La fee triunfante en quatro autos: Celebrados en Mallorca por el Santo Oficio de la Inquisición. Garau Francisco

La fee triunfante en quatro autos: Celebrados en Mallorca por el Santo Oficio de la Inquisición - Garau Francisco


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MUY ILUSTRE SEÑOR DON DIEGO

       José de Liñan y Muñoz, Colegial que fue en el

       Colegio Mayor de San Salvador de Oviedo, en

       la Universidad de Salamanca, del Consejo de su

       Majestad, Juez de Corte, y hoy Regente en la

       Real Audiencia del Reino de Mallorca.

      Apenas llegó a mis manos para el permiso de imprimirse este papel de la Fe Triunfante, cuando gustoso en el principio de las bien traídas noticias de su introducción, me fuí cebando de manera que sin advertir encontré con el fin. Mucho va como dice el Autor de lo vivo a lo pintado, pero en este papel tendrán los ausentes nada que envidiar a lo que asistimos a la función, y todos tendremos que deberle y que aprender en lo curioso de la erudición, en lo limado del estilo, en lo poderoso de la moralidad, en lo puntal de la narración, en lo sútil del concepto y en lo comprensivo de la reflexión con que su autor adorna, hermosea y suaviza lo horroroso del asunto. Esto (y no hallarse en él cosa que se oponga a las Regalías de Su Majestad, que Dios guarde) me precisa no solo a permitir (por lo que a mí toca) sino a suplicar la aceleración de la prensa, y aunque mi aficionada inclinación a las inimitables prendas de quien con tanto acierto ha escrito este papel hace sospechoso mi sentir el más cierto, y calificado abono, lo aseguro en el nombre de su Autor. Así lo entiendo. De este Castillo Real de Mallorca, Agosto 13, 1691.

      Liñan y Muñoz Regens.

      A LOS MUY ILUSTRES MAGNIFICOS

       SEÑORES JURADOS DE LA CIUDAD, Y REINO DE

       MALLORCA

       D. Agustín Gual y Suñer, Juan Morro y Pastor, Pedro

       Jorge Armengol y Arnau, Ciudadanos militares;

       Jaime Fe Notario: Juan Artigas, mercaderes:

       Juan Antonio Mateu Cirujano,

       Jurados Padres de la Patria.

      Queriendo salir la Fe de Triunfo, no sé yo como pueda negarle sus victoriosas insignias la más Católica Palma, ni dejarlas ella de admitir para su exaltación con aprecio y con aplauso. Triunfó hasta cuarta vez en cuatro meses este año, como vimos, su siempre ileso candor, a beneficios del Olivo y la Espada, blasones que apoyan la Cruz del Santo Oficio, logrando aquél en los reconciliados, la piedad; y ésta en los relapsos, o protervos, la Justicia. Pero triunfos de tan excelsa grandeza campo mayor piden que el de un Reino, y solo les puede ser teatro capaz todo el orbe. Queriendo pues yo servir en esto a sus glorias para que no se ignoren sus triunfos donde se inciensa a sus aras, tomé la pluma y delineé con mi tinta un tosco diseño de los cuatro autos; que como aquí hicieron gloriosamente cuadrados sus triunfos, así, como las cuatro ruedas, o misteriosas pías del Carro Triunfante de Ezequiel, lleven sus victorias donde el Espíritu las impela; mas con advertencia precisa que aunque vayan a esparcir las glorias donde quiera, siempre las han de volver al puesto de donde salen: Ibant, & revertebantur (Ezech. I. 13). Y para que nada falte a la idea, tampoco faltó allí la mano de un hombre que tomaba la pluma, o la regía: Et manus hominis sub pennis ejus. ibi. Bien sé lo mucho que va de lo vivo a lo pintado, y más cuando está tan muerto el pincel, como mi pluma; pero aun por eso pido a V. S. aquella Palma que siempre en sus Escudos y Armas invencible se levanta, para que así deba la Fe a este Catolicísimo Reino, como dentro sus muros los triunfos, fuera de sus confines, la Palma. Ni dudo que ha de hallarse la Fe con nuevas glorias bajo la Palma de Mallorca, y ufana la misma Palma ha de coronar sus triunfos. Fué la gran Débora figura de la Fe, siempre invicta; mas para salir no tanto a pelear como a vencer, de la palma quiso coronarse primero: Et sedebat sub Palma (Indic. 4. 5.) y allí, y así se armó para triunfar. Nació la Palma verdaderamente para triunfos, y sé yo que la de este Reino nunca se hallará más ufana y más al católico impulso de la piedad de V. S. que sirviendo de Palma a la Fe. Esto suplica a V. S. Muy Ilustre la humildad de un forastero, que a beneficio de honras y favores no merecidos, se reconoce gustoso con obligación de paisano. Así puede afianzarse que dedicando sus verdores dorados a la Fe la Palma, agradecida la Fe para perpetuar sus propios trofeos eternizará la Palma en sus glorias con los felicísimos aciertos del gobierno de V. S. para las prosperidades en ambas líneas que el Reino y todos esperamos, y hemos de menester.

      B. L. M. de V. S.

      Su más obligado Capellán, y Servidor

      Francisco Garau de la Compañía

       de JESUS.

decoración

      AL LECTOR

      El Cielo sabe que nunca fue de mi genio mojar en hieles la pluma para escribir amarguras, ni menos hacerla cincel en bronce para eternizar infamias. Pues qué me ha obligado a escribir este papel? El celo del bien de algunos, que puede ser se interese en la perpetua memoria del suceso. Preservar del mal es un beneficio de monta, y tiene mucho de preservativo un escarmiento. La soga del ahorcado, decía David, ata de pies y manos al tentado en la tentación más urgente, para no torcer de la ley: Funes peccatorum circumplexi sunt me & legem tuam non sum oblitus. (Psalm. 118.)

      Pues porque no esperaremos también que las memorias del brasero, que consumió relapsias de judaismo han de deshacer en humo las tentaciones todas contra la Fe? Vicios hay tan feamente abominables que basta mirar su horrible cara en sus efectos, para que les aborrezca la inclinación más proclive. Deseo pues hacer del veneno preservativa triaca, y que vivan en la pintura las llamas para que no hayan de avivar incendios otra vez. Este es mi fin: el cielo lo logre como se lo suplico, y lo puede.

      Si notases alguna desigualdad en el estilo, piensa que la naturaleza no gasta tantos primores como en la rosa, en la espina. De todo hay, y de todo ha de haber. Y algo se ha de dar a la prisa y a la sazón en que se ha escrito, casi en medio del susto de un injustamente amenazado bombeo de que nos ha librado por su misericordia Dios, a quien sea la gloria de todo, y quien te guarde.

      PARECER DEL Iltre. Sr. D. DIEGO

       Jerónimo Costa Catredático de Sexto, que

       fue en la Universidad de Huesca, Colegial en

       el Colegio de Santa Orosia, Auditor

       General del Reino de Cerdeña: Abogado

       Fiscal, y Patrimonial en la Real

       Audiencia de Mallorca

      Para alabar, y engrandecer Ciro, hermano de Artaxerjes lo frondoso, y copado de unas alamedas, o arrayanes, que hermoseaban sus pensiles, solo dijo: manu mea sunt satæ[G]. No necesita de otro encomio, alabanza o ponderación esta narración histórica (en su modo trágica) de la Fe Triunfante, en los cuatro autos de ella, celebrados en Mallorca, que publicar el nombre de su Autor, cuya erudición y doctrina afianzan asegurar, lo expositivo y escolástico, sobre el primoroso esmalte de las repetidas obras que ha publicado suyas la prensa, para luz y aprovechamiento del terrestre globo. Enlaza lo pasado y lo presente con tal vínculo que forma una como indisoluble unión, y en la narrativa de la ejecución (como testigo de vista y operario que fue en la conversión de los relapsos, no sin mucho fruto) explica con llaneza y sin afectación, los sucesos, vistiendo y hermoseando con variedad de Textos Sagrados y Escritores el jardín de su narrativa, con que puede decir con Ciro, sin algún horror, Manu mea sunt satæ. Debe el Reino abrazar con sumo aprecio este desvelo, pues sin él a vista de tantos autos de Fe, y tan crecido número de Reos y relajados, tuvieron motivo las naciones extranjeras para mancillar con la mancha de la perfidia judaica los habitantes del que sumamente la aborrecen, como lo ha mostrado la experiencia (aunque sin fruto para el desengaño) en los antiguos y modernos siglos. Pero no me causó novedad habiendo leido a Pedro Gregorio Tolosano[H] que los califica de pertinaces y obstinados en su error. Pertinax—dice—genus hominum in sua perfidia Iudeorum. Bien lo califican los repetidos ejemplares de sus persecuciones, pues ya Sisebuto, Rey de los Godos, les compelió con pena de muerte, a dejar su error y falsa secta y a seguir la ley de Cristo.[I] Fueron echados de Inglaterra, con público edicto por los años[J] 1295. En el de 1498, se desterraron de España por pertinaces, ciento veinte mil, según afirma Sabelico Pedro Gregorio.[K] El Rey Filipe de Francia, en el año 1182, sacó de ella a todos los judíos[L]


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