Depresión, Ansiedad y la Vida Cristiana. Baxter Richard
improductiva, o a una actitud fija de pesimismo, o una insistencia incesante sobre cosas que se sienten incurablemente mal. Las personas deprimidas se sienten aisladas y distantes de los demás, incluyendo a sus más cernos y más queridos, y de los proyectos en los que, hasta ahora, su corazón estaba totalmente involucrado. La conducta puede volverse excéntrica, impredecible o la inactividad podría establecerse, la creatividad concentrada podría desvanecerse o la tristeza podría volverse habitual. Los sentimientos de ansiedad, baja autoestima y desesperanza se desarrollan, y un pesimismo defensivo toma el control. Molestos por el entusiasmo de otros, los deprimidos podrían parecer malhumorados y agresivos. Algunas depresiones son cíclicas, puntos bajos en los cambios de estado de ánimo bipolar, donde podrían estar seguidos por explosiones de autosuficiencia enérgica. Lo que los medicamentos pueden hacer para modificar estos extremos varía de una persona a otra.
C.H. Spurgeon, el más grande predicador del evangelio de Inglaterra en el siglo XIX, sufría de episodios periódicos de depresión. Sin causa, como parecían, su impacto era pesado; luchar contra ellos era, tal como él decía, como pelear contra la neblina, y él tenía que esperar hasta que la “desesperanza deforme, indefinible, incluso completamente oscura” se levantara de su corazón.3 El “perro negro”, en la edad madura de Winston Churchill, parece haber sido similar.4
Cuando Dios le permitió a Satanás hacer lo que quiso con Job, se nos muestra que el resultado fue un caso extremo de shock traumático, desconcierto, frustración, tristeza y desesperanza, con negatividad hiriente hacia sus amigos sabelotodo. Todas estas cualidades apiñadas, por así decirlo, cada uno con su propio dolor, bajo la sombrilla de la depresión formó caso arquetípico de esta aflicción.
Durante todo un siglo, la depresión ha sido intensamente estudiada desde varios ángulos, y hay muchos libros sobre el tema que reflejan predominantemente las perspectivas post-cristianas y seculares. Sin embargo, nuestro propio punto de vista es un poco diferente.
Nuestro punto de vista
Nuestro ideal para todos los cristianos, incluyéndonos, es vivir tanto como sea posible en el amor, la estabilidad y el gozo constantes, junto con la paciencia, la bondad, la fidelidad y el autocontrol,5 lo que forma el perfil moral de Jesucristo en sus discípulos. Vemos esa forma de vida como un verdadero florecimiento humano, y a la promoción de esta como central para todas las formas de cuidado pastoral, adoración y compañerismo eclesiástico, terapia personal y vida cristiana familiar. Y vemos a la depresión en todas sus formas como una obstrucción evidente a dicha forma de vida, en que Satanás participa regularmente (vea 2 Corintios 12:7).6 Nosotros creemos que, en la sabiduría de Dios, los aguijones en la carne, mentales y emocionales incluidos, pueden volverse medios de avance espiritual que, de otra manera, no sucederían. Y creemos que se halla mayor sabiduría en este asunto, de lo que estamos acostumbrados, en la herencia pastoral del puritanismo del siglo XVII. La sabiduría de Richard Baxter es suprema aquí. En su época, a él se le consultaba y consideraba como la máxima autoridad en lo que se refiere a ministrar a los cristianos afectados por lo que en aquel entonces se conocía como “melancolía”, pero que en nuestros días sería etiquetado como depresión. Nuestra esperanza es que, en nuestra época, al presentar lo que Baxter escribió en este campo, podamos contribuir a la maduración del cuidado pastoral en las iglesias bibliocéntricas, enfocadas en el evangelio y que honran a Cristo.
El plan de este libro, después de nuestros capítulos introductorios, es reproducir dos discursos de Richard Baxter, así como también un ensayo más corto en el apéndice, e indicar cómo su sabiduría puede traerse al siglo XXI para que se convierta en un recurso para el ministerio de hoy día. El capítulo 3, “Consejo a los cristianos deprimidos y ansiosos”, ofrece una versión actualizada y editada de las “Indicaciones sobre la melancolía de sus pensamientos”, en el Directorio cristiano de Baxter. El capítulo 4, “La resolución de la depresión y la tristeza abrumadora a través de la fe”, edita y actualiza “La cura de la melancolía y la tristeza excesiva por medio de la fe” escrito por Baxter. El apéndice hace lo mismo para el escrito de Baxter “La tarea del médico”, también incluido en Un directorio cristiano.
Durante el siglo pasado y un poco más, la noción que se ha estado difundiendo en los círculos evangélicos de que el efecto de nacer de nuevo a través de la fe en Jesucristo siempre será una vida marcada por la euforia espiritual: alegría constante, exuberancia, confianza y buen ánimo resultante del conocimiento de que la gracia de Dios, el Señor soberano y trino, está siempre activamente al lado de uno. Sin duda, lo está, y la imagen que se dibuja es feliz y atractiva, ¡pero vea lo que esta deja fuera! Ciertamente el gozo triunfante en el Señor es un rasgo característico de una vida cristiana saludable. Sin embargo, los cristianos, al igual que otras personas, viven en y a través de los cuerpos; cuerpos que, a veces, funcionan mal, se enferman, se agotan, y finalmente, mueren; y los factores físicos, con o sin descenso espiritual, en cualquier etapa pueden traer, entre otras cosas, depresión en sus diferentes formas. En el pasado, algunos se han extendido a diagnosticar siempre la depresión en los cristianos como una señal de incredulidad o algún otro pecado mayor, pero eso no es correcto.
Por mucho más de cuatro siglos, el libro The Pilgrim’s Progress, de Bunyan, uno de los más vendidos del mundo, ha estado recordándoles a los cristianos que la vida cristiana normal incluye no solo afirmaciones y gozo, sino también batallas: batallas contra el pecado, tanto en el corazón como en la vida de uno; batallas contra la tentación que surgen de las circunstancias; batallas contra la desesperación, causada por tropiezos o fracasos ridículos; y batallas contra la desesperanza, desencadenadas por una sensación de ineptitud que induce a la depresión. Todo esto, Bunyan lo representa en los personajes de: Sr. Temor, Sr. Desánimo, Sr. Bobo y Sr. Listo para Parar. Ya que hoy día la verdad de que los cristianos viven solamente para ser constantemente perdonados se olvida constantemente y la verdad de la guerra interminable de Satanás con los creyentes raras veces se toma en serio, así que la realidad de la depresión como un aguijón recurrente o permanente en la carne de algunos cristianos es muchas veces pasada por alto. Necesitamos ayuda aquí, y en la opinión de los escritores actuales, Richard Baxter es quien puede brindarla.
J. I. Packer
1. “Cordón de tres dobleces no se rompe pronto” (Eclesiastés 4:12)
2. Canadian Oxford English Dictionary, ed. Katherine Barber (Don Mills, ON: Oxford University Press, 1998), s.v.
3. C. H. Spurgeon, “Lecture XI: The Minister’s Fainting Fits”, en Lectures to My Students, vol. 1, A Selection of Addresses Delivered to the Students of the Pastors’ College, Metropolitan Tabernacle (New York: Sheldon, 1975), 263.
4. Para una breve lectura sobre el “perro negro” de Churchill vea John H. Mather, “Winston Churchill y el ‘Perro Negro de la Depresión’”, una crítica de Churchill and the ‘Black Dog’ of Depression: Reassessing the Biographical Evidence of Psychological Disorder, por Wilfred Attenborough, The Churchill Project, Hillsdale College, 20 de enero, 2016, https://winstonchurchill.hillsdale.edu/winston-churchill-and-the-black-dog-of-depression-by-wilfred-attenborough/.
5. Nuestro eco de Gal. 5:22–23 no es accidental: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
6. “Y