El Coach Iluminado. Raimon Samsó

El Coach Iluminado - Raimon Samsó


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que no prescindas de él y lo dejes tirado en la cuneta.

      El mayor obstáculo para despertar es la idealización de lo que significa despertar.

      El ego hará cualquier cosa para que sigas dormido, incluso prometerte la luna o el nirvana si hace falta. Se pondrá una túnica y usará un lenguaje espiritual sin saber su verdadero significado. Te llevará a la sala de los espejos, donde muchos “tú” te confundirán sobre tu identidad real. Practicará “trilerismo espiritual” contigo.

      El ego espiritual es un ego aún mas dormido que el ego convencional.

      Despertar no es entrar en el nirvana. Lo cierto es que las personas que despiertan siguen caminando por la superficie del planeta y llevan vidas normales, pero ya no buscan nada. Despertar no les conduce a la dicha inagotable, al éxtasis interior ni a la perfección. Obviamente, experimentan paz, certeza, verdad… pero eso es una consecuencia natural de su nuevo estado perceptivo.

      Despertar no es…

       Dicha absoluta

       Perfección

       Éxtasis

       Renuncia al mundo

       Engreimiento

       Ser súper positivo

       Superioridad

       Sentirse mejor

       Ausencia de retos

       Experiencias místicas

       Activación de poderes

       Santidad

       Perfección

      Despertar te conduce a saber quién o qué eres; y con eso basta y sobra.

      Una vez despierto, te trae sin cuidado lo que antes te quitaba el sueño. Entras en un estado de Gracia que desarrollaré al final del libro; entre tanto, sé paciente y sigue avanzando conmigo…

      Por el momento, mi mejor consejo para despertar es renuncia a tratar de sentirte mejor con lo aquello a lo que te enfrentas ahora. Intenta renunciar al yo que cree que las cosas deben mejorar o ser muy diferentes. No trates de despertar para sentirte mejor o para tratar de resolver un problema vinculado al sueño. Porque, a fin de cuentas, tratar de satisfacer al ego es creer en sus supuestas necesidades. Eso sería envolver un sueño con otro sueño, pero no despertar. Dime qué prefieres: ¿volver a la realidad o sentirte mejor dentro de la fantasía?

      Tengo dos buenas preguntas con su correspondiente respuesta:

      1 ¿Quién despierta? Desde luego que no es el ego, puesto que él es el personaje inventado del sueño, el héroe de todas las aventuras en el mundo de las cosas. Digamos mejor que la Presencia se vuelve consciente de sí misma a través de tu conciencia o sistema nervioso. El observador se reconoce a través del instrumento que utiliza: la mente.

      2 Despertar ¿de qué? Despertar de una ilusión mental fantasiosa. Despertar a lo que en verdad somos y, a partir de ese punto, tenerlo presente en cada experiencia en el mundo. Despertar de la creencia de que estamos separados, de que somos imperfectos y limitados.

      La vida dispone, con sus crisis, de infinidad de oportunidades para despertar. Son ventanas que se abren a cada poco para permitirte salir del sueño. Son espejos en los que reconocernos. Primero es una llamada, después un grito y finalmente una patada donde más duele. Y recuerda que solo hay un fin: despertar. Todo lo demás es un hermoso pero vacío e insustancial cuento de hadas.

      Este libro es una oportunidad para despertar. Tú mismo lo colocaste dentro de tu sueño para asegurarte de que podrías volver a la realidad y no perderte en las profundidades del sueño. Para que lo comprendas mejor, permíteme una analogía: imagina que estás soñando y que en el sueño suena el teléfono. Entonces tienes dos opciones: la primera es integrar esa llamada en el sueño y soñar que contestas, y de esa forma el sueño continúa. La segunda opción es asumir que la llamada procede de otro lugar distinto al sueño (la realidad) y que has de despertar para contestar a la llamada. Tú eliges.

      Todos somos llamados a despertar (no una, sino muchas veces) pero no todos eligen hacerlo (no una, sino muchas veces). Lo tranquilizador es que el final de este teatrillo ya está decidido. Y es un final feliz (mejor que eso), como no podía ser de otro modo.

       El coach iluminado sabe que todos somos igualmente poderosos y que ejercemos nuestros superpoderes como una elección que hay que respetar. El coach iluminado no infravalora ni sobrevalora a nadie, porque ha despertado puntualmente y recuerda la sensación de no separación. Sabe que ese es el destino de todos los seres humanos, tarde o temprano. Aguarda paciente porque sabe que el tiempo es una variable irrelevante, no hay primeros ni últimos.

      Lo que ocurra a partir de ahora depende de lo que tú decidas. Este libro puede ser una llamada telefónica dentro del sueño o una llamada telefónica fuera del sueño. En el primer caso, lo leerás y seguirás durmiendo; en el segundo caso, lo leerás y despertarás.

      Por último, veamos la diferencia, si es que existe, entre despertar e iluminación: la iluminación se produce cuando el despertar no involuciona, cuando se mantiene y es permanente. Para simplificarlo:

       Despertar: recordar quién y qué eres (lo que siempre has sido). Teoría. Estado provisional.

       Iluminación: reflejar ese entendimiento en lo cotidiano. Práctica. Estado permanente.

      Cuando tiene lugar el despertar, cesa el deseo de ser alguien distinto a quien eres.

      4. El coach sin objetivos

      ¿Te imaginas un coach sin objetivos?

      Deja que me explique y así podrás captar el sentido de la pregunta. Seguramente sabes que los coaches y entrenadores se caracterizan por marcar objetivos a sus clientes y por motivarles para que trabajen duro en pos de su consecución. Aquí vamos a poner el mundo al revés, porque es así como estaba, al revés, y vamos a dejarlo del derecho.

      Si me lo permites, te contaré algo acerca de mí. Hubo un tiempo en que apuntaba todas las recetas de éxito que encontraba. Era divertido: un juego para ver hasta dónde podía llegar. Y he de reconocer que muchas de esas recetas funcionaban de cara al fin para el que estaban diseñadas: tener éxito, conseguir metas y objetivos.

      Aprendí la ciencia del logro. Entendí que el éxito, el arte de conseguir lo que se desea, es una ciencia casi exacta si sigues un protocolo contrastado.

      Sí, el éxito es predecible. Es el efecto inevitable de una mentalidad y de unos hábitos concretos.

      Conseguir lo que se desea no es muy complicado cuando sigues unos modelos que fueron revelados hace mucho tiempo y que siguen vigentes hoy en día. Pero como sucede con todo, hay un precio que pagar; y ese precio es el esfuerzo, el tiempo y, a veces, el sacrificio personal. Se consigue algo a costa de algo. No me interesa esta clase de éxito, ya que lo logras a costa de alguna otra cosa… es un mal negocio.

      Pero como funciona, y como los resultados llegan, uno acaba convirtiéndose en un galgo que corre detrás de una liebre. Lo malo es que hay muchas liebres que perseguir, y esas liebres cada vez son más veloces.

      Un buen día, tras haber alcanzado muchas liebres, de pronto te detienes. Y te preguntas para qué corres tanto. Entonces decides dejar de correr y continuar adelante, pero caminando. Si has visto la película "Forrest Gump", recordarás ese momento de revelación profunda. De pronto, ya no te apetece correr; no porque estés cansado, sino porque es algo que ya has hecho antes y quieres pasar a algo nuevo. Has tenido suficiente. Y empiezas a pensar que tiene que haber otro modo de actuar en la vida.

      Cuando eres corredor y dejas de correr, te conviertes en otra cosa.

      Cuando eres coach y dejas de plantearte objetivos,


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