Dirección empresarial. Alejandro Moreno
de modo que es un liderazgo genuino y positivo. De esta manera, se influye en todo el entorno de la empresa y se conectan el significado y los propósitos de cada miembro de la comunidad con el de la empresa. El liderazgo positivo requiere la humildad del líder, de su compromiso y de la apertura al cambio, con lo cual se fomenta el sentido de comunidad.
En la lógica del liderazgo positivo, no se trata de comunicar desde la dirección hacia todos los miembros sobre el propósito, sino que se debe descubrir y redescubrir el propósito compartido ya existente en la compañía, para lo cual se debe hacer partícipe a todos los miembros de la comunidad de personas que la integran, al igual que mediante el ejemplo de todos los miembros de la dirección. Es desde la observación y el ejemplo genuino como se adoptan los comportamientos positivos dentro de la organización, viviendo desde el ejemplo.
De esta manera, el líder es el que decide, no solo pensando en la eficiencia de la organización, sino en el desarrollo de las personas a las cuales dirige. Construye organizaciones que recurran activamente a los dones, es decir, a los diferentes talentos, habilidades y aptitudes de los empleados, para potencializar y desarrollar a cada uno (Naughton et al., 2015).
Finalmente, la base de las relaciones exitosas dentro de la comunidad de personas está dada por la confianza, de modo que son estos lazos los que hacen que estas actúen desinteresadamente y hacia un bien común. Cuando dentro de una organización se crean vínculos de confianza, estas aprenden más rápido y tienen un compromiso mayor (Canals, 2010), lo cual, a su vez, crea una cultura organizacional movida por el servicio y la visión del otro por su valor como persona.
¡La crisis, la tempestad, nos permite ver!
Cada uno de los cinco aspectos presentados previamente son muy importantes y deben mantenerse presentes en un diálogo constante con la empresa, porque, al final, la crisis, la coyuntura de la covid-19, nos tiene que servir para reflexionar y ver cosas que antes no veíamos o entendíamos como normales.
¿Qué es lo que permite ver la crisis? Deja al descubierto la necesidad del otro y el entendimiento a fondo de la realidad, porque nos ayuda a tener mayor prudencia y sentido de propósito de nuestras actividades y de la propia vida. De esta manera, por ejemplo, muestra el fenómeno carcelario y el dolor frente a la muerte por confinamiento. También muestra la altísima tasa de informalidad en el empleo, del que vive del día a día para al menos conseguir algo de comer. Pone en evidencia los fenómenos migratorios, la crisis permite ver cosas que antes nos dolían menos.
Hoy día, como empresarios y directivos, sabemos que tenemos que ayudar a resolver cada una de esas realidades y necesidades, desde una construcción conjunta de país, en que nos duelan las situaciones del otro. La crisis hace a las personas más empáticas y ayudan en la capacidad de ponerse en la situación del otro, porque muestra la vulnerabilidad de todas las personas.
Todos tenemos un punto de partida diferente y, usualmente, se juzgan las acciones del otro como si hubiesen tenido el punto de partida de uno mismo. Sin embargo, en realidad, resulta que no todas las personas han tenido oportunidades, y hay quienes las han tenido, pero no las han aprovechado.
Capitán del velero
Con el fin de tener empresas con propósito, cada una de las acciones del líder deben estar encaminadas a revisar el rumbo, para que en el futuro se pueda tener un mundo mejor, donde no prevalezcan las lógicas utilitaristas y este esté apartado de la lógica del capitalismo salvaje. Y también que tenga como norte el desarrollo de benefit corporation que busca crear una integración social, de modo que sean empresas más justas.
La recuperación empresarial pasa por un acuerdo con la opinión pública y, por eso, el propósito es importante para que la sociedad civil permita a las empresas operar. Las empresas con propósito son las que seguirán teniendo licencia para operar la sociedad civil, al generar un desarrollo social y un impacto positivo para el ambiente, así como riqueza compartida.
El propósito de la empresa no es sobrevivir a la crisis, sino pensar a largo plazo cuál es la mejor manera de reaccionar frente a la realidad por la que se atraviesa. Al estar en una economía de guerra, se debe liderar cuidando a los más vulnerables dentro de la organización, en busca de mitigar los ánimos movidos por el pánico, de modo de ser justos en las decisiones que se adoptan para darle frente a la adversidad.
En este sentido, no se trata simplemente de hacer despidos, sino de preguntarse por qué se tiene a las personas y cómo estas están generando valor para la empresa. También brindar desde la dirección las herramientas necesarias para que estas puedan sortear la situación con una cara y mirada amable de la crisis, buscar hacer afable la guerra y maniobrar desde el cuidado de las personas.
Es clave tener una visión de largo plazo, el norte y misión empresarial, para reaccionar de la mejor manera, y así buscar contribuir al bien común desde una mentalidad de servicio. Por tanto, no se trata de técnicas para superar la crisis en las cuales se pierde de vista la responsabilidad que se tiene con los distintos stakeholders, sobreviviendo a como dé lugar, sino que se debe entender el rol que tiene la empresa en la sociedad y frente a sus empleados.
Por tanto, durante la crisis y en momentos de incertidumbre es clave desde la dirección reforzar el significado y el propósito que se tiene como empresa, para orientar el trabajo de los empleados y su impacto dentro de la organización, debido a que, cuando no se tiene claro el propósito de la empresa, o cómo el rol de cada uno la impacta, se sufre en la visión a largo plazo de esta.
Conclusiones
Para liderar en momentos de crisis, se debe tener claridad del propósito que se tiene como empresa y como persona, con el fin de alinear en esa misma lógica todos los esfuerzos de la organización. Asimismo, se debe entender el rol que se tiene como empresa hacia la sociedad, frente al servicio y cuidado de la dignidad de la persona hacia el bien común.
El plan de acción a la crisis debe guardar la coherencia de la dirección y ver que esta tiene un inicio y un final, como parte de la etapa de la vida de la empresa. Por tanto, no se debe buscar un plan de acción solo para responder a la crisis, sino que este debe estar en línea con el norte de la empresa y por extensión debe velar por su sostenibilidad.
El liderazgo con propósito responde al porqué se hace y no al qué se hace, de modo que está alineado con el propósito personal, porque brota de la propia identidad. El descubrimiento de un propósito hace que la vida del líder sea significativa y permite que se lidere desde el propósito, de modo que es un liderazgo genuino y positivo. De esta manera, se influye en todo el entorno de la empresa y se conecta el significado de todos los propósitos de los miembros de la comunidad con el de esta. Este tipo de liderazgo requiere humildad del líder, su compromiso y apertura al cambio, que fomenta un sentido común.
Asimismo, se debe cuestionar el porqué se toman las decisiones y cómo estas impactan a terceros, ver la realidad de vulnerabilidad que se tiene frente a la crisis y entender las señales del entorno para generar respuestas de reacción positivas. No es la crisis la que marca el camino, sino es el propósito el que da la luz para reaccionar a la crisis.
Finalmente, la clave en el trabajo sinérgico y en el éxito de sobrellevar la crisis radica en la comunicación desde el ejemplo, para así direccionar el camino de toda la organización, de modo que es clave la prudencia directiva y la imaginación moral para ver que la mejor manera de responder a la crisis es cuidando a toda la comunidad de personas que la conforman y a todos a los que se impacta. En caso de tener como eje una lógica contraria, se puede poner en riesgo el largo plazo de la empresa, porque, al buscar solo cuidar las utilidades, se quebranta la relación de confianza que se tiene con los empleados.
Referencias
Canals,