Gestión patrimonial de alcantarillados. Nathalie Hernández Rodríguez

Gestión patrimonial de alcantarillados - Nathalie Hernández Rodríguez


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de uno de ellos. Este libro recopila artículos científicos, normas nacionales e internacionales vigentes, informes gubernamentales, productos de proyectos de investigación, tesis doctorales, ponencias de eventos científicos internacionales, entre otros.

      El interés de los autores fue condensar en un solo texto toda la información sobre la gestión patrimonial de alcantarillados, para que sea un libro guía, práctico y asequible a estudiantes y profesionales interesados y relacionados con este tema.

      A pesar de que el libro se enfoca en la gestión patrimonial de los alcantarillados, los métodos y herramientas revisadas podrían extrapolarse a otros tipos de infraestructura.

      Gestión patrimonial de alcantarillados consta de ocho capítulos, entre los que se encuentran: 1) una introducción general que plasma, en resumen, la evolución de los sistemas de alcantarillado hasta nuestros días, las problemáticas social, ambiental y urbanísticas que han tenido las ciudades debido a los daños y deterioro de esta infraestructura y la necesidad del desarrollo de herramientas que apoyan la toma de decisiones en la gestión para la prolongación de su vida útil; 2) la definición de la gestión patrimonial de infraestructura, su relevancia en estos tiempos y la definición de infraestructura crítica; 3) la definición de la gestión patrimonial de los alcantarillados y una contextualización mundial de la inversión e importancia que los gobiernos le dan a este tema; 4) el desarrollo de tecnologías para la inspección y recopilación de información de los activos de sistemas de alcantarillado; 5) la normatividad, los protocolos y las metodologías desarrolladas para la evaluación del estado estructural y operacional de los activos del alcantarillado, de la que los gestores se basan para tomar decisiones; 6) diversos estudios y herramientas para determinar los factores que potencializan el deterioro de los activos del alcantarillado; 7) el desarrollo de diversas herramientas para la predicción y el pronóstico de la condición de los activos del alcantarillado; y, por último, 8) el desarrollo de programas de gestión proactiva aplicados en diversos casos de estudio que ilustran los beneficios para la gestión patrimonial.

      Esperamos sea un libro guía para aquellos que les apasione y perciban la importancia de trabajar en este tema para el desarrollo de las ciudades durante el siglo XXI.

      LOS AUTORES

      Las redes de alcantarillado han cumplido la función de evacuar las aguas de las ciudades, ya sean aquellas provenientes de las precipitaciones atmosféricas o las residuales generadas por actividades humanas (Torres, Pérez y Perdomo, 2011). En ciudades de culturas antiguas, como en la isla de Creta (actual isla griega en el mar Mediterráneo) y en la península Anatolia (actualmente territorio de Siria, Líbano, Turquía, Irak e Irán), se han encontrado sistemas de desagües en ruinas. Por otro lado, en escritos y ruinas se ha corroborado la existencia de sistemas de desagües para conducir el agua lluvia hacia los cuerpos de agua más cercanos en épocas del Imperio romano. Este tipo de desagües (zanjas abiertas) se localizaban en el centro de la sección transversal de las vías y transitaban a lo largo de ellas dentro de las ciudades hacia cuerpos de aguas más cercanos: al estar abiertas y dentro del casco urbano, los ciudadanos empezaron a depositar todo tipo de residuos.

      Este tipo de sistema fue el utilizado en todas las ciudades hasta mediados del siglo XVIII, cuando múltiples enfermedades mortales (como el cólera, la peste negra, la fiebre tifoidea, entre otras) aparecieron en la comunidad, debido a la exposición de esta agua contaminada a los transeúntes. A mediados del siglo XIX se tomó la decisión de enviar subterráneamente el flujo de estas aguas por medio de redes de elementos de desagüe (ductos), con la misión de no solo recoger el agua lluvia de las calles, sino también las aguas negras de las viviendas. A este tipo de sistema se les llamó combinado, por los dos tipos de afluentes en una sola red cuyo último fin era drenar hacia los ríos. Sin embargo, con el tiempo, la contaminación de los ríos no dio espera, pues originó incomodidades y peligro en las poblaciones rurales o ciudades situadas aguas abajo. Por lo tanto, muchas ciudades consideraron pronto y necesario tratar las aguas residuales antes de que las evacúen los cuerpos de agua (McGhee y Steel, 1991). Se instalaron plantas para tratar el agua antes de su descarga en los cuerpos de agua naturales; sin embargo, estas fueron insuficientes para todo el volumen de agua drenada. Por esto, a mediados del siglo XX empezaron a construirse sistemas de redes de alcantarillado separados que evacuaban las aguas servidas hacia plantas de tratamiento y las aguas lluvias hacia las corrientes de agua. Hoy en día, la mayoría de las ciudades poseen estos dos sistemas de alcantarillado (combinados y separados), que cumplen correctamente su función de evacuar las aguas negras y lluvias, protegiendo la salubridad pública y el medio ambiente.

      No obstante, problemas de índole político, económico y social, así como la migración de población rural a las urbes, han tenido como consecuencia el crecimiento de las ciudades (en área y densidad poblacional), y ello ha originado que los hidrosistemas urbanos se encuentren sometidos a presiones cada vez mayores potencializados por el cambio climático, la contaminación ambiental, la limitación de recursos y el envejecimiento de la infraestructura (Ferguson, Brown y Deletic, 2013). Reportes provenientes de países desarrollados y en vías de desarrollo indican que esta infraestructura presenta tasas alarmantes de envejecimiento y deterioro (Osman, 2012). En efecto, la mayoría de las redes de alcantarillado son cada vez más propensas a fallar (Ward y Savić, 2012), lo que trae como consecuencia su deterioro estructural e hidráulico, al igual que un impacto en el servicio y, por consiguiente, en la calidad de vida de las comunidades (Micevski, Kuczera y Coombes, 2002; Liu y Kleiner, 2013; Osman, 2012). Al incrementarse la probabilidad de deterioro de las redes de alcantarillado, en el sistema de drenaje se presentan problemas como inundaciones en las vías, daños en edificios, alteraciones del tráfico vehicular, impactos ambientales, afectación de la infraestructura vial y problemas que impactan directamente a los usuarios del sistema de alcantarillado, los cuales se hacen cada día más críticos y frecuentes (Sægrov, 2006).

      Por esto, el presente libro ilustra las principales herramientas, métodos y metodologías que se han desarrollado para redirigir la gestión de los sistemas de alcantarillado de manera proactiva, a fin de proteger la vida útil de los elementos que los conforman y la correcta funcionalidad de las infraestructuras circundantes. A este grupo de herramientas, métodos, metodologías y prácticas lo han denominado gestión patrimonial del alcantarillado.

      La gestión patrimonial (o de activos) de infraestructura (GPI) es el conjunto integrado y multidisciplinar de estrategias para gestionar los activos (elementos que representan un bien que una sociedad posee y puede convertirse en dinero u otros medios líquidos equivalentes) de la infraestructura pública, como son: instalaciones de las plantas de tratamiento de agua, redes de alcantarillado, carreteras y vías, redes de servicios públicos, puentes y ferrocarriles. Algunos ejemplos de infraestructura pública se ilustran en la figura 1.

      Fuente: elaboración propia.

      Las entidades responsables de la infraestructura en las urbes se enfrentan a grandes desafíos, en cuanto a determinar cuándo y cómo inspeccionar, mantener, reparar y remplazar estos elementos de manera rentable.

      La gestión integrada de la infraestructura facilita el flujo de información a través de diversas disciplinas y actividades, y, así, se promueve la disponibilidad, la confiabilidad y la consistencia de la información de la infraestructura, lo que da lugar a decisiones oportunas y más eficientes (Marzouk y Osama, 2017).

      De acuerdo con Cagle (2003), con el fin de tener una infraestructura sostenible, la GPI debe perseguir las siguientes actividades:

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