Nick Cave: Letras. Nick Cave

Nick Cave: Letras - Nick  Cave


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un pegajoso patrón tecno. «Te aceptaré de nuevo. Te aceptaré de nuevo otra vez». De hecho, aquí la Canción de Amor se convierte en un vehículo para ofrecer un desgarrador retrato de la humanidad, no muy distinto de los que abundan en los salmos del Antiguo Testamento. Ambos son mensajes lanzados al Creador cuyos ecos se pierden en el vacío abismal, en la angustia y el autoodio, con la vana esperanza de alcanzar la liberación.

      Como les referí antes, mi vida artística se ha centrado en el deseo o, más concretamente, en el afán por articular la crónica de los diversos sentimientos de pérdida y los nunca saciados anhelos que han ululado a través de mis huesos y hervido también en mi sangre a lo largo de toda mi vida. En el decurso de ese trovadoresco tránsito habré escrito alrededor de 200 canciones, la mayor parte de las cuales diría que son Canciones de Amor. Canciones de Amor y, por lo tanto, según mi definición, canciones inspiradas en —y por— la tristeza. De esta considerable masa de material, un puñado de ellas destacan sobre el resto en lo relativo a todo lo que les he compartido acerca de lo que me llevó a escribirlas. “Sad Waters”, “Black Hair”, “I Let Love In”, “Deanna”, “From Her to Eternity”, “Nobody’s Baby Now”, “Into My Arms”, “Lime Tree Arbor”, “Lucy”, “Straight To You”. Estoy orgulloso de estas canciones. Son mis sombrías y violentas criaturas de ojos oscuros. Tienen vida propia y apenas se relacionan con las otras canciones. La mayor parte de ellas proviene de complicadas gestaciones y de partos difíciles y dolorosos. La mayoría de ellas hunde sus raíces en la experiencia personal directa y fueron concebidas por un sinfín de muy variadas razones, pero estas Canciones de Amor son, en última instancia, lo mismo: destellos de vida proyectados al firmamento a discreción por un hombre ahogándose.

      He aquí, damas y caballeros, un ejemplo más.

      Love Letter

      I hold this letter in my hand

      A plea, a petition, a kind of prayer

      I hope it does as I have planned

      Losing her again is more than I can bear

      I kiss the cold, white envelope

      I press my lips against her name

      Two hundred words. We live in hope

      The sky hangs heavy with rain

      Love Letter Love Letter

      Go get her Go get her

      Love Letter Love Letter

      Go tell her Go tell her

      A wicked wind whips up the hill

      A handful of hopeful words

      I love her and I always will

      The sky is ready to burst

      Said something I did not mean to say

      Said something I did not mean to say

      Said something I did not mean to say

      It all came out the wrong way

      Love Letter Love Letter

      Go get her Go get her

      Love Letter Love Letter

      Go tell her Go tell her

      Rain your kisses down upon me

      Rain your kisses down in storms

      And for all who’ll come before me

      In your slowly fading forms

      I’m going out of my mind

      Will leave me standing in

      The rain with a letter and a prayer

      Whispered on the wind

      Come back to me

      Come back to me

      O baby please come back to me

       Carta de amor

       Sostengo esta carta en la mano

       Una súplica, una petición, como un rezo

       Ojalá cumpla con mis deseos

       No podría soportar perderla una vez más

       Beso el sobre frío y blanco

       Presiono los labios sobre su nombre

       Doscientas palabras. Vivimos de esperanza

       Se cierne el cielo, cargado de lluvia

       Carta de amor, Carta de Amor

       Ve a por ella, ve a por ella

       Carta de Amor Carta de Amor

       Ve y cuéntale, ve y cuéntale

       Un viento avieso azota la loma

       Un puñado de palabras esperanzadas

       La quiero y siempre la querré

       El cielo está por estallar

       Dije algo sin querer

       Dije algo sin querer

       Dije algo sin querer

       Y salió todo del revés

       Carta de Amor, Carta de Amor

       Ve a por ella, ve a por ella

       Carta de Amor, Carta de Amor

       Ve y cuéntale, ve y cuéntale

       Lluéveme besos encima

       Lluéveme besos a cántaros

       Y por todas las que vendrán ante mí

       En tus formas evanescentes

       Se me está yendo la cabeza

       Me quedaré de pie, parado

       En la lluvia con la carta y el rezo

       Susurrado en el viento

       Vuelve conmigo

       Vuelve conmigo

       Oh, nena, vuelve por favor

      Las razones por las que me siento obligado a escribir Canciones de Amor pueden contarse por legiones. Algunas de estas devinieron más evidentes cuando me senté con un buen amigo a quien, a fin de preservar su anonimato, llamaré “G”. “G” y yo nos confesamos mutuamente, el uno al otro, que ambos padecemos del trastorno psicológico conocido como erotografomanía. La erotografomanía se diagnostica cuando el sujeto en cuestión padece un deseo obsesivo por escribir cartas de amor. “G” me confesó que había escrito y enviado, en los últimos cinco años, más de 7.000 Cartas de Amor a su esposa. Mi amigo parecía exhausto y su vergüenza era casi palpable. Platicamos largo y tendido sobre el poder de la Carta de Amor y descubrí su gran semejanza, debo decir que sin que apenas me sorprendiera, con la Canción de Amor. Diríase que ambas sirven a un fin común: dar rienda suelta a las meditaciones sobre la persona amada. Ambas sirven para acortar la distancia entre el escritor y el destinatario. Ambas preservan una perdurabilidad y, por consiguiente, una fuente de poder que la palabra hablada no alcanza a poseer. Ambas son ejercicios eróticos en sí mismos. Ambas tienen el potencial de reinventar, a través de las palabras, como Pigmalión con su amante de piedra, al ser amado. Pero añadiría


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