Biomecánica básica. Pedro Perez Soriano
rel="nofollow" href="#ulink_02a2c428-4c81-5787-bcee-4b1f034236c3">figura 20).
PUNTO CLAVE
Para lograr llegar lo más lejos posible en horizontal si se parte de la misma altura a la que se llega (h0 = 0), deberemos usar un α0 de 45°. Si llegáramos más bajo, deberemos usar ángulos menores de 45°, mientras que si llegamos más alto deberemos usar ángulos mayores de 45°.
8.4. Se puede analizar el movimiento en el eje vertical independientemente del avance en el eje horizontal
Es parecido a lo que decíamos en los movimientos de caída libre respecto a que el posible movimiento de avance en horizontal no influía en el movimiento vertical, y por ello ambos movimientos podían ser estudiados independientemente. Los movimientos parabólicos se pueden estudiar analizando por separado el movimiento en vertical y el horizontal. En este caso se cumplirán todas las diferentes características que se han mencionado de los movimientos de caída libre. De esta manera sucederá que si apuntamos con una piedra o un tirachinas, en dirección de impacto, a un globo colgado a cierta distancia de nosotros, y en el instante del inicio del vuelo de la piedra o china se suelta el globo, siempre habrá colisión (figura 21). Solo podría darse el caso de no colisionar en el supuesto de que el objeto que lanzamos, o el globo que soltamos, encontraran el suelo antes del impacto. Pero aun así, si el suelo estuviera más abajo colisionarían. La colisión entre la china y el globo es debida a la dirección de impacto del lanzamiento y a que, a partir de ahí, ambos inician la fase de vuelo en el mismo instante. Y por tanto, la acción de la gravedad se mantendrá durante el mismo tiempo afectando los cambios en la velocidad vertical de ambos. En la página de applets de física que hay en la bibliografía de este capítulo se puede observar la simulación de este efecto (Jones y Childers, 2010) en el apartado de movimiento de proyectil (cañón). En él, aparecen 2 cañones, uno de los cuales siempre está en el suelo y el otro a una altura que se puede cambiar. Ambos cañones, que se pueden mover en el eje horizontal, siempre están en dirección de impacto, y además, al dar al botón de inicio lanzan sus bolas al mismo tiempo. Se puede también cambiar la velocidad de salida de cada cañón. Así bastará poner velocidad de salida 0 del cañón superior para observar el fenómeno tal como se ha descrito en el caso del globo y la china.
8.5. Los ángulos óptimos de salida en física no son los mismos que en biomecánica
Los saltadores de longitud baten con ángulos muy bajos (en torno a 22°), y según la diferencia de alturas entre la posición del centro de gravedad al iniciar el vuelo y al final del salto (h0), el ángulo óptimo para llegar lo más lejos posible debería estar en torno a 43°. ¿A qué es debido esta diferencia entre el ángulo de salida que emplean los saltadores y el óptimo desde un punto de vista físico? El ángulo de salida depende del valor de las velocidades vertical y horizontal del centro de gravedad en el instante en el que el saltador despega del suelo. De esta manera, si la velocidad vertical se mantuviera y aumentara la horizontal, el ángulo de salida disminuiría, y a la inversa, si se mantuviera la horizontal y aumentara la vertical, el ángulo aumentaría (figura 14). Puesto que el saltador tiene prácticamente toda la carrera de aproximación para ganar velocidad horizontal (menos los dos últimos apoyos) y simplemente al final de esta carrera es cuando puede ganar velocidad vertical, resulta que la primera será bastante mayor que la segunda y por ello el ángulo de despegue será muy bajo. Dicho de otra forma, sería fácil al batir llegar con menor velocidad horizontal (frenándola), con lo que obtendríamos un ángulo de salida cercano a 43°, pero de esta forma se conseguiría menor distancia en el salto y no compensaría haber batido con el ángulo óptimo. En un salto de longitud de 8,90 m, Mike Powell batió con un ángulo de salida de 24° y el español Yago Lamela también ha realizado saltos batiendo con 24°. Se considera que estos ángulos más elevados los consiguen saltadores con buena técnica, que les permite despegar del suelo con elevadas velocidades verticales en relación con las horizontales. En cambio, muchos de los buenos velocistas, que llegan a competir con buenos resultados en las pruebas de salto de longitud, suelen batir con elevadas velocidades horizontales y limitadas velocidades verticales, lo que les lleva a presentar pequeños ángulos de salida. Así, Carl Lewis, por ejemplo, batía frecuentemente con 18°, como se explica en el artículo “La velocidad sin control no basta para ganar” de la bibliografía de este capítulo (Aguado, 2003).
Figura 20. Los ángulos óptimos se salida (a0 opt) para llegar los más lejos posible serán inferiores a 45° cuando la altura de salida sea positiva. En estos casos, siendo los a0 opt siempre inferiores a 45°, aumentarán si aumenta la velocidad de salida (v0) y disminuirán si aumenta la altura de salida (h0). Esto sucede, por ejemplo, en lanzamiento de peso. Lanzando con una v0 de 13,136 m/s y una h0 de 2,09 m, el a0 opt será de 41,95° y se cubrirá una distancia de vuelo de 19,568 m.
Figura 21. Si se lanza un cuerpo en dirección de impacto hacia otro que se suelta en el mismo instante que el primero inicia el vuelo, ambos cuerpos impactarán salvo que encuentren el suelo antes.
PUNTO CLAVE
Los saltadores de longitud no pueden fiarse de los ángulos óptimos de la física para llegar lo más lejos posible. Si quisieran usar estos ángulos perderían mucha velocidad horizontal y saltarían menos.
En biomecánica deportiva se considera que cuando lo más importante de un lanzamiento o salto sea llegar lo más lejos posible, la variable más importante es la velocidad de salida. Se puede, por ejemplo, simular en un lanzamiento de peso ya realizado qué pasaría modificando en un mismo porcentaje cada una de las variables de salida, para ver cuál de ellas tiene más repercusión en la distancia lograda. Así, en el lanzamiento de peso de Manuel Martínez con el que ganó el Campeonato de España de Atletismo de 1996 (con 19,220 m de distancia de vuelo) (Aguado et al., 1997), tuvo una altura de liberación de 2,09 m, que si se hubiera incrementado un 5% le hubiera hecho alcanzar 19,330 m de vuelo. Incrementando en el mismo porcentaje el ángulo de salida (que fue de 35,9°) hubiera alcanzado 19,304 m. Incluso si Manolo Martínez hubiera lanzado con el ángulo óptimo de liberación (41,95°), hubiera conseguido 19,568 m, que es una distancia menor a la que hubiera obtenido de incrementar un 5% la velocidad de salida (que fue de 13,21 m/s), ya que en este último caso hubiera logrado 20,961 m (tabla 1). Por ello, en biomecánica, cuando la distancia lograda es lo que cuenta, se dice que cualquier mejora en la técnica que conlleve una pérdida de velocidad de salida no será en realidad una mejora, ya que redundará (por mucho que se incremente la altura o se acerque el ángulo al óptimo) en una disminución de la distancia cubierta.
Tabla 1. Simulación de la variación de la distancia de vuelo del lanzamiento ganador de Manuel Martínez del Campeonato de España de Atletismo de Málaga de 1996, al incrementar un 5% la altura de salida (h 0), el ángulo de salida (α0) y la velocidad de salida (v0). También se simula lo que se hubiera incrementado la distancia de vuelo de haber lanzado con el ángulo óptimo (αopt).
James Hay (1993), en el libro Biomechanics of Sports Techniques, que aparece en la bibliografía, presenta varios ejemplos de cómo las variables de salida de lanzamientos, saltos y golpeos en diferentes deportes permiten identificar las ejecuciones realizadas por deportistas experimentados frente a las de nivel medio y de los principiantes. Esto es así porque se conocen cuáles son los valores ideales que se debería lograr y también se sabe cuáles son los valores que presentan los que se inician en el deporte y la forma de irlos mejorando