Introducción al Nuevo Testamento. Mark Allan Powell
(cap. 18)—sobre la vida de la iglesia, el perdón y la disciplina.
•El discurso escatológico (caps. 24-25)—sobre el fin de los tiempos, la segunda venida y el juicio final.
Los cinco discursos de Jesús son importantes, pero el Sermón del Monte recibe la mayor atención porque ofrece un compendio de las enseñanzas de Jesús que han sido sumamente influyentes. Allí es donde uno encuentra las Bienaventuranzas (5:3-12), la Regla de Oro (7:12), y el Padre Nuestro (6:9-13). Jesús insta a la gente a que «ponga la otra mejilla» y a que «lleve la carga dos kilómetros» (5:39, 41). Habla de los «lobos con piel de oveja» (7:15), de «servir a dos señores» (6:24), de hacer «tesoros en el cielo» (6:20) y de «lanzar perlas a los cerdos» (7:6). Estas y otras expresiones del Sermón del Monte se usan comúnmente incluso entre la gente que tiene poca o ninguna relación con el cristianismo.
El discipulado
La mayor parte de las enseñanzas de Jesús en el Evangelio de Mateo consiste de instrucciones en cuanto a cómo Dios quiere que la gente viva. Según Mateo, en el mundo después de la Pascua, una persona llega a ser discípula de Jesús al enseñársele a obedecer lo que Jesús ordenó (28:19-20). El Sermón del Monte, en particular, da un resumen de estos mandamientos de Jesús que deben enseñárseles a los discípulos (5:48), y semejante perfección se logra al guardar hasta el más pequeño de los mandamientos de Dios (5:18-19), en maneras que surgen de motivos sinceros (6:2-6, 16-18) y que reflejan la pureza interna, no solamente el cumplimiento externo (5:21-22, 27-28). En los círculos teológicos, mucho de la discusión de este sermón se enfoca en la pregunta de si es realista: ¿En realidad puede vivir así cualquier ser humano? Pero al autor del Evangelio de Mateo no le habría preocupado semejante pregunta. Para él, el punto es simplemente que Jesús ha descrito la ética del reino de Dios, y que quienes buscan el reino de Dios deben hacer todo lo posible para vivir de esta manera (6:33). En la medida que el reino se haya acercado (4:17), encontrarán algo de éxito, suficiente como para ser sal de la tierra y luz del mundo (5:13-16). Sin embargo, sus fracasos pueden ser recordatorios de que el reino todavía no está totalmente presente; ellos tienen que orar para que venga, a fin de que el gobierno de Dios en sus vidas pueda ser completo (6:7, 10). De esa manera, el Sermón del Monte presenta una ética en la que los cristianos deben vivir, esforzándose para vivir en el presente como están destinados a vivir en la eternidad (6:33).
Interpretación de las Escrituras
Según Mateo, es posible conocer las Escrituras en un sentido superficial, sin entenderlas verdaderamente. Hasta Satanás es capaz de citar las Escrituras, aunque con una intención perversa (4:6). Los líderes religiosos de Israel, de igual manera, poseen una comprensión académica de las Escrituras (2:3-6; 17:10; 19:7; 21:41-42), pero Jesús, repetidas veces los reprende por no conocer las Escrituras en un sentido más profundo (9:13; 12:3, 5, 7; 19:4; 21:16, 42; 22:29, 31, 43; 26:54). Lo importante es que la gente conozca la manera apropiada de interpretar las Escrituras. La atención de Mateo a este asunto es interesante para los eruditos bíblicos, porque el mismo Mateo no siempre interpreta las Escrituras de maneras que pasarían la prueba entre los expertos exegéticos de hoy día. Él cita versículos con poco interés en su contexto original, y a veces agrega o cambia palabras para sacar lo que cree que es el significado proyectado (véase, p. ej., 2:6, que se desarrolló de Mi. 5:2 y 2 S. 5:2, con las palabras «de ninguna manera» que Mateo le agregó a lo que los textos del Antiguo Testamento en realidad dicen). Para Mateo, la clave para interpretar las Escrituras está en el reconocimiento de que se cumplen en la vida y en las enseñanzas de Jesús (5:17). La revelación de Dios en Cristo arroja luz sobre las Escrituras y revela su verdadero significado y objetivo.
Atar y desatar
El Evangelio de Mateo muestra interés especial en ayudar a los seguidores de Jesús a abordar las preguntas del comportamiento moral. Por las otras fuentes sabemos que muchos asuntos de controversia surgieron en la iglesia primitiva. En particular, a medida que cada vez más gentiles adoptaron la fe, muchos cristianos llegaron a ver las leyes judías como arcaicas o irrelevantes. Sin embargo, en el Evangelio de Mateo, Jesús declara que todos los mandamientos de la Torá judía (incluso los secundarios) permanecerán en vigor «mientras existan el cielo y la tierra» (5:18). Eso parece lo suficientemente claro, pero entonces, en otra parte de Mateo, Jesús aparta ciertas regulaciones y afirma que los que insisten en su validez condenan al inocente (9:10-17; 12:1-7; 15:1-11). En un grupo de versículos que los eruditos llaman «las antítesis», repetidas veces él afirma su propio entendimiento de la voluntad de Dios, comparado con lo que la gente ha escuchado en la tradición judía (5:21-48). Entonces, ¿qué pasa? ¿Contradice él su propio principio?
antítesis: seis declaraciones de Jesús en Mateo 5:21-48 en las que declara su propia opinión de y en contra de lo que la gente «ha oído y dicho».
Es más probable que Mateo presente la enseñanza moral de Jesús como congruente con la práctica judía de «atar y desatar la ley». Los rabinos ataban la ley cuando determinaban que un mandamiento era aplicable a una situación particular, y desataban la ley cuando determinaban que una palabra de las Escrituras, aunque fuera válida eternamente, no era aplicable bajo ciertas circunstancias. Así, el Evangelio de Mateo muestra a Jesús efectuando pronunciamientos autoritativos en cuanto a la aplicabilidad de los mandamientos bíblicos. Él ata la ley que prohíbe el asesinato como aplicable a la ira y los insultos (5:21-23), y ata la ley que prohíbe el adulterio como aplicable a la lascivia (5:27-28). Sin embargo, en otra parte, él desata ciertas restricciones del día de reposo e indica que no se aplican cuando generan una carga irrazonable (12:5-8) o impiden que uno haga el bien (12:11-12). Los mandamientos en sí siguen siendo válidos, pero en ciertas circunstancias no se aplican.
Más específicamente, Mateo presenta a Jesús transmitiendo la autoridad a sus seguidores para hacer semejantes juicios: cualquier cosa que la iglesia ate en la tierra será atado en el cielo, y cualquier cosa que se desate en la tierra se desatará en el cielo (18:18). Su expectativa es que la iglesia ejerza esta autoridad con atención a los principios que Jesús articula en este Evangelio:
•Lealtad con cumplir las Escrituras, no con abolirlas (5:17-19).
•Compromiso de tratar a los demás «como quieren que ellos los traten a ustedes» (7:12).
•Reconocimiento de la preferencia divina por la misericordia por encima del sacrificio (9:13; 12:7).
•Rechazo a invalidar la palabra de Dios por la tradición humana (15:6).
•Priorización del amor a Dios y al prójimo (22:34-40).
•Atención a los «asuntos más importantes de la ley»: justicia, misericordia, fe (23:23).
Esos principios pueden dar ocasión a algo de discrepancia en la interpretación, pero Jesús indica que Dios responsabiliza a los creyentes por vivir de acuerdo a los juicios dictaminados por sus líderes autorizados (16:19) o por la comunidad como un todo (18:17-18).
Adoración y duda, fe y entendimiento
Mateo describe a los discípulos de Jesús como seguidores falibles que, a pesar de sus fracasos, están destinados a convertirse en apóstoles de la iglesia; en efecto, se sentarán en tronos y juzgarán a las tribus de Israel (19:28). El sobrenombre de Jesús para sus discípulos en este Evangelio es oligopistoi, «gente de poca fe» (6:30; 8:26; 14:31; 16:8; 17:20; se usa en otra parte solamente en Lucas 12:28). Ellos están llenos de dudas (14:31; 28:17) y miedo (8:24-26; 14:30; 17:6), y frecuentemente no logran satisfacer las altas expectativas que Jesús tiene para ellos (p. ej., 16:21-23; 17:14-17; 19:13-15). Aun así, Jesús indica que «poca fe» es todo lo que se requiere para que la gente logre lo que Dios espera de ellos (17:20). Además, las dudas y los temores de los discípulos están acompañados de adoración; en efecto, esos fenómenos