La articulación etnográfica. Rosana Guber
(Chapman, 1958). También hizo trabajo de campo entre los pueblos lenca y jicaque de Honduras, que la llevó a hacer diversas contribuciones a la etnografía, pues no se conocía prácticamente nada de ambos pueblos. Con sus datos históricos estudió los puertos de intercambio en Mesoamérica, lo cual constituyó parte de una original investigación dirigida por Karl Polanyi en la Universidad de Columbia, Nueva York, para fundar la propuesta sustantivista en la antropología económica (Polanyi, Arensberg y Pearson, 1957). Finalmente, se dirigió a los confines del continente americano e hizo trabajo de campo con los últimos onas de Tierra del Fuego, con cuyos datos reconstruyó la historia y la cultura de los pueblos fueguinos, y su dramática extinción (Chapman, 1967, 1982).
En cambio, Fernando Cámara Barbachano, Calixta Guiteras Holmes y Ricardo Pozas Arciniega se abocaron a la etnografía. Cámara era un joven yucateco que hizo trabajo de campo en Zinacantán, en Mitontik y en Tenejapa. Su tesis comparaba los sistemas de cargos en Tenejapa y Oxchuc, dos comunidades tzeltales (Cámara, 1966). Luego de su graduación viajó a Sudamérica con financiamiento de la Fundación Rockefeller, para realizar estancias en Colombia, Perú y Ecuador durante dos años. Posteriormente obtuvo una beca para seguir sus estudios en la Universidad de Chicago. De regreso a México, se instaló en la ENAH como profesor y como secretario académico, desde donde impulsó diversas investigaciones, como la de un grupo de sus alumnos en los Altos de Chiapas, en 1958. Su mayor contribución a la etnografía fue el ensayo sobre los sistemas de cargos en Mesoamérica, que presentó en 1949 en el Seminario de la fundación Viking (posteriormente Wenner-Gren Foundation) que Sol Tax organizó en Nueva York (Cámara, 1952).
Ricardo Pozas Arciniega era un comprometido maestro rural, originario de Amealco, Querétaro, que ingresó a la ENAH con el ánimo de contribuir a la transformación revolucionaria del país; militante comunista, participó en diversas organizaciones políticas bajo el aliento del nacionalismo revolucionario del presidente Lázaro Cárdenas; no fue, por lo tanto, casual que hubiera elegido estudiar una temática económica en una comunidad tzotzil, San Juan Chamula. Con la rígida metodología funcionalista enseñada por Tax, y con el rigor que imponía para el trabajo de campo, Pozas no encontró un espacio para su ánimo rebelde. En nombre de la objetividad despersonalizaba a sus entrevistados o a quienes refería en su investigación etnográfica, consignando de sus nombres sólo sus iniciales. Su monografía sobre Chamula fue una de las primeras que se publicaron sobre los pueblos mayenses de los Altos de Chiapas (Pozas, 1959). Sin embargo, canalizó su visión crítica en una historia de vida que realizó de uno de sus amigos chamulas, Juan Pérez Jolote, un testimonio dramático que revela la pobreza, la explotación y la discriminación a que eran sometidos los indios. Una vez en la ciudad de México, Pozas buscó la colaboración de Alberto Beltrán, un notable dibujante y grabador del Taller de la Gráfica Popular, con quien compartía sus concepciones políticas, para ilustrar su documento etnográfico. Con Beltrán regresó a Chamula para recoger algunos datos faltantes, pero también para que aquel hiciera sus primeros bocetos. La historia de vida y los espléndidos grabados de Beltrán fueron publicados en la editorial de los estudiantes de la ENAH (1948). Sin embargo, poco después este documento fue publicado por el Fondo de Cultura Económica en su colección “Letras mexicanas”, como “novela indigenista”, con lo que Pozas adquirió la condición de celebridad literaria (y, por cierto, neutralizó el carácter contestatario de su denuncia).
Pozas se incorporó pronto al grupo de antropólogos que diseñaban la política indigenista bajo la dirección de Alfonso Caso. Así, el primer centro coordinador indigenista se estableció en la ciudad que fungía como centro regional de los Altos de Chiapas, San Cristóbal de Las Casas. La localidad contaba con el antecedente de los trabajos de los alumnos de Tax y de otras investigaciones del cuerpo de antropólogos del Instituto Nacional Indigenista (INI) integrado, entre otros, por Julio de la Fuente, Gonzalo Aguirre Beltrán y el propio Pozas. Este centro coordinador se convirtió en el modelo de otros subsiguientes en otras regiones interculturales. Su director fue Aguirre Beltrán, el más importante teórico del indigenismo mexicano. Su segundo director fue Ricardo Pozas, quien luego dirigiría el flamante centro fundado en la región mazateca, en Oaxaca. Sin embargo, tras algunos desentendimientos entre Pozas con Caso y Aguirre Beltrán, dejó el INI y se instaló en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, donde realizó una intensa actividad docente. Fue en esta institución donde escribió una propuesta teórica que dio inicio a las discusiones de la antropología marxista en la antropología mexicana de los años 70 (Pozas, 1971).
Calixta Guiteras Holmes nació en Filadelfia, Estados Unidos, en 1906, hija de padre cubano y madre estadounidense. Se trasladó a Cuba con toda su familia cuando tenía diez años; estudió en la Universidad de La Habana donde obtuvo el doctorado en derecho y, junto a su hermano Antonio, participó activamente en el movimiento revolucionario que derrocó al dictador Gerardo Machado. Durante esta lucha Calixta fue encarcelada en varias ocasiones. Posteriormente, en la integración del nuevo gobierno su hermano ocupó un ministerio, pero poco después fue asesinado por órdenes de Fulgencio Batista. Calixta viajó entonces exiliada a México, junto con su marido Alberto Ruz. Posteriormente ambos se inscribieron en el Departamento de Antropología del Instituto Politécnico Nacional, que a partir de 1940 se convirtió en la Escuela Nacional de Antropología. Cuando regresó a Chiapas en 1944, en la investigación que dirigía Sol Tax, decidió dedicarse al estudio de las relaciones de parentesco, tema clásico del funcionalismo, y pronto publicó sus hallazgos de Cancuc y Chalchihuitán, comunidades tzeltal y tzotzil respectivamente (Guiteras, 1947, 1951). Participó también, junto con Cámara, en el Seminario de la Viking Foundation, donde presentó una ponencia sobre los sistemas de parentesco en Mesoamérica (Guiteras, 1952).
Cuando Robert Redfield, de la Universidad de Chicago, descubrió el trabajo de Marcelo Griaule, antropólogo francés que había hecho investigaciones en el pueblo dogón en lo que hoy es Malí, África, se propuso buscar a los pensadores de los pueblos mesoamericanos. Para ello se planteó un proyecto de investigación en el que participarían tres jóvenes antropólogos. Redfield le solicitó a Tax que le sugiriera un estudiante para llevar a cabo su propuesta en los Altos de Chiapas; Tax no dudó en recomendar a Calixta Guiteras. Así, a fines de 1952, Redfield le escribió una carta de invitación a “Cali” para hacer una investigación etnográfica entre los tzeltales de Cancuc sobre su visión del mundo. Sin embargo, Calixta no logró instalarse en esta comunidad y optó por otra tzotzil, San Pedro Chenalhó, donde había conocido a varias personas durante la temporada de campo de 1944. Una de ellas era Manuel Arias Sojom, autoridad tradicional y maestro rural, quien se convertiría en el personaje central de su larga investigación, y que culminaría en una obra clásica de la etnografía mesoamericanista, Perils of the Soul (Los peligros del alma, Guiteras, 1961).
Finalmente, Alfonso Villa Rojas, otro de los protagonistas, tuvo un papel fundamental en toda esta historia. Cuando llegaron los alumnos de la ENAH a los Altos de Chiapas en 1942, Villa Rojas estaba ya instalado en un paraje de la comunidad de Oxchuc para realizar una investigación etnográfica. Con una larga experiencia profesional y como investigador de la Carnegie Institution, igual que Tax, no dudó en apoyar el trabajo de campo de estos jóvenes estudiantes; más aún, Villa se convirtió en una figura clave en el futuro profesional de ellos.
Villa Rojas era un maestro yucateco que tenía a su cargo la escuela de Chan Kom, una población maya recientemente formada y cercana a la zona arqueológica de Chichén Itzá, donde estaban las instalaciones del gran proyecto arqueológico dirigido por Sylvanus Morley. Cuando llegó Redfield en 1930 para desarrollar un proyecto de investigación etnográfica, conoció a Villa Rojas. De su buena y cooperativa relación, Redfield y Villa Rojas eligieron Chan Kom como primera comunidad para hacer trabajo de campo. En este proceso de trabajo Villa Rojas aprendió la metodología etnográfica bajo la mirada cercana y atenta de Redfield. Sus notas de campo fueron publicadas como apéndice en la obra resultante (Redfield y Villa Rojas, 1934). Pero el interés de este proyecto abarcaba a otras poblaciones, principalmente la de los mayas rebeldes cercados en el territorio de Quintana Roo por el ejército mexicano. Conocidos como los macehualoob o cruzoob, estos rebeldes estaban en una situación estratégica frente al mar Caribe y en colindancia con la Honduras británica, por entonces una colonia del Reino Unido –hoy nación independiente–