El Hermafrodita dormido. Fernando González
tienen ningún secreto. Desde la más tierna infancia sus pechos caen a la altura de las costillas falsas. Observa las artistas de cine y de teatro. Todo se les cayó desde la más tierna infancia. Un secreto que las muchachas prometen y no cumplen, es el amor.
Francia tiene pocas barreras y se llama el país de la mesura. La moral son linderos que crean el pecado y, por consiguiente, el misterio, el amor, la picardía, la gracia. Ésta consiste en la agilidad con que el hombre se mece en la barrera que separa el bien del pecado, sin dejarse ir; es un asomarse a lo prohibido.
El arte es también un cerco de leyes, y el amor, summum de todo, nace de la moral.
Aquí piden cien francos por una cosa que no puedo decir y cincuenta por otra que tampoco puedo decir: voilà l’amour!
En Francia no hay barreras. Nada es bueno, nada es malo; nada es verdad, nada es mentira. Entonces ¿por qué existe aún Francia? Por el franco. El franco y el sueldo son el límite del francés. ¡Es mucho amor por el dinero, mucha economía, mucha hambre! Ahora comen más y están enojados con los yanquis que vinieron a la guerra, porque les enseñaron a bañarse y a comer bien. El franco es como la atmósfera que pesa sobre nosotros y nos evita reventar. El franco limita al francés y lo hace una nacionalidad que no perecerá; es la explicación de sus triunfos y de sus cualidades”.
La sensualidad de Lucas es la continencia, un fenómeno español y suramericano. Efectivamente, el misticismo español es sensualidad contenida. La noción de honor femenino es de España y Suramérica. Mirar tras las celosías, atisbar, rumiar las promesas de unos ojos. Mientras que Francia es un país satisfecho en amor. No hay francés que no esté ahíto. Creo que en estas cortas frases queda explicado el malentendu de Ochoa y las mujeres únicas. En Francia no gustan de las ilusiones, y a uno como Lucas, le dicen: espèce d’idiot…
VIII
Muy naturales parecerán estos datos biográficos a los lectores de Mi Simón Bolívar, libro en el cual comencé la historia de Lucas Ochoa. Recordarán muy bien que es asimétrico; que estuvo hemipléjico durante el año 1928.
Pues los paroxismos le volvieron hace poco. En su correspondencia y notas está descrita esta crisis:
“… Grandes y buenas noticias le tengo acerca de mi salud. Resultado del examen del líquido cefalorraquídeo, negativo. Hay, eso sí, 0,80 de albúmina, y lo normal es 0,20 a 0,40. El Doctor Aymés le envió el resultado a Berenguela, junto con una boleta en que dice que es relativamente satisfactorio, y que fuera donde el Dr. Sedán para estudiar el fondo del ojo. En la tarjeta que envió para éste, se lee: ‘Ochoa Lucas. — Crisis comiciales muy raras. Albúmina citológica en el líquido’.
El Dr. Sedán dijo: ‘Usted puede estar contento, señor Lucas, nada de sífilis, nada de tumor; reflejos normales, pupilas iguales y astigmático’.
Parece que sea la misma enfermedad de Mahoma”.
En carta de 2 de junio se lee:
“Ayer salí de aquel hospital ‘San José’, donde pasaron cinco de mis días, felices. ¡Qué silencio, qué manos y qué almas! Es suave el catolicismo para con sus buenos siervos, como yo. Las Hermanitas de la Presentación son las únicas mujeres que me gustan.
Las noticias que le puedo dar es que no hay tumor. La radiografía es normal. La leyenda dice: ‘Cráneo soberbio. Ninguna anomalía, salvo un enorme seno frontal derecho’.
Mi vecino de cuarto era el abate Peracca, enfermo del corazón por la gordura. Se paseaba en calzoncillos a medio muslo, redactando el testamento, y a las doce gritaba que si no le daban almuerzo se iría para el restaurante.
También había un paralítico que ya no movía ni la cola y que gritaba al ver a su mujer: ¡Maguí…! ¡Maguííí!! (se llama María). Cuando la hermanita le daba el café con leche, exclamaba a cada sorbo: O que c’st bon! O que c’est bon!
Al abate Peracca lo cogieron las hermanas un día robando pan en la cocina, vestido de calzoncillos y una capita. Queda dicho que Peracca es italiano. ¡Aprenda a deducir!”.
Si el lector entrara ahora a la casa de nuestro hombre, lo más probable sería que lo encontrara con un frasco de Kalmidor en una mano; acaba de beber una cucharada y mira para el cielo. Vive de Kalmidor y píldoras azigol. En el frasco de éstas se lee: “Supresión de los bromuros. Para todos los estados nerviosos. Alejamiento progresivo de las crisis”.
Legumbres y legumbres. Pero también está entusiasmado con unas gotas de sales radioactivas.
Resumiendo su vida aparente: enterrar papelitos con promesas y juramentos. Mirar para el cielo. Tomar calmantes. Caminado lento unas veces, rápido, otras. Períodos en que emite juicios acerca de todo y épocas de mutismo. Encerrarse durante días en su cuarto, para llamar a Dios.
IX
La esencia actual de la filosofía de Lucas es que la emisión de juicios hace parte de lo que llama excremento pasional. Lucha contra su persona, beber, fumar, cohabitar, amar, odiar, reaccionar, emitir juicios.
El juicio no hace parte del espíritu, sino de la persona. Toda proposición es reacción. “Italia es hermosa”; en esta proposición hay una reacción. “La tierra es grande”; “Dios es infinito”, etc., etc.
Hasta hoy se había considerado a la razón como facultad espiritual. Ochoa sostiene que hace parte de la apariencia. Dice que arte y ciencia son apariencias, pues no hay sino un verbo sustantivo: SER. No se puede concebir nada existente fuera del Dios escondido.
Sea lo que fuere de toda esta metafísica, lo cierto del caso es que nada mejor que emitir juicios en el café, mientras se fuman los cigarrillos. Y ninguno hace estas cosas con el deleite de Lucas Ochoa, sólo que la metafísica lo pervirtió… O quizá goce tanto por eso mismo, porque lo considera pecado.
“Vas a publicar todos mis excrementos pasionales”. Eso me repite acerca de este libro sobre Italia y sobre muchas cosas, que he arreglado con sus apuntes, correspondencia y conversaciones.
Lo he titulado El Hermafrodita dormido, pues me parece que las páginas acerca de esta obra griega merecen darle el nombre a todo el libro. Es una serie de juicios acerca de Italia. Mussolini, por medio de su policía, llegó a leer algunos de tales apuntes y arrojó a nuestro filósofo de su península. Fue incapaz de comprender.
El epílogo contendrá algunas notas de Ochoa, necesarias para conocer los juicios que ha emitido acerca de las otras naciones y de los sucesos de Colombia. Pero mejor será no decir nada de ésta, porque es mi madre.
GÉNOVA, 12 DE MARZO DE 1932.
GÉNOVA es ciudad bonita, mucho; original, porque no es plana. Tiene algo de Manizales. Es, con Venecia, la que posee más carácter. Los genoveses son comerciantes y nada más. Es la tierra del ambicioso Colón. Conociéndola, nos explicamos los motivos que lo indujeron a ir en tres cáscaras hasta Guanhaní: comerciar, comprar y vender; oro para comprar el cielo.
Italia está muy organizada; reduce cada día sus importaciones y aumenta las exportaciones. Los impuestos aduaneros son enormes, por ejemplo, para el café. Produce bananos en La Somalia y otras posesiones africanas y prohibió la importación de ellos. Está cerrada para nosotros.
Hay un nacionalismo terrible, lo mismo que en toda Europa. Nosotros somos hospitalarios hasta la bobada. Un pequeño ejemplo es nuestra ley sobre visa de pasaportes, que está basada en la reciprocidad; gratis a italianos y suizos, porque así lo hacen