Depresión, Ansiedad y la Vida Cristiana. Baxter Richard

Depresión, Ansiedad y la Vida Cristiana - Baxter Richard


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(2 Cor. 12:7).

      PARTE I

image CONOZCA A RICHARD BAXTER

       Capítulo 1

      RICHARD BAXTER, MÉDICO ESPIRITUAL

      J. I. Packer

      La naturaleza humana no cambia, pero sí los tiempos y las épocas, y todos los seres humanos son hijos de su propia era en una medida mayor de lo que ellos, o quienes ven hacia atrás, ya sea para elogiar o culpar, tienden a darse cuenta. Esto es notablemente cierto de los grandes comunicadores cristianos del pasado: Agustín, Luther, Bunyan, Whitefield, Wesley, Spurgeon, y similares. Con razón, reconocemos como héroes a nuestros hermanos de sangre en la fe, y al hacerlo, fallamos en verlos en términos de su propio mundo. Richard Baxter es otro de ellos. Aunque trascendió a su época en muchas maneras, él era parte de ella, y deberíamos empezar nuestro relato observando algunos factores clave sobre la historia y la cultura a la que pertenecía.

       Puritanismo

      En su vida adulta, a Baxter se le identificaba como puritano, un término despectivo, pero que él aceptaba, aunque cada vez más, él se refería a sí mismo como “simple cristiano” un amigo prudente de las iglesias de todo credo y sus seguidores, aunque demostrando no estar comprometido con alguna de ellas. Sin embargo, “puritano” era un término que lo identificaba como estando involucrado en un movimiento reformista de izquierda, a veces impaciente e imprudente, que había estado causando problemas en Inglaterra desde que empezó el reinado de Elizabeth.

      Se había desarrollado en dos direcciones: política y pastoral. El ala política exigía, sin éxito, la radicalización del acuerdo isabelino en varias formas. De sus filas habrían de venir los revolucionarios que, provocados más allá de lo soportable, por la autocracia y mala fe de Carlos I, finalmente pelearon y lo ejecutaron y establecieron un territorio autónomo bien intencionado, pero de poca duración. Por otro lado, los puritanos pastoralmente orientados se entregaron a la predicación, enseñanza y a lo que nosotros llamaríamos evangelismo. Su objetivo era la conversión de toda Inglaterra a la fe vital bíblica y reformada. Para este fin, ellos produjeron un caudal constante de literatura sobre catecismo, homilía y devocional. Este era el principal campo de ministerio propio de Baxter; aunque incursionaba en asuntos políticos, su contribución principal era como uno de los escritores más talentosos de material devocional didáctico del puritanismo, tal como veremos.

      El propósito pastoral puritano puede enfocarse como el fomento de un estilo reformado de la devoción agustina, empezando con una conversión regeneradora (fe en Cristo, arrepentimiento ante Dios, afirmación de la aceptación justificante y la adopción en la familia de Dios, comunión en adoración con el Padre y el Hijo y la obediencia diaria a la ley de Dios por medio del poder del Espíritu Santo). La vida cristiana como tal tomaría la forma de amor y servicio (buenas obras) en la familia, la iglesia y la sociedad; monitoreada por la búsqueda consciente de sus dos preocupaciones. La preocupación número uno era discernir el deber, eso es, las acciones específicas para cada día según la voluntad de Dios bíblicamente revelada. La preocupación número dos era el autoexamen o la autobúsqueda, la revisión regular de los motivos y las acciones de uno para estar seguro de que uno estaba viviendo como un creyente real y no como un “evangélico hipócrita” autoengañado, tal como a veces se les llamaba a los legalistas calienta-bancas. Los puritanos visualizaban la vida como un paisaje entrecruzado por muchos senderos, de los cuales uno tenía siempre que buscar discernir y seguir el que más honraba a Dios, el cual sería el más sabio y mejor para los demás y para uno mismo. Casuística era el nombre puritano para el estudio de los principios para tomar esta decisión cada vez, y conflicto con el mundo, la carne y el diablo se entendía que estaba involucrado en hacerlo. Baxter era un maestro experto con relación a todas estas preocupaciones, y cerca de la mitad de los dos mil adultos que habitaban Kidderminster se convirtieron en puritanos bajo su instrucción.

       La vida de Baxter

      Alto y delgado, alerta y amigable, Baxter era un pensador rápido, un disertante elocuente, un predicador apasionado, un polemista formidable y un escritor muy veloz sobre una amplia variedad de temas. Pronto se volvió conocido por su productividad extraordinaria; Carlos I lo conocía y se refería a él como “el garabato Dick”. Él empezó a toda marcha con su primer libro devocional, con más de 800 páginas del tamaño de un cuarto de carta, llamado The Saints’ Everlasting Rest (1650), el cual se convirtió rápidamente en uno de los más vendidos y se reimprimió anualmente en los primeros 10 años de su existencia. Durante su pastorado, estuvo produciendo constantemente sobre varios temas, y después de ser expulsado del pastorado de la Iglesia de Inglaterra, bajo la ley de uniformidad de 1662, él consideró el escribir como la tarea primordial que Dios le dio en su reino; por lo tanto, durante las últimas tres décadas de su vida, Baxter trabajó arduamente en ello, convirtiéndose en el escritor teológico, inglés, más grande de todos los tiempos. Lo más significativo pastoralmente fue la finalización de una serie ya empezada para el discipulado de la gente de la iglesia desde sus primeros pasos en la edad adulta hacia la fe y la devoción personal para la totalidad de su vida cristiana. Una vez, el arzobispo Usher lo había animado para que lo intentara, y Baxter llegó a sentir que era un mandato de Dios. Los títulos en estas series hasta su artículo final eran como sigue:

       El método correcto para una paz de conciencia establecida y el consuelo espiritual (1653)

       Un tratado de la conversión (1657)

       Un llamado al inconverso para cambiar y vivir (1658)

       Indicaciones y persuasiones para una convicción sólida (1658)

       La crucifixión del mundo por la cruz de Cristo (1658)

       Unidad cristiana (1659)

       Un tratado de autonegación (1660)

       La religión vana del hipócrita formal detectada (1660)

       Las jugarretas de la autoignorancia y los beneficios del autoconocimiento


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