Desafío social. José Kentenich

Desafío social - José Kentenich


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esperaría que personas con diferentes formaciones y que vienen de otros contextos tomen elementos distintos del libro y las apliquen de modo diferente… Estas pequeñas líneas justamente tratan de ser un ejemplo en esta línea.

      2 Por ejemplo, no voy a discutir en detalle cómo el pensamiento pastoral del Padre Kentenich se asemeja fuertemente al enfoque planteado por el Papa Francisco en su acción pastoral y sus prioridades y estilo. Por ejemplo, el principio de que “la realidad está antes que la idea” enunciado por el Papa Francisco en Evangeli Gaudium resuena fuertemente con el estilo planteado por el padre Kentenich en este documento.

      3 De hecho, como enfatizan algunas investigaciones, si se mejorasen los ingresos de los países más pobres del mismo modo que el mundo ha producido bienes y servicios hasta ahora, las emisiones y la contaminación acelerarían dramáticamente el calentamiento global. Es por ello que la crisis ambiental es también social.

      4 Esta idea a su vez se refleja en investigaciones que enfatizan el rol del “aprendizaje al nivel de cada estudiante” (o teaching at the right level en inglés).

      5 Tomo esta idea de múltiples conversaciones que he tenido con el P. Jaime Vivancos (Padre de Schoenstatt), quien ha considerado este tema en sus investigaciones de post-grado.

      6 Esto no implica que el sistema alemán sea perfecto ni que no existan problemas. Por ejemplo, si bien Alemania es un país con baja desigualdad de ingresos, la movilidad social que existe no es tan alta como en otros lugares.

      7 De nuevo, llama además la atención como esta aproximación del Padre Kentenich coincide fuertemente con el estilo pastoral del papa Francisco, que llama a acercarse a las periferias de la vida desde esos mismos lugares, escuchando y descubriendo desde las personas.

      Las Sagradas Escrituras nos cuentan con palabras sencillas un acontecimiento. El Salvador, el Gran Maestro, el Educador de los Pueblos, había enviado a sus apóstoles en un viaje apostólico. No ha de haber durado demasiado tiempo. Vuelven cansados, cansados del trabajo, cansados tal vez, también, por los fracasos. Y el Maestro los recibe, lleno de bondad, y los llama diciéndoles: “Venite...” (Marcos 6, 31). ¡Venid y descansad un poco de vuestros cuidados y trabajos!

      ¿Acaso no nos sucede actualmente lo mismo a nosotros? No somos solamente doce. Podemos ser entre 130 y 140. Y no andábamos en una labor apostólica transitoria. Hemos luchado durante meses en el frente. Sabemos lo que significa estar en medio de esta lucha que libran las distintas cosmovisiones. Tal vez no estamos cansados y agotados sólo espiritualmente, sino también físicamente, a causa de estas luchas. Sin embargo, el Salvador quisiera decirnos también “Venite...” ¡Venid, descansad un poco de vuestros esfuerzos y de vuestra tarea!

      ¿Irán a ser para nosotros estos días que pasaremos juntos un tiempo de descanso, realmente? Es difícil. No sólo han elegido ustedes esta vez un tema que toca directamente sus propias almas, sino que va a hacerlos avanzar en el conocimiento que ustedes tienen de la vida del alma de los niños que les han sido confiados y el modo de tratarlos. Pienso, pues, que debería decirles esto: venimos de un trabajo serio y llegamos a hacer otro tanto; por eso sería bueno que aprovecharan las pocas horas que les quedan disponibles para descansar. Esto significa dormir bien y largamente, y salir a caminar.

      Y para que ustedes no se sientan demasiado ajenas las unas con respecto a las otras, a causa de las muchas participantes, tal vez sería también recomendable que dividieran la gran comunidad en comunidades más pequeñas. La mayoría de ustedes se conoce. Esto es una gran ventaja. Así pueden descansar un poco, reuniéndose y juntándose con otras.

      En cuanto al reparto del tiempo, ustedes tienen que preocuparse de su recreación. Además, deben preocuparse también de crecer en la incorporación al centro mismo de la comunidad, a la Familia, al gran Movimiento.

      Ustedes me han fijado la otra meta indicada en el tema de la jornada: Jornada pedagógica sobre la industria. ¿Qué las ha movido a ustedes para elegir este tema? Me parece que hay tres razones para esta petición. Por una parte, el fuerte sentido de responsabilidad por las almas de nuestros niños; por otra, el gran desamparo, en medio de la actual maraña de opiniones y corrientes. Y, finalmente, la conciencia de que tenemos aquí en Schoenstatt para nuestra familia una universidad apostólica y ascética, de modo que podemos exigir, con razón, de nuestras jornadas no sólo que nos introduzcan más profundamente en la vida ascética y religiosa, sino que también nos ayuden a ver con más claridad nuestra labor profesional y a llevarla a cabo con más fidelidad y energía.

      Comienzo, pues, a acoger los deseos de ustedes. Con todo, quisiera responderles al instante con un pero. Puedo imaginarme perfectamente que con el correr de los días va a surgir aquí y allá un clamor y algunas de ustedes dirán: “No sólo quisiera conseguir algunos elementos pedagógicos para llevarlos en mi portadocumentos, sino que yo misma quisiera continuar desarrollándome desde un punto de vista ascético”. Respecto de ello quisiera darles una rápida respuesta para no volver sobre el punto y trazar enseguida un camino recto, a fin de ocuparnos después solamente en nuestro tema. Es tan vasto y rico, que se nos hace difícil lograr un resultado en tres días. ¿Se toman en cuenta, por lo tanto, nuestras almas? Esto depende de ustedes. Trataré de dar aquí una triple respuesta, aunque no sea sino someramente.

      Últimamente he dado a veces el nombre de ‘sacramental de alianza’ a las visitas a Schoenstatt, a las visitas a nuestro santuario. Si ustedes quieren, podría agregar también que, en cierto sentido, las visitas a nuestro santuario son hasta un sacramento de alianza. Pero teológicamente es más exacto decir que es un sacramental de alianza.

      ¿Qué quiere decir esto? Que hay gracias internas enlazadas y unidas a un signo externo. ¿A qué signo externo nos referimos aquí? Es la visita a Schoenstatt, es el contacto físico con nuestro pequeño santuario. Tendremos, por tanto. suficientes oportunidades durante estos tres días de aprovechar muy a menudo este sacramental de alianza. ¿Y qué gracias están unidas a este signo externo? Me parece que podemos nombrar, ante todo, dos. En primer lugar, una fe vigorosa, invencible, en la gran tarea y misión de Schoenstatt para estos tiempos; en segundo lugar, una vigorosa disposición a sacrificarse por ella, haciéndonos semilla para ser plantada en los surcos de la vida, aun cuando nos hubiera de costar la propia vida, la propia muerte. Así, pienso yo, las visitas a nuestro santuario podrían satisfacer las necesidades personales, espirituales, de ustedes.

      Una segunda respuesta: si hablé recién de un sacramental de alianza, bien podría igualmente hablar de un sacramental para este tiempo, con lo cual quiero significar el tiempo en que vivimos en este momento: el tiempo de Pentecostés. El año pasado esperamos en este tiempo la gracia de la declaración de la mayoría de edad del Movimiento femenino; también la gracia de la mayoría de edad de cada uno de los miembros. ¿Qué hemos de esperar para nosotros en estos días de Pentecostés? ¿Qué elaboraremos con dedicación? ¿Qué imploraremos y suplicaremos se nos conceda? Me parece que una profunda comprensión y un gran amor por nuestro pueblo. Pero esta noble gracia tiene sus raíces, en último término, en un gran amor a Dios, extraordinariamente cálido, extraordinariamente profundo. Con el crecimiento de un entrañable amor a Dios, podrán y deberán crecer también, al mismo tiempo, nuestra comprensión por las penurias del pueblo y el amor entrañable hacia él. Pienso, pues, que del acto litúrgico celebrado ayer podemos esperar gracias abundantes para la vida de nuestras almas.

      Pero ustedes no deben esperar que este año, como en los anteriores, les explique en cada


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