El enigma Moreno. Leonardo Killian

El enigma Moreno - Leonardo Killian


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      Lo despertaron los golpes en la puerta y, al abrir, un Watson visiblemente alterado, con una pila de periódicos en la mano, mostraba en su semblante las malas noticias de la mañana.

      Los diarios traían en tapa la noticia del brutal asesinato de José María Rodríguez Peña, un joven argentino que visitaba la ciudad por cuestiones de negocios, hospedado en el hotel Limmer’s en la esquina de George Street W1 y Conduit Street.

      El joven aristócrata, como destacaban, había sido apuñalado en su habitación. El cuerpo del señor Rodríguez Peña fue hallado en su cama, semidesnudo y en medio de un caos de ropas y papeles.

      El personal del hotel aseguraba no haber escuchado nada que resultara ajeno a la rutina habitual.

      El inspector Lestrade de Scotland Yard, que se haría cargo de la investigación, comentó que no parecía ser el robo el motivo del crimen.

      Luego de leer atentamente las noticias, Holmes comenzó a cargar su pipa.

      Watson temió que su amigo se hundiera en la melancolía como solía suceder tan a menudo, pero dando las primeras bocanadas, Holmes tomó su abrigo y comenzó a caminar hacia la calle.

      —Querido Watson, a estas alturas, el o los asesinos deben estar esperando cruzar el Atlántico cuanto antes. Extraño país y raras gentes estos argentinos, con odios, revanchas y venganzas que esperan más de medio siglo. Sin duda para alguien muy poderoso debe ser de suma importancia mantener la leyenda. Hablaré con Lestrade y vamos querido amigo, el tiempo urge —dijo mientras se ponía el abrigo.

      Alvear

      La esquela con la que acompañaba la carta que le enviaba Quesada era sugestiva:

      General Roca, lo que le hago llegar es extremadamente confidencial. Le pido que lea atentamente los últimos renglones de la carta de Alvear. La publicada por Mitre omite la referencia a Moreno y creo que, si se confirma lo que pienso desde hace años, estamos ante una falsificación histórica.

      El presidente Roca la leyó con atención. El documento era sin duda, revelador.

      Al Eximo. Vizconde Strangford, Embajador de S.M.B. en la corte de Brasil.

      Muy Señor Mío:

      Don Manuel José García, consejero de Estado, instruirá a V.E. de mis últimos designios con respecto a la pacificación y futura suerte de estas provincias. Cinco años de repetidas experiencias han hecho ver de un modo indudable a los hombres de juicio y opinión que este país no está en edad ni estado de gobernarse por sí mismo, y que necesita una mano exterior que lo dirija... antes que se precipite en los horrores de la anarquía.

      Pero también ha hecho conocer el tiempo la imposibilidad de que vuelva a la antigua dominación, porque el odio a los españoles, ha subido de punto con los sucesos y desengaños de su fiereza durante la revolución.

      … En estas circunstancias sólo la generosa Nación Británica puede poner un remedio eficaz a tantos males, acogiendo en sus brazos a estas Provincias, que obedecerán su Gobierno, y recibirán sus leyes con el mayor placer, porque conocen que es el único remedio de evitar la destrucción del país...

      ... Por lo tocante a la Nación inglesa, no creo que pueda presentarse otro inconveniente que aquel que ofrece la delicadeza del decoro nacional por las consideraciones debidas a la alianza y relaciones con el Rey de España.

      Pero yo no veo que este sentimiento de pundonor haya de preferirse al grande interés que puede obtener Inglaterra de la posesión exclusiva de este Continente... la reconquista de estos países (por España) no haría más que autorizar una guerra civil interminable...La Inglaterra... no puede abandonar a su suerte a los habitantes del Río de la Plata en el acto mismo en que se arrojan en sus brazos generosos.

      Aprovecho para agradecer la ayuda y la protección de nuestro común y querido amigo, el Dr. Moreno.

      Buenos Aires, enero 25 de 1815.

      Carlos de Alvear

      (Copia fiel en poder del Almirantazgo, en español el original.)

      “¿Nuestro común y querido amigo el Dr. Moreno”... en 1815?

      El Zorro mandó llamar a Villegas. Tenía que hablar con Quesada personalmente.

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