Gente de tango. Carlos Federico Torres
globalizada y que han sido, sin duda, gestores fundamentales, desde el lugar que les deparó la historia, de esa contrarrevolución cultural que es el tango.
El autor nos ha querido transmitir algo mas que fechas y nombres… y así hay que interpretar la lectura de esas páginas, ya que en ellas están contenidos hechos que fueron pasiones, fechas con hechos que fueron protagonizados por hombres y mujeres de carne y hueso, títulos que fueron inspiraciones… versos que fueron dolores… abajo de la tinta de este libro hay vida, esencia, movimiento, tragedias, amores, traiciones, amistades, historias inéditas, sangre de soledades, incomprensiones, sonidos de guitarras tristes, lamentos quejumbrosos de fueyes… detrás de cada fecha hay energías indecibles, detrás de cada nombre, hay secretos innombrables, detrás de cada verso hay dichas y llantos teñidos de encuentros y desencuentros… viñetas impregnadas del esplín escondido en la cortada.. Glosas tímidas plenas de abrazos y sollozos, detrás de cada título hay secretos respetables… ¡que nunca fueron dichos!
Porque recordar a los que se fueron… es… ¡volverlos a la vida!… es así como deben evocarse esas jugosas biografías. Plenas de riquezas escondidas en palabras. En esas letras están presentes duendes y fantasmas de cosas y personas que vuelven a palpitar ante nuestros ojos. Ojos que regresan para evocar de nuevo la reja, la hiedra y el viejo balcón… o preguntarnos absortos por qué en aquella casa que tiene setena balcones, no hay ninguna flor… y escucharemos a la vuelta de cualquier página los pasos que retumban en el viejo callejón que ya no está… reverberará ante nuestras retinas aquella piba de arrabal luciendo mohines con su vestidito nuevo de percal… desfilarán las rondallas de míticas serenatas, la que nunca tuvo novio… la guitarra en el ropero… las trenzas de ella… las campanas llamando a Misa de once… las cuitas del carretero… los cadeneros del cuarteador… El aria de Volver… las penas de Bettinotti… las sombras del payador… irrestrictas promesas de amores… estíos de la larga espera… el organito y la pata de palo que marca el compás… bailarán espíritus reconocibles los viejos valsecitos criollos… y quizás emergerán escenas de algún nocharniego bailongo… y cientos… miles de nombres y títulos que seguirán sonando sin parar desde el surco de viejos discos con marbetes que se niegan a morir.
Es tan detallista y perfecta cada biografía… es tan completa, que, apelando al sentido del humor diría que sólo le ha faltado describir el color de la camisa, la marca de los zapatos o el de las medias, o el quilate de los anillos… usados por cada no de los personajes.
Me separan de él varios largos años de generaciones, pero las coordenadas de nuestras vidas estaban signadas para encontrarse… tarde, pero seguras. De la respetuosa y cariñosa amistad que luego de los años de vivir en la misma ciudad sin encontrarnos hemos construido… me felicito y me enorgullezco… y constituye para mí un auténtico honor poder contar con su aprecio. Y qué amables y queribles son aquellos momentos cornucorpianos de compartir con él los latidos de la misma pasión: la demiurgia del tango.
Su medular trabajo, que hoy prologo, se ofrece como fiel puerto de llegada para todos aquellos que quieran investigar, o soslayarse a fondo con la comprensión de nuestra cultura popular, o penetrar en el secreto de los 44 años de Gardel, y de Manzi, los 50 de Discépolo, los treinta y pico de Rosana, los 39 de Magaldi y de tantos otros jóvenes que hicieron, tocaron, compusieron, cantaron el tango como lo que eran: jóvenes…
Pero también coloca a Carlos, su autor, definitivamente en la galería de los notables del tango… aunque no resida en Buenos Aires y viva a la vuelta de la esquina en cualquier barrio de esta Santa Fe de la Veracruz.
Raul E. Suffriti Gualtieri
Santa Fe, 8 de marzo de 2011
Presentación
Pa’ que se callen los que andan divulgando
que el tango es triste, que es danza y son del fango,
pa’ que se callen les voy pasando el dato
que el tango es danza triste pero es canción de rango.
Pa’ que se callen les mando en dos por cuatro
esta cadencia viril que se hace canto
si son sensibles sabrán que no es del fango
aquel que envuelve en tangos su corazón.
(José María Suñé, letra de Canción de rango)
Si de algo estoy seguro al presentar este libro, es que para los lectores interesados en el tango soy un absoluto desconocido. Es lógico que así sea: nunca he pasado de ser un aficionado al género que aprendí a querer desde niño y por eso me ha parecido que Presentación es la palabra más adecuada encabezar su inicio. De todos modos no es necesario que me extienda demasiado en ella, teniendo en cuenta la generosa descripción de mi persona que ha realizado Raúl Sufritti en el prólogo que la antecede.
No esta demás sin embargo que les cuente a los lectores que este libro fue gestándose paulatinamente a través de los apuntes que semanalmente preparaba para la audición radial que los días sábados por la tarde compartía con Ricardo Gandini.
Debo entonces referirme ahora a esta audición, a la que Ricardo denominó De tangos y otras yerbas cuando comenzó a irradiarla por la filial Santa Fe de Radio Nacional desde mediados del año 2000 en el horario de 18 a 20 horas de los días sábados, hasta que su inesperado fallecimiento, producido el viernes 22 de enero de 2010.
Ricardo fue el que en septiembre de 2004 me ofreció incorporarme a su audición, surgiendo así en forma espontánea mi primer y más importante reconocimiento hacia el recuerdo de quien con su generosa invitación me abrió las puertas para que yo comenzara a gestar este libro.
Con él compartí el micrófono desde entonces y hasta ese abrupto final de sus días. Producido este lamentable acontecimiento en enero de 2010, continué al frente del programa hasta el último sábado del mes de agosto de ese mismo año.
Mi afán de escritor vocacional me ha permitido ir recopilando una importante base de información, a la que cuando mis tiempos laborales me lo han permitido he ido agregando el producto de otros datos originados en diversas fuentes a las que he podido recurrir, como mi propia biblioteca, en la que las obras y publicaciones referidas al tango comparten lugar con las referidas a contabilidad y también a la historia, tanto argentina como mundial, otra de mis grandes pasiones.
Sin embargo, no hubiese podido elaborar este libro sin contar con la base que me da una inquietud que me acompañó desde niño: el irrefrenable afán de acumular datos, fechas y cualquier tipo de información sobre la gente que algo ha hecho por el tango. Asi fui guardando viejos apuntes escritos en ya amarillentos cuadernos, surgidos a medida que escuchaba los comentarios de los conductores de históricos programas radiales dedicados al tango, desde aquellos días de los años sesenta cuando siendo adolecente seguía siendo un asiduo oyente de este tipo de audiciones. Y ni hablar de los recortes de diarios y revistas, a los que jamás dejé de identificarlos con el día de su publicación.
De este modo, desde 2004 hasta hoy he ido plasmando este homenaje, por demás modesto, a aquellos personajes que de un modo u otro contribuyeron a la consolidación del que hoy es uno de nuestros más importantes capitales culturales, un género musical y un sentimiento que constituye una de las tarjetas de presentación del país en el mundo.
Es posible desde ya que existan errores en la información contenida en las biografías, como asimismo que existan injustas omisiones de algunos nombres que hicieron sobrados méritos para ser incluidos en el libro.
Desde ya, tales errores y omisiones son de mi absoluta responsabilidad, aunque quiero aclarar que en el caso de estas últimas, los que no están no es ni olvido ni falta de reconocimiento, sino la necesidad de dar un corte a mi trabajo, esperando más adelante poder agregar algunas biografías más. Soy conciente en tal sentido que para que este trabajo pueda considerarse como medianamente completo deberían agregarse como mínimo unos cien personajes más.
Comenzarán a partir de ahora a desfilar en estas páginas trescientos seis personajes de nuestro tango. Sus