Gerencia financiera basada en valor. Maximiliano González
658.152 / G643g 2020
González, Maximiliano
Gerencia financiera basada en valor: hacia un proceso sistemático para la toma de decisiones financieras / Maximiliano González, Alexander Guzmán Vásquez, María Andrea Trujillo Dávila. Bogotá: Colegio de Estudios Superiores de Administración – CESA, 2020. 234 p. DESCRIPTORES:
1. Administración financiera 2. Análisis financiero 3. Riesgo (Finanzas) 4. Valoración 5. Toma de decisiones 6. Tecnología de la información
© 2020 CESA – Colegio de Estudios Superiores de Administración
© 2020 Maximiliano González [[email protected]]
© 2020 Alexander Guzmán Vásquez [[email protected]]
© 2020 María Andrea Trujillo Dávila [[email protected]]
ISBN Impreso: 978-958-8988-45-0
ISBN Digital: 978-958-8988-46-7
Editorial CESA
Casa Incolda
Diagonal 34a No 5a - 23
Bogotá, D.C, agosto de 2020
Dirección: Editorial CESA
Corrección de estilo: José Ignacio Cursio
Diagramación: Yimmy Alberto Ortiz Arias
Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo escrito.
Impreso y hecho en Colombia
Diseño epub:
Hipertexto – Netizen Digital Solutions
CONTENIDO
Capítulo I ¿Qué es una buena decisión financiera?
Capítulo II Análisis financiero histórico
Capítulo III Modelación financiera
Capítulo IV Valoración
Capítulo V Costo Promedio Ponderado de Capital (WACC)
Capítulo VI Gestión de riesgos
Bibliografía
Apéndice 1: Valor Presente Neto Ajustado (VPNA)
Apéndice 2: Forwards, futuros y opciones para cobertura de riesgos
Notas al pie
¿Cuándo una empresa agrega valor económico para sus propietarios? En teoría cuando el rendimiento de los activos invertidos en el negocio supera el costo de las fuentes de financiamiento ajustado por su riesgo.
Aunque a primera vista la respuesta parece simple, en la práctica no lo es, porque: i) ¿cómo se mide el rendimiento de los activos invertidos?, y para ello se debe comenzar por responder ¿cuáles son los activos invertidos en un negocio?; ii) ¿cómo se determina el flujo de beneficios que producen dichos activos?, ¿se puede obtener esa información directamente de los reportes contables?; iii) ¿cuál es el costo de las fuentes de financiamiento?, ¿el nivel de endeudamiento de la empresa se estableció a priori o resultó de las decisiones financieras que se toman del día a día?, y iv) ¿el riesgo que asume la empresa está acorde con los objetivos estratégicos de sus accionistas y demás personas involucradas con ella?
Esta serie de preguntas, complejas de responder en la práctica, son de crucial importancia para determinar si una empresa está creando o destruyendo valor. Esto, por cuanto una organización puede permanecer por muchos años teniendo utilidades contables, pagando dividendos a sus accionistas, creando fuentes empleo y, aun así, estar destruyendo valor económico, es decir, generando una rentabilidad que no compensa su costo de oportunidad.
Cuando el mercado percibe que una empresa que cotiza en bolsa está destruyendo su valor (o lo hará próximamente), inmediatamente enciende las alarmas y casi inmediatamente el precio de las acciones disminuye, haciendo que los actuales o potenciales accionistas comiencen a venderlas. Por otro lado, si el mercado percibe que la gerencia está tomando decisiones que agregan valor, la acción sube y se hace atractiva para los inversionistas hasta llegar a un nivel de equilibrio. Es por ello que el mercado, que no es otra cosa que el promedio de las expectativas de los inversionistas respecto de una compañía, asume el rol de fiscalizador de la toma de decisiones gerenciales.
Para que este papel se cumpla a cabalidad es necesario que los mercados de capitales sean eficientes en el proceso de valoración de los activos que allí se transan, en este caso, las acciones. Es decir, se requiere que las empresas revelen oportuna y apropiadamente la información tanto financiera como no financiera, de forma que los inversionistas puedan evaluar adecuadamente el impacto de sus decisiones en los flujos de caja futuros.
En ese sentido el mercado de valores es un espejo en el que se refleja la gestión de la alta gerencia de las empresas listadas en bolsa. Pero, ¿qué pasa con aquellas que no cotizan? En ese caso el espejo no existe y, por estar concentradas en el día a día, muchas de ellas no llegan a saber si realmente están generando valor económico para sus accionistas, o si, por el contrario, lo están destruyendo.
¿El estado de resultados, el famoso PyG, no resuelve ese problema?, ¿un buen análisis de indicadores financieros tradicionales no es suficiente? Lamentablemente la información contable no refleja más que las decisiones pasadas, ya que se alimenta de resultados históricos. ¿Es eso importante? Ciertamente lo es; sin embargo, mirando el pasado no se puede decir mucho sobre cómo las decisiones de hoy afectarán el mañana.
Note por ejemplo que al recibir información de una empresa listada el mercado inmediatamente evalúa su plan de inversiones y su potencial de crecimiento. Si las decisiones que observa (p. ej., de inversión) son percibidas como buenas, incluirá dentro del valor actual de sus acciones el valor generado de dichas oportunidades de crecimiento, pero ese valor no es una cuenta dentro de los estados financieros ya que todavía no se ha realizado.
¿Qué pasa, por ejemplo, si el mercado percibe que una inversión es muy riesgosa y los rendimientos esperados no superan el costo de las fuentes de financiación? Como se dijo atrás, si el rendimiento esperado es menor al costo de oportunidad de dichas fuentes quiere decir que la empresa está destruyendo valor, y los analistas de inversión que siguen sus acciones inmediatamente