Las fuentes que dieron origen al Nuevo Testamento. Raul Zaldivar
que no puedan probarse por la razón. Esto nos obliga a cambiar el paradigma, a pensar, hablar y escribir diferente.
En virtud de lo anteriormente expresado, surge este trabajo de investigación que intenta quitar ese ropaje de misticismo e irracionalidad con que se envolvió a la Biblia y explicar a esta generación cómo se formaron y qué fuentes utilizaron los redactores de los libros que componen el canon del NT para que quede claro la humanidad y la racionalidad de lo que conocemos como el Nuevo Testamento.
Así que darle una Biblia a un milenial diciéndole que es la Palabra de Dios y que la lea porque allí va a encontrar la verdad y los principios que van a guiar su vida, aunque es la verdad, es tan absurdo como pedirle peras al olmo.
Es necesario entrar a las intrincadas aguas de cómo se originan las doctrinas que fundamentan la fe cristiana, ver cómo estas se plasman en escritos que se convierten en fuentes que son utilizadas por personas supremamente inteligentes que tienen la habilidad de interpretar el pensamiento en el contexto sociopolítico y que escriben libros que posteriormente son sancionados como sagrados; si no entendemos este proceso, estaremos expuestos a creer posturas ateas en la universidad por eruditos profesores que deslumbran con su sabiduría.
Es cierto que la Biblia es la Palabra de Dios, que nos cuenta la historia de amor más grande, que nos relata pasajes importantes de la historia universal y que es un libro sagrado porque el Espíritu Santo inspiró a un puñado de escritores judíos que venían de diferentes contextos socioeconómicos y políticos a escribir en diferentes lugares en un período de dos mil años. Todo esto es correcto, el problema es que esto es matemática 101 y los milenials manejan ya trigonometría y cálculo. Es insoslayable que las personas que enseñan y predican a esta generación puedan enfrentarse como corresponde a este desafío generacional, pues la misma Biblia nos exhorta: …estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros…(II Pedro 3:15), de manera que es nuestra responsabilidad defender nuestra fe, y tenemos que hacerlo por otra poderosa razón: somos columnas y baluartes de la verdad (I Timoteo 3:15) y también porque debemos resplandecer como luminares en medio de esta generación… Simplemente no podemos dejar que la erudición heterodoxa de nuestras universidades nos lleve la delantera y cautiven el pensamiento de nuestros jóvenes con filosofías huecas que, si bien son argumentaciones extraordinarias y lógicas, al final es humana sabiduría y no resuelve ni el más elemental de los problemas existenciales del hombre, como es la necesidad de amar y ser amado.
Como corolario de esta realidad a la que nos hemos referido es que ponemos a disposición de la Iglesia este trabajo de investigación, no que lo que se diga aquí sea algo nuevo en su totalidad o que nadie haya escrito sobre el tema. Lo que sí podemos afirmar es que es en este momento cuando nos identificamos de cuerpo entero con Lucas cuando afirmaba: Puesto que ya muchos han tratado… pues existe una amplia bibliografía sobre este tema, especialmente en otros idiomas, de obras que son simplemente excelentes, sin embargo, …me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia y nos ha parecido bien porque a pesar de que existe mucha ignorancia sobre el tema, hemos observado que existe también un interés de la gente por conocer más sobre la formación de los libros del canon y todo lo que se refiera a la Biblia, y hemos llegado a esta conclusión después de las innumerables presentaciones que hicimos de nuestro libro anterior: Técnicas de Análisis e Investigación de la Biblia y escuchamos a la gente hacer preguntas y ver cómo recibían con atención la conferencia, de ahí que tuvimos a bien tocar otros temas que no se abordaron en el susodicho libro; y es así como surge este, con el mismo propósito … para que conozcas bien la verdad de las cosas… Con este conocimiento, podemos hablar con propiedad no solamente a esta generación que nos ha desafiado, sino a todo aquél que demande razón de nuestra fe.
Raúl Zaldívar
Ciudad de Chicago, julio de 2018
Presentación del libro por Alfonso Ropero
No hace tanto se nos enseñaba que la inspiración divina de la Biblia era semejante al dictado de un directivo a su secretaria. Con esta teoría se quería garantizar la autoría de Dios y la inspiración verbal de cada palabra. Es decir, que Dios, aparte de inspirar a los escritores bíblicos las ideas, pensamientos o temas a escribir, también los guio en su elección de las palabras a utilizar, un proceso complejo y milagroso, casi imposible de explicar, que llevó a cabo el Espíritu Santo no solo dando las ideas al escritor bíblico, sino también supervisándolo en cada palabra escrita, guardándole así de error hasta en el detalle más pequeño. Pero hasta los más conservadores comprendieron que esta imagen del “dictado” no hace justicia al concepto de inspiración, pues si bien destaca el papel y la autoridad divina de la inspiración, no hace justicia al hecho fenomenológico de la Escritura, con sus géneros y estilos literarios tan diferentes. Si Dios hubiera dictado a cada escritor bíblico lo que tenía que escribir, cada escrito producido tendría un único estilo: el de Dios como autor. Pero al analizar el texto bíblico, es evidente que cada autor tiene su propio estilo de escritura y responde a un momento histórico concreto.
Louis Berkhof adelantó la teoría de la “inspiración orgánica”, mediante la cual quiso hacer justicia a la parte divina —Dios como autor último—, y a la humana, mostrando que cada escritor sagrado escribió según su personalidad y su medio, en estricta fidelidad a lo que Dios quería decir en ese momento y mediante esa persona. La inspiración orgánica explicaría las diferencias de estilo, maneras de expresión, tiempo histórico-religioso, etc. “El término «orgánica» —escribía Berkhof— sirve para acentuar el hecho de que Dios no empleó a los escritores en un sentido mecánico, sino que actuó sobre ellos en forma orgánica, es decir, en armonía y consonancia con las leyes que rigen el ser interior de los escritores. Dios los usó tal como eran, con sus personalidades y temperamentos, sus dones y talentos, su educación y cultura, su vocabulario, dicción y estilo; iluminó sus mentes, los impulsó a escribir, contuvo la influencia del pecado en su actividad literaria y los ayudó a escoger las palabras y la expresión de sus pensamientos. Esta perspectiva es indudablemente la que posee mayor armonía con la información que tenemos en la Escritura” (Manual de doctrina cristiana. Eerdmans, Grand Rapids 1933. Ver también su Teología sistemática, cap. 4). Para ser precisos, Berkhof tomó esta teoría de la “inspiración orgánica”, de su correligionario Herman Bavinck, que fue quien primero introdujo esta expresión, con idéntica intención de hacer justicia y explicar el elemento humano en la Escritura divina.
En la actualidad, las ciencias bíblicas han avanzado mucho en todos los campos, especialmente desde los descubrimientos de los manuscritos del mar Muerto y de la biblioteca de Nag Hammadi. Se ha prestado más atención a la literatura extrabíblica y, sobre todo, la que se produjo en el llamado período intertestamentario, es decir, aquel amplio espacio temporal que va desde los tiempos de Esdras y Nehemías hasta el nacimiento y vida de Jesucristo. Período que dio a luz una ingente producción literaria judía de carácter sapiencial y apocalíptico, cuyas huellas se pueden detectar fácilmente en los escritos del Nuevo Testamento, una vez se conocen las características de esta producción literaria.
A semejante cuestión responde la investigación del autor de este libro, con un extenso recorrido por la literatura judía del período intertestamentario, una de carácter apócrifo, reservada para los iniciados; otra, pseudoepígrafe, revestida de la autoridad de los Patriarcas o personajes más célebres de la historia de Israel; todas preocupadas en dar una respuesta a los problemas, retos y desafíos del pueblo judío, que vivió períodos de sometimiento al poder político persa primero, al griego después, y al romano finalmente, con la memorable rebelión de los macabeos contra el atropello a la religión judía del monarca sirio-helénico Antíoco Epífanes y que fue inspiración de revueltas y guerras contra el nuevo poder romano, e inspiración también para los mártires cristianos.
En ese tiempo se perfilaron y profundizaron temas referentes al más allá, la vida de ultratumba; la realidad demoníaca, el final de los tiempos; la naturaleza del Mesías… Temas presentes en los escritos del Nuevo Testamento —como no podía ser de otra manera— pues es un hecho que la revelación se da