles en cumplirlas? Se trata de una determinación enérgica. Se trata de ver a qué nos está llamando Dios y luego a comprometernos a transitar en ese camino.

      Esto es sumamente pertinente porque los cristianos sufrimos la constante tentación a desviarnos de esas prioridades. Enfrentamos presiones de nuestra propia cultura, que cada vez más ve a la religión como un asunto privado y que debe marginarse, hasta que el evangelio pase al olvido como algo sin importancia, como un sencillo pasatiempo para los religiosos.

      También existe presión dentro de la comunidad cristiana o incluso dentro de nuestras propias vidas. Es muy fácil que nuestra comodidad personal y nuestra seguridad importen más que nuestro deseo de buscar primero el reino de Dios. La realización personal y la autocomplacencia debilitan nuestra devoción y distorsionan nuestras prioridades. Es necesario tener momentos en los que nos alejemos de las distracciones, ya sean de nuestra cultura o en nuestras propias vidas, para reflexionar y orar acerca de lo que realmente importa.

      Aquí en el libro de Nehemías, fue una crisis en el 445 a. C. que provocó que Nehemías y el pueblo de Dios evaluaran lo que realmente importaba en sus vidas personales y comunitarias. Se vieron forzados a confrontar las prioridades que iban a forjar su vida nacional y su testimonio peculiar como pueblo de Dios. Los dos primeros capítulos de Nehemías ilustran algunas prioridades fundamentales que gobernaron la vida de Nehemías en medio del colapso nacional y espiritual. Los primeros tres capítulos de este libro examinan tres prioridades básicas esenciales para ejercitar y mantener la fe frente a la amenaza.

      Capítulo 1

      La prioridad del llamado de Dios

Objetivo: Examinar qué significa para nosotros el llamado de Dios

      Tema central

      La idea del llamado significa diferentes cosas para diferentes personas. Comienza preguntándote a ti mismo o preguntando a tu grupo: ¿qué te viene a la mente cuando usas esta palabra? ¿Cómo se la utiliza en conversaciones generales? ¿Y qué crees que significa ser llamado por Dios?

      Lee: Nehemías capítulo 1

      Versículos clave: Nehemías 1.1–4

      Estructura:

      1. Una labor responsable

      2. Un corazón receptivo

      El libro comienza con Nehemías que vive y trabaja en un país extranjero. Artajerjes ocupa el trono de Persia, y Nehemías, un judío, está en el exilio y trabaja como alto funcionario del rey. Hace unos ciento cuarenta años antes, el equilibrio de poderes en el mundo sufrió un cambio cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, derrotó a Egipto y sus ejércitos conquistaron Siria y Palestina. Jeremías, el profeta de Dios en ese momento, continuó profetizando al pueblo de Dios, advirtiéndoles que a menos


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