El Coach Iluminado. Raimon Samsó
1. El coach que no quería mejorar
Vamos a dejar las cosas claras cuanto antes, en este libro no encontrarás pautas para mejorar.
Si has leído lo suficiente sobre temas de superación personal, entonces ya dispones de recursos y estoy seguro de que no buscas más de lo mismo. Ya tienes un “yo tuneado”, pero ahora quieres un Yo real. Quiero pensar que llegas a esta lectura con buena parte de las tareas hechas y que por eso esperas mucho más que palabrería y promesas grandilocuentes.
No vamos a maquillar tu mundo, vamos a ponerlo patas arriba.
Seré radical: las técnicas de superación personal y empoderamiento parten de un punto irreal. Su planteamiento es que alguien supuestamente imperfecto debe buscar y encontrar el camino que le lleve a la perfección. Con ese fin épico en mente, buscará y buscará, y se perderá por mil y un caminos hacia ninguna parte. Tratará de dar forma (personal) a lo informe (impersonal), en un intento de mejorase a sí mismo.
Las respuestas que buscas están en otro nivel de conciencia. No hay solución a los problemas creados dentro de un mismo nivel de percepción. Es necesaria otra perspectiva más elevada. Este libro te proporcionará una visión de 360 grados de ti mismo. Más aún: obtendrás una visión cenital.
Aquí el error es doble. Cuando el ego manifiesta la voluntad de pasar a otra cosa mejor, por un lado está asumiendo su imposible imperfección; y, por otro, inventa un “proceso” para tratar de mantener el control. Eso sí, le llamará proceso Sadhana y quedará feliz. Es lo que se conoce por “ego espiritual” en el “bypass espiritual”, una postura muy mental que lo racionaliza todo: te insta a buscar para que no encuentres nada. Es un “Busca, pero no encuentres”, para que así necesites de él siempre.
Hay un yo que parece requerir una gran mejora, pero la buena noticia es que ese yo no es real.
El coach iluminado llega a la conclusión de que todos estos conceptos…
Reinvención personal
Mejora personal
Crecimiento personal
Diseño humano
Evolución espiritual
La mejor versión de uno mismo
Mejora de la autoestima
Etc., etc., etc.
… son una chorrada. Por eso, el coach iluminado no quiere mejorar. Mejorar ¿a quién?
Para él, estas nociones no tienen ningún sentido. Todo eso confunde a las personas que creen que reconstruyendo o fortaleciéndolo su ego dejarán de tener una serie de problemas... ¡precisamente creados por su propio ego! En efecto: ¡el ego es la fuente de todos sus problemas! Y su gran idea es ¡fortalecerlo! Es como apagar un fuego con gasolina.
Solo un ser humano que desconoce su Ser se percibe como débil y trata de empoderarse.
El ego decidirá buscar un aliado o un cómplice necesario: un coach convencional que infle la burbuja de su fantasía. Lo que ocurrirá con el coaching convencional es que su ego se rediseñará, cambiará de aspecto, se maquillará o se tuneará como un coche de carreras. Pura cosmética conceptual, chatarra espiritual. Un autoengaño para pensar que se va a alguna parte cuando en realidad lo único que se hace es dar vueltas a lo mismo (aunque con enormes esfuerzos).
Precisamente el gran problema de la humanidad es que las personas han inventado una identidad ilusoria que protegen y nutren. Y pasan toda su santa vida tratando de generar algo constructivo a partir de esa montaña de conceptos.
Así que todo ese proceso de mejora, reinvención, purificación, perfeccionamiento, superación… es solo una ilusión que se asienta en otra ilusión (la del pequeño yo inexistente). Vamos a dejar claro que solo hay un Yo y que no necesita ser perfeccionado. Dios lo creó de una determinada manera, y sigue siendo así a pesar de todo lo que parece haberle ocurrido.
El coach dormido o convencional distingue individualidades. Las denomina clientes. Pero cuando el coach está iluminado ve al Uno en todos aquellos que acuden a él, sin excepción. El coach dormido cree en la fragmentación, cree que el mundo es un inmenso puzle y que su trabajo es precisamente unir las piezas. El coach inconsciente quiere hacer cambios en el mundo y algún que otro ajuste personal.
El coach iluminado o consciente, en cambio, resuelve descubrirse a sí mismo, renuncia a cambiar nada o a nadie; ni siquiera a sí mismo (y mucho menos a los demás). Cuando comprende eso, ya no necesita que nada sea diferente, cambie o mejore. El coach que entiende esto, despierta y es un “coach iluminado”. Es un punto de luz que alumbra su entorno y a quienes entran en contacto con él y están listos. Sus cambios provienen del no cambio. Su éxito consiste en no perseguir el éxito.
Muchos de nosotros tenemos imágenes de Buda en casa o en el jardín. No es un acto devoto ni religioso; no significa necesariamente que seamos budistas… Se trata de un acto simbólico que tiene que ver con el hecho de que la imagen del Buda evoca sentimientos de paz y calma en quien la contempla. Por eso la imagen de Buda es tan popular en la decoración de muchos hogares. Es un punto de luz que ilumina con su presencia.
Sigue leyendo, porque más adelante enumeraré 32 características del “coach iluminado”. Este no es un libro para coaches, sino que cualquier persona puede leerlo; porque todos disponemos de un “coach interno” que nos acompaña siempre. A él le dedico esta obra.
Si has leído mi libro “SuperCoaching” (publicado por la editorial Conecta), sabrás que ya di un paso en esta dirección. Ahora, con este libro, voy un paso más allá.
En mi caso, un buen día dejé de ser un coach al uso y abandoné la idea peregrina de mejorarme… y también de ser cómplice en el maquillaje del ego de mis clientes. Me dije: basta de intentar ser mejor. Pero ¿quién deseaba ser mejor? Exacto: el ego, en su ilusión de avanzar cuando no hay ninguna parte a donde ir, ni nadie superior en quien convertirse.
A mis ojos se hizo evidente que todo era un inmenso malentendido.
Llegué a la conclusión de que tenía que haber algo más enriquecedor que esforzarse para tener éxito. Incluso que debía haber algo mejor que la mera consecución del éxito. Lo que encontré son las revelaciones que he vertido en este libro. Finalmente entendí que lo que necesitaba era reconocerme por primera vez, no reinventarme por enésima vez.
Repentinamente, y de una manera definitiva, sentí que no había nada que mejorar. ¡Menudo descanso! ¿Y cómo llegué a esta conclusión? Guiado por una verdad intemporal que leí en un texto sagrado y que hizo mella en mí: “Aquello que está sujeto a cambio no es real”. De manera que deduje que si era capaz de cambiarme a mí era porque el yo que estaba urdiendo era una fantasía.
Tú, al igual que un servidor, no necesitas un yo mejor, sino que necesitas un yo real.
Eso es despertar.
Be real my friend.
2. Del victimismo a la iluminación
Imagina una escalera con tres escalones.
Entre la oscuridad y la luz hay tres niveles (por explicarlo así) que están claramente delimitados . También podemos llamarlos “mentalidades”, “dimensiones mentales" o “estados de conciencia”, y son unas actitudes ante la vida radicalmente diferentes. Las personas que viven en esos tres niveles parecen habitar universos diferentes.
Según en cuál de ellos te encuentres, lo que experimentas en la vida cambia. Y en esos niveles o