Momentos estelares de la NFL. Victor Hasbani Kermanchahi

Momentos estelares de la NFL - Victor Hasbani Kermanchahi


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Rhode Island, se disputó el primer duelo nocturno. Aquel día se decidió pintar el balón de blanco para que los protagonistas pudiesen verlo más claramente. Hablamos de una época en que los jugadores todavía no utilizaban cascos de plástico, sino unas protecciones de piel similares a las que hoy en día emplean algunos jugadores de rugby. No fue hasta 1943 que la NFL obligó a los jugadores a utilizar casco. El primer equipo en utilizar cascos de plástico con su propio logo fueron los Rams en 19484.

      Los Packers fueron, tras los Canton Bulldogs, el segundo gran combinado de la historia. Los de Green Bay, entrenados por Curly Lambeau, uno de los dos fundadores del legendario equipo del estado de Wisconsin, lograron el campeonato en 1929, 1930 y 1931. El reinado acabó en 1932 cuando por primera vez hubo un empate a final de temporada entre los Chicago Bears y los Portsmouth Spartans y se tomó la decisión de instaurar un partido de desempate. Debido al mal tiempo, se armó dentro del Chicago Stadium una cancha de 80 yardas (60 de emparrillado más 10 yardas en las dos áreas de touchdown). Una expectante multitud asistió al triunfo de los Bears sobre los Spartans, que pronto se convertirían en los Detroit Lions5.

      Es imposible relatar estos primeros años de NFL sin hablar de la historia del país. También la más cruda. La segregación racial dejó huella también en el fútbol americano. Si bien en la primera década de competición algunas plantillas contaron con jugadores blancos y negros, debido a un acuerdo no escrito entre los dueños de las franquicias, a partir de 1933 la NFL decidió prohibir el concurso de jugadores de raza negra, que solo fueron readmitidos después de la Segunda Guerra Mundial6.

      Mientras en Europa ya habían empezado los horrores de la guerra, en otoño de 1939 fue retransmitido el primer partido por televisión. La NBC se encargó de emitir un Brooklyn Dodgers7-Philadelphia Eagles para la región de Nueva York. Se calcula que unos 500 aparatos recibieron la histórica señal del encuentro, que fue proyectado también en un pabellón de la Feria Mundial de Nueva York. No fue hasta 1951 cuando todo el país pudo disfrutar de una final de Campeonato. En aquella ocasión, los Rams de Los Angeles derrotaron a los Cleveland Browns8 24 a 17 en un Memorial Coliseum abarrotado9.

      En 1960 nació la American Football League, con ocho equipos. Fue en un principio una especie de hermana menor de la NFL hasta que las dos ligas se fusionaron en 1970. A partir de ese año, la NFL incorporó los combinados de la AFL y se crearon dos conferencias, la Americana y la Nacional, con un total de 26 franquicias. Actualmente cada conferencia tiene 16 equipos organizados en cuatro divisiones de cuatro conjuntos. Se clasifican para playoffs los cuatro ganadores de división más dos wild card. Los dos ganadores de división con mejor récord pasan directamente a segunda ronda, donde reciben en casa a los ganadores de los encuentros entre los wild card y los ganadores de división con peor récord (estos últimos anfitriones en dicho encuentro). Los dos supervivientes disputan las finales de Conferencia, que siempre se juegan en el estadio del equipo con mejor balance de victorias y derrotas. Finalmente, los dos ganadores de las finales de Conferencia disputan la Super Bowl, el mayor espectáculo deportivo del mundo, en terreno neutral10.

      Los relativamente pocos encuentros que se disputan cada temporada hace que casi todos los recintos estén llenos a rebosar y que el ritual de los días de partido adopte un aire casi místico. Asistir a un partido de la NFL es como presenciar un culto pagano. Uno percibe la sensación de que toda la ciudad, o a veces todo el estado, peregrina hacia el estadio. Los aficionados suelen llegar horas antes del arranque de la contienda. En los aparcamientos, los fans abren el maletero y lo utilizan para colocar las bebidas y la carne que asarán al lado del vehículo. Las llamadas «tailgate parties» forman parte de la liturgia del fútbol.

      Si bien el béisbol está considerado el pasatiempo favorito de los estadounidenses y la NBA vive años gloriosos, el fútbol americano es indiscutiblemente el deporte rey en la tierra del Tío Sam. La historia de la NFL, rica en anécdotas, dinastías, personajes carismáticos, remontadas improbables y recepciones cruciales, es una fuente inagotable de historias inolvidables. En esta obra rememoramos catorce de los mejores momentos de la liga americana de fútbol. Agárrense. El show está a punto de empezar.

      VICTOR HASBANI

      Barcelona, 11 de octubre de 2020

      ES EL ÚLTIMO DÍA DE 1967, domingo, 7 de la mañana. La llamada-despertador restalla como un rayo agrio y metálico en cada una de las estancias que ocupa el grupo de hombres más corpulentos que jamás haya albergado este motel con forma de herradura en Appleton11, Wisconsin, a unos 50 kilómetros al suroeste del Lambeau Field de Green Bay. Según lo acordado, la recepcionista contacta en servicio despertador con las habitaciones de los Dallas Cowboys, aquí concentrados para el partido de Campeonato de la NFL de 1967 que les enfrentará a los Packers de Vince Lombardi. El encuentro no solo reedita la épica final del año anterior, sino que podría entronar a los de Green Bay como la primera franquicia en la historia de la NFL12 capaz de ganar tres campeonatos seguidos. Dallas, por su parte, busca resarcir su honor con una suculenta victoria en campo contrario, simétrica a la infligida sobre ellos en su estadio, el mítico Cotton Bowl, en 1966.

      Como complemento informativo al servicio despertador, la recepcionista aporta a los texanos el dato meteorológico del momento: ¡estamos a 26 grados bajo cero! La entrada de un terrible frente ártico y su ventisca en tránsito a través del estado desde la medianoche ha hecho descender la temperatura ambiental en unos 20 grados, siendo este el primero de los siete días consecutivos de temperaturas gélidas que acabará consolidándose como una de las peores olas de frío registradas en la región. El parte meteorológico advierte: las rachas de viento promedian unos 24 kilómetros hora, generando una sensación térmica cercana a los 40 grados bajo cero. Es un infierno de hielo y la razón que tiene a la mayoría de los Cowboys apostados a sus ventanas mirando al exterior y mirándose entre sí de ventana a ventana. El linebacker de Dallas Lee Roy Jordan recordará más tarde: «Fui directo a la ventana porque quería ver cómo pintaba eso de estar a 26 grados bajo cero». Pintaba horriblemente gélido. Pintaba a riesgo.

      La hora oficial para el arranque del partido es la 1 del mediodía. Al mismo infierno glacial que los Cowboys despiertan los locales, los Green Bay Packers. Saliendo desde sus propias residencias, muchos tienen que buscar alternativas de transporte al resultarles imposible arrancar sus vehículos privados. Se cuenta que el linebacker David Robinson tuvo que parar a un motorista y pedirle que le acercara al estadio. Por suerte, todos llegan a tiempo.

      Las gradas del Lambeau Field están abarrotadas: 50.861 espectadores equipados para una expedición al círculo polar ártico, dispuestos a disfrutar de un gran encuentro de fútbol americano. Es célebre más allá de las fronteras de la NFL la entrega absoluta de los seguidores de los Packers, sus gorras en forma de queso, las calles vacías en día de partido. Hoy no falta nada de eso, a pesar de la temperatura. La multitud vitorea a sus ídolos y muchos buscan calentarse con una botella de whisky. Ante el frío atroz, los árbitros han tenido que comprar equipaciones profesionales para protegerse mejor. Establecen las crónicas y estudios posteriores que la sensación térmica a la hora del encuentro era de 44 grados bajo cero.

      Por la banda del Lambeau Field, un hombre robusto, que luce unas gafas de montura redonda correctoras de su fuerte miopía, avanza con paso firme, las manos escondidas en los bolsillos de su inseparable gabardina, hacia los banquillos. Ostenta una actitud tranquila y esboza en su rostro cuadrado una amplia sonrisa. Es Vince Lombardi, en busca de su muesca en la inmortalidad. Tras él, desfila su grupo de hombres, los Green Bay Packers, conformando una espesa nube de vapor exhalado en este ambiente glacial.

      Nacido en Brooklyn en 1913 en el seno de una familia proveniente del sur de Italia, Vincent Thomas Lombardi creció amparado por una arraigada tradición católica que forjaría su carácter e incidiría en su ángulo deportivo posterior. En 1932 empezó a cimentar su experiencia en las posiciones de fullback y linebacker en el instituto Saint Francis, dos roles que le permitieron conocer tanto el arte del ataque como el de la defensa. En su única temporada en Saint Francis, Lombardi y sus compañeros ganaron cinco de los seis encuentros disputados, aunque la verdadera lección la aprendió en aquella única derrota contra Erasmus Hall: conoció el orgullo de perder contra mejores jugadores. Su desempeño en


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