El Coach Iluminado. Raimon Samsó

El Coach Iluminado - Raimon Samsó


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como cambié de profesión de un día para otro. Muchos de mis clientes no lo entendieron. ¿Qué iban a hacer ahora? Les había abandonado. Me auto proclamé coach sin objetivos. ¿Estaba renegando del coaching? No, más bien estaba pasando a otro nivel. Buscaba conseguir lo mismo, incluso más, pero desde otra disposición: la consciencia pura.

      La ambición espiritual consiste en no conformarse con un ego recauchutado.

      Como no esperaba ser entendido de inmediato, me disculpé y cerré mi oficina de coaching, que por cierto llenaba mi agenda de citas con clientes y era una fuente de ingresos muy rentable. Decidí que cuando todo me iba bien era el momento idóneo para pasar a otra cosa, o mi propio éxito me devoraría.

      Sí, lector, concluí que un buen coach no puede tener metas. Comprendí que todo era más sencillo, y que como mucho podía fijarme un objetivo. ¿Y cuál podía ser ese único objetivo que sustituiría a la avalancha de metas tras las que habíamos corrido tanto yo como mis clientes? No tardé en descubrir el único objetivo.

      Una única cosa. Lo único.

      Entendí que no tener objetivos es en sí mismo un objetivo. Por tanto, adoptaría “el objetivo de no tener objetivos”, y listo. De ese modo podía seguir siendo coach, pero ahora era un “coach a la inversa” con el único objetivo de no tener objetivos.

      Uno tiene que ser coherente con sus principios, a no ser que quiera perderse a sí mismo. Perderse a sí mismo le expulsa de la partida.

      Cómo llegué a esa conclusión no importa, si bien la lectura de textos budistas influyó. Como sabes, para el budismo la cesación del deseo es un punto clave. Pero, ¿no es eso mismo un deseo? Claro, pensé, los budista desean no desear. Eso ya es en sí mismo un objetivo. ¡Se apegan al desapego! ¡Y rechazan la aversión! Qué contradictorios son. También tienen deseos.

      En el fondo, ellos y nosotros, todos, estamos confundidos. Pero como les considero sabios, decidí seguirles la corriente: mi objetivo sería vivir libre de objetivos. Y convertirme en un “coach iluminado” sin objetivos. Punto.

      ¿Cómo llevo a la práctica el no tener objetivos?, te preguntarás. Te daré algunas pistas:

       Preguntándome: ¿a qué me conduce conseguirlo?

       Aceptando que nunca sé qué es lo mejor para mí.

       Entregando todos mis pasos al amor y dejando que Él me guíe.

       No tomando decisiones en beneficio propio.

       Despreocupándome por cómo acaba el sueño.

       Aceptando que no hay sueños mejores que otros, porque todos son irreales.

       No haciéndole la pelota a mi ego.

       Dejando que me importe bien poco lo que piensen de mí.

      Deja que te comparta algo bien interesante:

       Como coach iluminado, iba a marcarme el único objetivo de no tener objetivos. Lo cual en nuestra civilización occidental es un contrasentido muy provocador. Pero como siempre he jugado a la contra y me ha ido muy bien, dinamité uno de mis roles profesionales (el de coach) y di paso a una nueva forma de afrontar la búsqueda del éxito, ahora sin fijar tantos objetivos. Cada vez que alcanzaba un hito, me reinventaba para llegar al siguiente sin dormirme en los laureles de la autocomplacencia. La forma de tener más éxito es cuestionar el éxito mismo.

      Insisto en que ser un “coach sin objetivos” requiere mucha vigilancia, disciplina y trabajo para no caer en la auto complacencia y la desidia. No se trata de abandonarse, sino de entregarse al Yo real. Si la humanidad contase con la disciplina interna de reconocerse a diario, este libro sería del todo innecesario.

      No olvides que estamos entrenados para vivir en la hipnosis colectiva de creer que la felicidad depende de conseguir algo por uno mismo. Y nos han instruido en la cultura del hacer, no en la del ser.

      Hay algo mejor que “hacer y conseguir” y consiste en “ser y conseguir”.

      En ese nuevo estadio de conciencia el leit motiv de conseguir objetivos es desplazado por el de ser el objetivo. Al final, descubres que basta con ser para tener las puertas abiertas de cara a conseguir lo que más deseas. Mínima conciencia, mínimos resultados; máxima conciencia, máximos resultados.

      Así que ahora, lector, mi único objetivo es mantenerme despierto para no recaer en el sueño de que hay algo que conseguir por mi cuenta y que mejorará mi vida. Y reconozco que esa lucidez requiere mucho más de mí que el hecho de alcanzar metas.

      Ahora el reto es conseguirlo todo sin hacer nada.

      5. Iluminación low cost

      Mi sueño es bajar a la tierra el fenómeno de la iluminación.

      Tal vez algunos se molesten conmigo por usar el término “iluminación” de una forma frívola, y tal vez tengan algo de razón al reaccionar así. Pero date cuenta de que es una noción más dentro de un intrincado laberinto de conceptos sustentados por palabras que tratan de aprehender la realidad. Algo que nos aleja doblemente de la realidad: los conceptos y las palabras.

      Fíjate que el mismo hecho de utilizar el término “iluminación” de modo reverencial ya supone marcar distancias y crear separación, tal vez por no sentirse merecedor de esa condición.

      Se ha escrito mucho acerca de la iluminación y yo soy el menos indicado para hacer nuevas aportaciones. No soy un místico, un asceta ni un gurú… solo soy un autor que se conforma con plantear una visión muy personal de la vida en sus libros. Con este “manual de iluminación low cost” me propongo situarte a las puertas del despertar. Si tienes un vislumbre, un insight, me conformo. La iluminación es un reconocimiento, no es un cambio ni tampoco un logro.

      La “iluminación premium”, que consiste en estar despierto al 100%, y durante todo el tiempo, es algo que dejaré para un libro futuro (si es que alguna vez llego a conocer de primera mano ese estado de alerta continua); aunque intuyo que semejante nivel de vibración puede ser una amenaza para el cuerpo físico, que no podría mantenerse estable durante mucho tiempo y que correría un riesgo innegable de sufrir un cortocircuito.

      Así que vamos a dejarlo a un lado de momento. Por ahora, nos centraremos en la “iluminación low cost” (“iluminación” a secas, a partir de ahora), que consiste en breves y espaciados insights o lapsos de lucidez transitoria.

      • Iluminación premium: lucidez sin limitación

      • Iluminación low cost: instantes de lucidez

      De ahí que utilice el término “low cost” a modo de insight, epifanía, o revelación momentánea. Y no te apures por la brevedad de su duración: aunque despiertes durante apenas un nanosegundo y después vuelvas al sueño, ten por seguro que ya nunca podrás olvidar la certeza de que hay otro modo de estar en el mundo. Y en el futuro regresarás en más ocasiones a ese momento de hallazgo.

      Durante toda la lectura de este libro te repetiré que iluminarse es despertar y que este acontecimiento no ha de exigirte ningún esfuerzo (solo el ego se afana y se esfuerza, pero la iluminación no es asunto del ego). Y como apenas consiste en un darse cuenta, es por tanto de bajo coste. Capisci?

      Pero no te confundas: que no tenga coste no significa que no tenga valor. El valor de autorrevelarse a sí mismo es absoluto. No confundas valor con precio.

      Ni yo ni nadie te puede decir quién eres, pues no lo creerías; deberás averiguarlo por ti mismo en algún momento de tu vida en este plano. Este es el único propósito de la vida en este mundo: despertar a tu identidad real. Acabo de resolverte el problema de encontrar un propósito de vida. Ya lo tienes, y no hay otro.

      Una


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