Acercamientos multidisciplinarios a las emociones. Rosario Esteinou

Acercamientos multidisciplinarios a las emociones - Rosario Esteinou


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de los sentidos corporales y el viraje de la investigación a un ámbito más integral y extenso de la percepción (Sabido, 2016: 68). Más allá de acotarse a lo que entendemos desde el sentido común como “cinco sentidos”, Vannini, Waskul y Gottshcalk distinguen entre “sentidos externos” (vista, tacto, olfato, oído, gusto) y “sentidos internos” (es decir, aquellos que proporcionan información sobre el mundo interno del cuerpo), como el vestibular (que posibilita percibir la dirección, aceleración y movimiento en el espacio); dolor, sed y hambre (nociocepción); la percepción interna de nuestros músculos y órganos (propiocepción), el equilibrio (equilibriocepción), el movimiento (kinestesia) y la temperatura (termocepción) (Vannini, Waskul y Gottschalk, 2012: 6, 29).

      Para estos autores, experimentamos al mundo, a los otros y a nosotros mismos, a través de los sentidos y ello depende, no sólo de la formación sociocultural de la percepción sino también del trabajo conjunto entre “cerebro y mente” (Vannini, Waskul y Gottschalk, 2012: 151-152). En esa línea, los autores se refieren a Damasio y concretamente a El error de Descartes (1994) entre otros autores, para señalar cómo cuando la habilidad de procesar las sensaciones o recibir estimulación a través de los sentidos está comprometida, las consecuencias son tanto psicológicas como sociales, en tanto se requiere este trabajo conjunto entre cerebro y mente (Vannini, Waskul y Gottschalk, 2012: 152). Es decir, no sólo cuerpo y mente trabajan en conjunto, sino también las emociones, sentimientos y el sentido que asignamos a dicho sentir.

      Conclusiones

      Prestar atención y poner a debate los aportes de las neurociencias resulta importante dadas las implicaciones que dichas disciplinas tienen en la vida social. Pickersgill señala puntualmente cómo éstas tienen repercusiones en terrenos que están distantes de los laboratorios (Pickersgill, 2013). Ya sea para vender un producto, justificar una conducta o explicar una situación, el uso de los argumentos de las neurociencias están a la orden del día.

      Pero, ¿significa esto que solo debemos criticar todo lo que aparece con el membrete neurociencia? Desde la línea que venimos desarrollando, a saber, el problema del amor corporeizado, la neurociencia tiene algo que aportar. Como hemos presentado en otro trabajo, desde nuestra perspectiva, la experiencia amorosa implica significados culturales (semántica), interacción de cuerpos (situación) y enminded bodies (cuerpos con mente) (García Andrade y Sabido Ramos, 2016b). En este último nivel es que nos resulta relevante considerar los efectos materiales (la materialidad) que implica el amor para los cuerpos/cerebros. Pensamos que es posible comprender al amor desde una dimensión en la que los seres humanos no se entienden como entes divididos en cuerpo y mente o en razón y emoción. Desde nuestra perspectiva, es el desdibujamiento de estas duplas, a la que también contribuyen las neurociencias y las ciencias sociales, lo nos permite comprender al amor no sólo desde el nivel semántico o situacional, sino también como experiencia vivencial. Es decir, el amor de pareja puede entenderse como una relación entre dos o más personas en las que resulta de vital importancia el contacto de los cuerpos y los efectos emocionales, sentimentales y mentales que ello genera a nivel individual. En ese sentido, no es posible dejar de lado lo que se produce en un campo de conocimiento dedicado a observar lo que aparece en el cuerpo/mente sintiente.

      En términos generales, podemos observar una afinidad electiva con los neurocientíficos que: 1) observan al cerebro no como una unidad aislada, dividida en compartimientos estancos que aparecen evolutivamente, sino que observan al cerebro funcionando en redes, producido por y productor de las relaciones con el entorno (léase, social); 2) que asumen la plasticidad cerebral (su posibilidad de cambio y conformación a lo largo de la vida); 3) que asumen la alta selectividad cerebral para la detección de la mirada y los gestos como algo que puede posibilitar la cooperación - o por lo menos la necesidad de convivencia; y 4) que unen la toma de decisiones y apuestas en la vida cotidiana con eventos emocionales que marcan el cerebro y el cuerpo que se relaciona con otros.

      Las consecuencias de lo anterior para el amor no las podemos desarrollar aquí, pero de entrada permiten pensar en una colaboración productiva y necesaria.

      Referencias

      Bartra, Roger. 2014. Antropología del cerebro. Conciencia, cultura y libre albedrío, Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, México.

      Blanco, Carlos. 2015. Historia de la neurociencia. El conocimiento del cerebro y la mente desde una perspectiva interdisciplinar, Editorial Siglo XXI, Madrid, España.

      Bourdieu, Pierre. 2007. El sentido práctico, Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, Argentina.

      Burkett, Elinor. 2015. “What Makes a Woman?”, The New York Times, Nueva York, Estados Unidos, 6 de junio.

      Cedillo, Priscila, Adriana García Andrade y Olga Sabido Ramos. 2016. “Afectividad y emociones”, en Moreno, Hortensia y Emma Alcántara (coords.), Conceptos clave en los estudios de género. Volumen I. UNAM-PUEG, Ciudad de México, México, pp. 15-33.

      Csordas, Thomas. 2010. “Modos somáticos de atención”, en Citro, Silvia (coord.), Cuerpos plurales. Antropología de y desde los cuerpos, Editorial Biblos, Buenos Aires, Argentina, pp. 83-104.

      Damasio, Antonio. 2005. Descartes’ error, Penguin Books, Nueva York, Estados Unidos de América.

      ————. 2007 En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y los sentimientos, Crítica, Barcelona, España.

      De Boer, A., E. van Buel y G. Ter Horst. 2012. “Love is more than just a kiss: A neurobiological perspective on love and affection”, Neuroscience, Vol. 201, pp. 114-24.

      Downey, George. 2014. “‘Habitus in extremis’: from embodied culture to bio-cultural development”, Body & Society, vol. 20, pp. 113-117.

      Faure, Olivier. 2005. “La mirada de los médicos”, en Corbin, Alain (dir.), Historia del cuerpo. De la revolución francesa a la gran guerra, Volumen 2, Taurus, Madrid, España, pp. 23-56.

      Franks, David D. 2010. Neurosociology. The nexus between neuroscience and social psychology, Springer, Nueva York, Estados Unidos de América.

      Franks, D. D. y Jonathan Turner. 2013. “Introduction”, en D.D. Franks y Turner, Jonathan (eds.), Handbook of neurosociology, Springer, Nueva York, Estados Unidos, libro electrónico.

      Frazzetto, Giovanni. 2013. Cómo sentimos. Sobre lo que la neurociencia puede y no puede decirnos acerca de nuestras emociones, Anagrama, Barcelona, España.

      García Andrade, Adriana. 2013. “Una lectura del amor desde la sociología: algunas dimensiones de análisis social”, Sociológica,


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